Ayudas directas a librerías de hasta 6.000 euros
Existen dos tipos de ayudas, 3.000 y 6.000 euros, en función del volumen de facturación de los establecimientos
La Secretaría de Estado de Cultura ha convocado subvenciones directas para 2015, en régimen de concurrencia competitiva, por lo que las librerías regentadas por autónomos pueden optar a una ayuda a la revalorización cultural y modernización de estos establecimientos de hasta 150.000 euros.
En concreto, serán 50 las librerías que en total se puedan beneficiar de esta iniciativa, como establece el Boletín Oficial del Estado (BOE). Para conseguir una financiación de 3.000 euros, estas empresas deben tener una facturación de libros inferior a 600.000 euros anuales. Para que esta ayuda alcance los 6.000 euros, la misma ha de ser superior a tal volumen de facturación.
Estas subvenciones se dirigen, fundamentalmente, a renovación tecnológica, mediante la creación o mejora de páginas web y la ejecución de cualquier otro proyecto que mejore el acceso de los lectores a la oferta de contenidos digitales. De la misma manera, también está previsto que financien la ejecución de obras en el establecimiento para mejorar la prestación del servicio o la accesibilidad del público lector a las instalaciones.
Las ayudas también están destinadas a la puesta en funcionamiento de librerías traspasadas en 2014, así como aquellas otras que, a causa de una catástrofe o circunstancia excepcional, hayan sufrido fuertes pérdidas. Es por ello que para solicitar tales ayudas las empresas deberán haber sido constituidas formalmente hace al menos dos años.
Plazo de solicitud
Los autónomos pertenecientes al sector del libro tienen como plazo de presentación de solicitudes 15 días hábiles contados a partir del día siguiente al de la publicación en el BOE, que en este caso se limita al 20 de julio.
El Gobierno justifica esta nueva línea de financiación debido a los "fuertes descensos" en la venta de libros en los últimos años como consecuencia de la crisis económica, de la transformación de los hábitos de consumo y de la reducción del presupuesto disponible por las bibliotecas públicas.