Agárrense que vienen curvas
La reunión de los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales de los países del G20, que se celebra el 4 y 5 de septiembre en Ankara, deja una imagen preocupante respecto al crecimiento mundial. El primer párrafo del documento del FMI previo a la cita lo dice todo: “El crecimiento mundial se mantiene moderado, reflejando una ralentización en las economías emergentes y una débil recuperación en las economías avanzadas”.
En los últimos días, diversos acontecimientos han hecho tambalear los mercados financieros con fuertes caídas en Bolsa: el tránsito del gigante chino a menores tasas de crecimiento; importantes caídas acumuladas del precio de las materias primas que perjudican a sus países exportadores; depreciación de las divisas de los países emergentes; caída del comercio mundial; incertidumbres sobre la normalización de la política monetaria expansiva de la Reserva Federal americana y la subida de tipos; salidas de capitales en los países en desarrollo; riesgos geopolíticos en varias zonas del mundo, etc. Un verdadero jarro de agua fría para las perspectivas del crecimiento mundial y para la estabilidad de los mercados financieros.
El documento que ha preparado el FMI previo a la cita del G20 está en línea con las perspectivas que avanzó el pasado mes de julio, cuando ya preveía una desaceleración del crecimiento de los países emergentes, aunque un repunte de las avanzadas. No obstante, en su último informe con motivo de la reunión del G20, la visión ha empeorado. Respecto a 2014, para 2015 anticipa un crecimiento del PIB mundial del 3,3% (inferior al 3,4% de 2014), con una composición muy desigual entre economías avanzadas (2,1%) y emergentes y en desarrollo (4,2%). Son estas últimas las que más preocupan en este momento por la ralentización de su ritmo de crecimiento (del 4,6% en 2014 al 4,2% en 2015), si bien con marcadas diferencias entre países: los países exportadores de materias primas sufren las consecuencias de la caída del precio (como los exportadores de petróleo); China sigue creciendo a tasas elevadas pero inferiores a su trayectoria pasada; Rusia continúa en recesión, y Latinoamérica se ha frenado en seco, sobre todo Brasil, creciendo México, pero menos de lo esperado. Son estas economías emergentes y en desarrollo las que más sufren con la caída del precio de las materias primas (caída acumulada desde 2014 del 60% en el precio del petróleo y del 20% en los metales), la salida de capitales y la depreciación de sus monedas (que aumenta el valor en dólares de su deuda).
¿Cuáles son las recetas que el FMI recomienda al G20 frente a esta preocupante situación? El documento del FMI distingue dos bloques de recomendaciones: políticas para el pleno empleo e inflación estable en las economías avanzadas y políticas para afrontar los desafíos de las economías emergentes.
A las economías desarrolladas, su primer consejo es seguir con lo que llama políticas monetarias acomodaticias, teniendo en cuenta que la brecha entre la producción actual y la potencial es elevada y que la inflación está por debajo de su nivel objetivo. La idea es seguir con el tono actual expansivo de la política monetaria para evitar que los tipos de interés reales aumenten de forma prematura. Esto implica que la normalización de la política monetaria y la previsible subida de tipos en EE UU deben ser graduales y que el BCE debe extender su actual programa de compra de activos en tanto en cuanto la inflación se sitúe por debajo del objetivo del 2%. A Japón le recomienda que prosiga con su política expansiva para incentivar la demanda interna.
La segunda receta del FMI a las economías avanzadas es utilizar lo que denomina una política fiscal amigable. Consiste en el difícil equilibrio de consolidar las cuentas públicas pero a un ritmo que no estrangule el crecimiento. Y aquí el FMI menciona a Alemania, a quien recomienda que haga de locomotora aumentando el gasto público dada su ventajosa posición en términos de deuda y déficit públicos.
La tercera recomendación a las economías avanzadas que representan el 60,9% del PIB mundial son las reformas estructurales para aumentar el output potencial y la productividad. Menciona expresamente las laborales, con políticas activas de empleo en la zona euro. Por cierto, hay un gráfico en el documento del FMI impactante en lo que al crecimiento de la productividad se refiere en España en la anterior etapa de expansión: 0%, frente a valores positivos en todos los demás países desarrollados. En el caso de las economías emergentes, las recomendaciones del FMI son distintas según la situación particular de cada economía, distinguiendo entre países exportadores e importadores de materias primas. En el primer caso, la caída de los ingresos públicos deja poco margen de maniobra, salvo la depreciación del tipo de cambio. En el segundo, la situación es completamente distinta, ya que la caída del precio de las materias primas redunda en una menor inflación y mejora de la balanza comercial. En China la prioridad debe ser proseguir con las reformas estructurales para converger suavemente hacia un modelo más equilibrado de crecimiento, más apoyado en el consumo interno.
El último punto que señala el FMI es la necesidad de reducir los desequilibrios externos de muchas economías, pero no solo por defecto (déficits), sino también por exceso (superávits). Las primeras (deudoras netas) necesitan proseguir con la consolidación fiscal y las reformas estructurales para ganar competitividad. Las segundas (y aquí el FMI señala a Alemania) deben expandir su demanda interna, ya sea consumo o inversión.
El frenazo de las economías emergentes y en desarrollo es una mala noticia, ya que representan el 39,1% del PIB mundial, destacando sobremanera China con un 13,4%. Pero en las avanzadas, las cosas no pintan mejor, ya que la recuperación es débil. En resumen, agárrense que vienen curvas, ya que los riesgos para la actividad económica mundial apuntan al alza, al contrario de lo que ocurría hace solo dos meses.
Joaquín Maudos es Catedrático de Economía de la Universidad de Valencia, Director adjunto del Ivie y colaborador del CUNEF.