Cuando vender bienes a la UE no siempre es un camino de rosas
La parálisis de la demanda interna durante la crisis llevó a muchas empresas a mirar al exterior como el único asidero para mantener su actividad y su empleo. Todo ello llevó a que la base exportadora, formada en su gran mayoría por pymes, crecería con fuerza y alcanzara un máximo histórico en 2013, con 151.160 empresas. Posteriormente, y en paralelo a la recuperación del consumo, esa base ha descendido hasta las 110.882 en el acumulado hasta julio de 2015. Sin embargo, el número de empresas exportadoras regulares (las que lo hacen durante más de cuatro años consecutivos) ha crecido durante cuatro años consecutivos y ya llega a 45.482 (el 40% de las exportadoras).
Sin embargo, exportar no siempre es un camino de rosas. Dos cada tres euros que exportan las empresas españolas tiene como destino la UE, donde se supone que existe un mercado único sin problemas ni obstáculos comerciales. Nada más lejos de la realidad. Una de cada ocho empresas (el 12,5% del total) detecta problemas en sus relaciones con los socios europeos y una de cada once (el 9%) admite que tiene obstáculos en su relación. Es la principal conclusión de la decimotercera edición del informe Línea Abierta, que elaboran conjuntamente CEOE y la Secretaría de Estado de Comercio y cuyo principal objetivo es detectar problemas de las empresas españolas en su aventura exportadora. "Si todas las barreras, arancelarias como no arancelarias, se eliminaran, el PIB de la Unión Europea podría verse aumentado en 2,6 puntos", aseguró el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz. El PIB de los 28 países que componen la UE cerró 2014 en 14 billones de euros, puesto que ese porcentaje representa un importe de 364.000 millones de euros, equivalente a una tercera parte del PIB de España.
Alemania y Francia no admiten las normas técnicas de la maquinaria
Para la elaboración de este informe se ha consultado a 9.000 empresas, de la que 900 han sido analizadas. En total, 114 compañías han detectado algún problema, fundamentalmente en dos campos. El 40% de las quejas, tal y como detalló la secretaria general de CEOE, Ana Plaza, se refiere a la falta de armonización de normas técnicas, y el 33% al retraso en los pagos. En el primer caso, el sector de bienes de equipo, el más exportador de España, es el que acumula el 20% de las reclamaciones, fundamentalmente ligadas a normas técnicas de Francia y Alemania. La maquinaria que se exporta a esos dos países debe ser sometida a cambios porque la legislación nacional difiere de la española. Francia y Alemania exigen más estándares de seguridad para la maquinaria para la industria de la automoción o no aceptan las normas que utiliza España para las máquinas usadas para pasar la inspección técnica de vehículos. El sector de bebidas y transformados es otro que ejemplifica la lucha que tienen que mantener las empresas con la dispersión normativa en cada estado miembros. Si una compañía española quiere exportar jamón o queso a Reino Unido o Alemania, deberá contar con la certificación de seguridad alimentaria de cada país, ya que la española no está homologada. Si otra empresa opta por vender productos de bollería a Francia deberá pagar un sobrecoste si lo que comercializa lleva una determinada proporción de harina. Un tercer ejemplo le sucede a los productores de vino de las denominaciones de Toro o Ribera del Duero, que deben cambiar las etiquetas para incluir la figura de una mujer embarazada tachada. La gran mayoría de diferencias de normas y homologaciones se dan en Francia y Alemania.
El segundo gran problema que localiza el estudio es el retraso en los pagos, que afecta, según Plaza, a la liquidez de la compañía. Portugal e Italia son los países que peor se comportan a la hora de pagar a los proveedores españoles. Ambos países, junto a España, incumplen de forma flagrante la directiva comunitaria sobre plazos de pago, que establece que las administraciones públicas deben pagar en un plazo máximo de 30 días y que el sector privado debe hacerlo en 60.
Cataluña es la que más obstáculos detecta
Las empresas radicadas en Cataluña son las que más obstáculos detectan en su actividad comercial con la UE. En concreto, un 27,5% reconoce problemas para vender bienes y servicios. Un dato que fue contextualizado por el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, al desligarlo del proceso soberanista y al vincularlo al importante peso que tiene dentro de las cifras de comercio exterior. "Por su importante tejido industrial, Cataluña representa el 25% de las exportaciones españolas y entre Madrid y Cataluña acaparan más del 80% de los flujos de inversión directa a España. Unas cifras que, lejos de empeorar, han mejorado en el segundo trimestre, pese a las elecciones plebiscitarias previas a la independencia de Cataluña. "No hacemos valoraciones porque no le damos ninguna probabilidad a los escenarios más negativos", dijo.