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Thomas Robinson, presidente de la Asociación de Desarrollo de Escuelas Colegiadas de Negocios

“No todo el mundo vale para tener una empresa”

"Ha habido una auténtica explosión del espíritu empresarial entre los estudiantes” "La crisis ha provocado que mucha gente vuelva a estudiar para marcar la diferencia”

Juan Lázaro

Desde hace cuatro meses, Thomas Robinson (Miami, 1958) lidera la Asociación de Desarrollo de Escuelas Colegiadas de Negocios (AACSB, por sus siglas en inglés). Fue nombrado, el pasado mes de mayo, presidente y consejero delegado de dicha sociedad, una asociación que reune a más de 1.400 instituciones, entre entidades educativas, empresas y otras organizaciones de 87 países de todo el mundo.

Licenciado en Económicas por la Universidad de Pennsylvania y con un máster y un doctorado de la Weatherhead School of Management de la Universidad Case Western Reserve, fue director general de educación a nivel mundial en el Instituto CFA. Conoce a la perfección, por lo tanto, los entresijos del sistema educativo a nivel global.

Un gran potencial en Latinoamérica y África

Las diferencias entre todas las zonas son notables. Europa y Estados Unidos acumulan la mayor parte de estos centros. Para la Asociación, las escuelas son una parte fundamental del desarrollo de los países. “Hemos puesto en marcha un proyecto piloto enfocado a las escuelas de América Latina y África”, afirma Tim Mescon, vicepresidente y director general de Europa, Oriente Medio y África, que también estuvo presente durante la entrevista. “Hemos observado que hay mucho interés, sobre todo en África y Oriente. El número de estudiantes va a duplicarse en pocos años en estas zonas”, explica Robinson.

Todas estas iniciativas están enfocadas en ayudar al desarrollo de estas regiones, que aunque tienen gran potencial, muchas veces se ven lastradas por la escasez de profesores y de expertos y por la falta de proyectos bien estructurados.

Pregunta. En 2016, la Asociación celebrará su centenario, ¿cómo han ido evolucionando las escuelas de negocios?

Respuesta. Al comienzo el número de ellas era mucho menor, y la gran mayoría estaban orientadas a la teoría. Eran más académicas. Ahora son mucho más prácticas, sobre todo a nivel europeo y americano. Como es lógico, los tiempos actuales han obligado a modernizar los métodos y adaptarlos a la actualidad. Lo hemos notado, sobre todo, en el incremento de másteres orientados a las finanzas. Siempre tuvieron demanda, pero el incremento ha sido el más notable.

P. ¿Seguirá esta tendencia?

R. Sí, aunque a este auge se le unirán otras temáticas. La informática, la analítica de datos, el Big Data... Las empresas, ya sean grandes o pequeñas, necesitan moverse y procesar sus datos a gran velocidad. Las escuelas deben adaptarse a la situación y tesitura de cada momento.

P. También a la crisis, ¿ha afectado a las escuelas de negocios?

R. La crisis ha provocado que la competencia entre sectores y compañías se haya acentuado. Mucha gente, con el objetivo de formarse para mejorar y marcar la diferencia, ha decido volver a las escuelas para estudiar y crecer como profesionales. También ha provocado que muchos estudiantes quieran ser empresarios para trabajar y contribuir en los asuntos sociales. Por eso, en términos generales ha provocado un impacto positivo.

P. Entonces, ¿ha aumentado el espíritu empresarial? 

R. Absolutamente. Ha habido una auténtica explosión. Aún no son datos exactos, pero hemos observado que entre un 50% y un 70% de los estudiantes que cursan programas en las escuelas, creen que van a ser empresarios. Luego, no todos llegan a serlo, porque no todo el mundo vale para tener una empresa. No obstante, las escuelas sirven para que la gente sepa elegir qué oportunidades hay y cuál es su carrera o sector óptimo. Yo, por ejemplo, empecé a estudiar Medicina y acabé licenciado en Económicas.

P. ¿Son las escuelas de negocios una herramienta imprescindible para el ámbito directivo?

R. Sin ninguna duda. Los negocios son dinámicos y el nivel de conocimiento está cambiando constantemente, y a ritmos mucho más veloces que anteriormente. Y las escuelas son las entidades que mejor conocen los ritmos de esta variabilidad. Se puede tener una empresa sin pasar por una escuela de negocios, pero con una gran desventaja frente a los que sí lo han hecho.

P. ¿Cuáles son esas ventajas?

R. Además de todos los conocimientos que se adquieren, son muy importantes los contactos y la gente que se conoce. Pero el mayor beneficio de nuestra asociación es que las escuelas pueden compartir sus experiencias, ya que muchas invierten sus esfuerzos en la internacionalización. Pertenecer a una red global te permite comparar parámetros de todo el mundo, conocer a otros estudiantes e intercambiar ideas innovadoras. Más del 90% de las mejores escuelas del mundo pertenecen a esta entidad.

P. ¿Están preparadas para absorber toda la demanda?

R. A nivel mundial sí lo están. Además hay una gran diversidad dentro de ellas. Hay escuelas privadas, públicas, vinculadas a instituciones religiosas... Y dentro de esta variedad de centros, hay variedad de programas. No nos gustaría que todas las escuelas fuesen iguales, porque los alumnos no podrían elegir. Además de poder asimilar toda la demanda, posibilitan que cada cual elija sus preferencias.

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