En busca de la consolidación
La industria española de equipos y componentes de automoción está contribuyendo significativamente al posicionamiento global de nuestra estructura industrial. La configuración de este sector ha evolucionado conforme al impulso del sector de fabricantes de vehículos, constituyendo un ecosistema muy diverso, formado por un entramado de empresas centradas en diferentes segmentos de equipamiento, módulos, sistemas, desarrollo de subconjuntos, piezas elementales y procesamiento de materiales, entre otros.
A lo largo de su evolución histórica, la industria española de equipos y componentes ha desarrollado algunas características específicas que hacen de ella un interesante objeto de estudio, destacando especialmente: el predominio relativo del capital y autonomía de decisión autóctonos, en relación con otros sectores industriales; su relevancia creciente en el proceso de globalización e internacionalización de nuestra industria nacional; la diversificación en productos y mercados impulsada por la rica heterogeneidad de las empresas, en términos de tamaño, producto, papel en la cadena de valor o grado de globalización y su impulso innovador endógeno, que converge con las necesidades del mercado experimentadas por los fabricantes de vehículos.
En este contexto, hemos analizado el esfuerzo de resistencia y adaptación al entorno de las empresas localizadas en España a lo largo del periodo de recesión económica (2006-2013), en un estudio presentado conjuntamente por la Asociación Española de Fabricantes de Equipos y Componentes para Automoción (Sernauto) y Deloitte. Además, hemos analizado diferencias de comportamiento entre las empresas multinacionales, tanto las de origen autóctono como foráneo, y las empresas que trabajan en un entorno exclusivamente nacional.
Los resultados, basados en el análisis de una selección de indicadores económico-financieros extraídos de una base de más de 670 empresas, señalan un comportamiento relativamente favorable para nuestro sector de equipos y componentes de automoción respecto al conjunto de la economía española, tanto en el crecimiento de la producción como del empleo, a lo largo de todo el periodo analizado.
Entre las empresas de equipos y componentes, las empresas multinacionales, especialmente las de origen nacional, han mantenido, en general, los mejores niveles de rentabilidad, crecimiento de ventas y productividad, aun considerando únicamente sus negocios en España. Este resultado sugiere que las decisiones de internacionalización de los grupos nacionales han tendido a favorecer también el desarrollo de sus actividades industriales domésticas.
Por otra parte, nuestro análisis refleja una demografía aún muy concentrada en el segmento de la pequeña empresa de carácter local. En 2013 el segmento local integraba al 66% de las empresas, que generaban tan solo el 10% de la facturación. El rendimiento de estas compañías se sitúa en niveles inferiores a los alcanzados por las organizaciones internacionalizadas, indicando la presencia de un margen aún considerable para consolidar y reestructurar una buena parte del sector. De entre las principales conclusiones cabe destacar cómo las empresas más rentables se han basado preferentemente en estrategias de margen y valor añadido, más que en incrementar la rotación de sus activos. Por otro lado, la productividad ha sido la variable que más favorablemente ha evolucionado en el sector, en línea con la capacidad que ha demostrado para sostener su valor añadido en el mercado.
En referencia a los costes medios de personal, se han incrementado en línea con la productividad y la mejora del valor añadido, reflejando la tendencia a un mayor nivel de cualificación de los recursos humanos empleados por el sector. La estructura financiera predominante entre las empresas, con niveles elevados de autonomía financiera y capital circulante, representa una restricción para consolidar las estrategias de crecimiento basadas en la inversión en I+D+i y la potenciación consiguiente del valor añadido de los productos.
En relación con las perspectivas de futuro, el sector se encuentra en una trayectoria de crecimiento que le acerca cada vez más a rebasar el nivel de facturación previo a la crisis. No obstante, asumiendo la persistencia de unas condiciones globales de demanda favorables a medio plazo, la sostenibilidad de esta trayectoria requiere superar algunas limitaciones estructurales del sector, como la estructura demográfica, con un predominio excesivo de empresas muy pequeñas, particularmente en el segmento de empresas nacionales no internacionalizadas, dedicadas a actividades de menor valor añadido y rentabilidad. Aunque los últimos años han presenciado el fenómeno de disminución del número de empresas y la tendencia al crecimiento de la facturación media, sigue existiendo un número excesivo de unidades productivas de bajo tamaño y rendimiento. Por lo tanto, es de prever que continúen los procesos de reestructuración o integración en organizaciones mayores y más internacionalizadas.
Por otra parte, las limitaciones observadas en la estructura financiera del sector requieren aplicar fórmulas que incrementen el acceso a la financiación externa, ya sea bancaria o desintermediada, en mercados tradicionales o alternativos, con el fin de aportar o liberar recursos financieros especialmente dedicados a soportar la inversión en proyectos y la renovación de los activos que requieran las exigencias competitivas de la industria. En el ámbito de la gestión de la autofinanciación, los procesos de concentración de empresas pueden favorecer el acceso a mayores bases de recursos, mientras que las tendencias a la colaboración en la cadena de valor que ya se vienen observando pueden favorecer la aplicación de esquemas de autofinanciación colaborativos, con compartición de riesgos entre diferentes empresas colaboradoras (Risk & Profit Sharing Partnerships).
En definitiva, la industria de equipos y componentes de automoción ha señalado durante la última crisis el camino hacia la reindustrialización de nuestro tejido productivo, sobre la base de su alineamiento con las necesidades de la industria constructora global, la internacionalización productiva y comercial, la apuesta por la innovación e integración para el desarrollo de productos y la potenciación del valor añadido, productividad y cualificación del personal. De continuar estas tendencias, y superando adecuadamente las limitaciones que persisten, en los próximos años deberíamos asistir a la consolidación de nuestro sector de equipos y componentes como referente de la industria española, con un mayor liderazgo y peso creciente de nuestras organizaciones autóctonas en los mercados globales.
Juan Pablo Sánchez Sainz-Trápaga es Director de Estrategia y Operaciones del área de ‘Manufacturing’ de Deloitte.