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Columna
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Una buena lección

Puede que no haya una crisis del mercado de deuda corporativa de los emergentes cuando los bancos centrales del mundo finalmente eleven sus políticas de tipos de interés. Pero esa no es la forma de apostar, según un capítulo del último Informe de Estabilidad Financiera Global del Fondo Monetario Internacional.

Los investigadores de la organización ha encontrado que las empresas han aprovechado al máximo los tipos de interés ultra-bajos de los años posteriores a la crisis en los mercados desarrollados. Entre 2008 y 2014, la proporción entre deuda corporativa y PIB en las economías emergentes se incrementó en 26 puntos porcentuales hasta el 74%. La proporción de endeudamiento a través de bonos, que son menos flexibles que los préstamos bancarios, casi se ha duplicado al 17%.

El escenario está listo para una crisis de deuda clásica. Cuando los tipos de interés en los mercados desarrollados aumentan, la carga de la deuda se vuelve más pesada y los fondos salen de los mercados emergentes, el PIB se estanca, las empresas quiebran y los bancos se ven en un aprieto.

Los autores básicamente dicen a las autoridades que se preparen adaptando la regulación bancaria para desalentar aún más la acumulación de deuda. También sugieren una reducción de la dependencia en la financiación de deuda a medio plazo. El capital riesgo es más flexible que la deuda y los problemas en los mercados de capitales no deberían hacer mucho daño a la economía en general.

La esperanza parece escasa: la deuda aún financia la mayor parte del crecimiento económico. Además, muchos de los mercados emergentes no están preparados para una cultura de capital riesgo, que exige unas empresas dignas de confianza por sus políticas de información y dividendos financieros. Desafortunadamente, es poco probable que la próxima crisis de la deuda de los mercados emergentes –cuando llegue–sea la última.

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