La banca pide que “no se dilaten las firmas de pactos”
Si hay algún sector que puede sufrir más los vaivenes políticos de un país, sobre todo si son bruscos, es el financiero. Y es que el dinero es muy temeroso y los inversores no están dispuestos a asumir más riesgo de lo imprescindible y siempre teniendo en cuenta las rentabilidades que puede obtener. Las elecciones autonómicas y municipales celebradas el domingo en España han cambiado en gran parte el espectro político del país, y aunque los analistas ya esperaban la caída del bipartidismo, lo cierto es que la reflexión que hacen unas entidades financieras y otras sobre las consecuencias que pueden tener los resultados de las urnas dependen en gran parte de la zona en la que tengan su sede o mayor cuota de negocio.
Un gran banco, que prefiere que no se le identifique, aseguraba ayer que España no es Venezuela o Argentina, y aunque el vuelco electoral ha sido muy importante apelaba a la cultura democrática existente en el país, “algo que hay que tener muy presente”.
Otro directivo financiero, que tampoco quiso identificarse, recordó la experiencia en general de los banqueros españoles, muchos de ellos acostumbrados a hacer banca en países con inestabilidad política, caso que no es el de España.
Pese a ello, todos coincidían en una petición, “que la clase política llegue pronto a los pactos que sean necesarios para poder gobernar y mandar así un mensaje de tranquilidad rápidamente a los mercados para desmarcarnos a toda costa de cualquier comparación con los escenarios de Grecia”. “Hay que lanzar al mercado lo antes posible un mensaje de estabilidad y madurez política por parte de candidatos a gobernar”, indica otro ejecutivo.
Un escollo que se deriva del giro político es su influencia sobre la deuda y su consecuencia sobre el balance de los bancos con mayor exposición al bono soberano. Además de afectar a la cotización puede influir en el crédito en un momento de expansión económica.
La banca catalana es la que se muestra más inquieta por el triunfo de Ada Colau en Barcelona, explican varias fuentes financieras
En general, las entidades financieras intentan transmitir mensajes de tranquilidad, aunque aseguran que aún es muy pronto para hacer una valoración del cambio del mapa político. Pero lo cierto es que cuando se profundiza al hablar con ellos sobre los resultados electorales de algunas comunidades autónomas o municipios reconocen que hay “intranquilidad”, sobre todo en Barcelona. Y es que recuerdan que la composición que salió el domingo de las urnas afecta de muy diferente manera a los bancos que tienen su principal cuota de mercado en Barcelona, donde la victoria de Barcelona en Comú, con un 25% de los votos, convertirá en alcaldesa a Ada Colau, que se hizo famosa por su campaña contra los desahucios. En sus declaraciones realizadas ayer explicó que una de sus prioridades durante las primeras semanas de mandato será “disponer de muchos más recursos, interpelar a los bancos para que colaboren y conseguir muchos pisos vacíos para alquiler social”.
Otra repercusión que ha tenido en el sector financiero es la caída de Unión, Progreso y Democracia (UPyD). Rosa Díez anunció ayer que su formación se retira de todos los procesos judiciales de los que es parte tras su mal resultado de las elecciones autonómicas y municipales. Con esta decisión, renuncia a sus temas estrella sobre Bankia, preferentes y las tarjetas black, los tres en la Audiencia Nacional, así como otros derivados de esa misma trama como la gestión de Miguel Blesa y Rodrigo Rato en Caja Madrid (2007-2010).
La intranquilidad también se extiende a Santiago y La Coruña, donde las candidaturas de unidad popular que apoya Podemos han salido también triunfadoras como en Barcelona. Fuentes financieras reconocen esta intranquilidad en Galicia.
“Las entidades financieras más vinculadas a las comunidades autónomas, y que dependen de las fundaciones pueden que estén más preocupadas que los bancos que cotizan. Pese a que ya no dependen de los partidos políticos directamente sí están influenciados por su zonas de origen”, señala precisamente una fuente de una de estas excajas que recuerda los episodios políticos que se han vivido en Kutxabank, por la influencia del PNV y Bildu.
Los bancos también recuerdan que en marzo de 2004, cuando ganó el PSOE con José Luis Rodríguez Zapatero como presidente el recibimiento en Bolsa fue catastrófico, con una caída del Ibex del 4,11%. BBVA cayó entonces un 5,2%, Santander un 4,42%, Bankinter un 5,26%, Popular un 3,4% y Sabadell el 3,15%.
Ayer la caída fue muy inferior. El Ibex descendió el 2%, y la caída de los bancos fue más ligera que la de hace 11 años. Además, varios analistas recuerdan también el efecto negativo que tuvo ayer Grecia en las Bolsas europeas tras el tira y afloja que mantiene aún con la UE. Estos analistas recuerdan que las elecciones del domingo impulsó las ventas de las cotizadas en España, cuyos inversores constatan sobre todo la pérdida de apoyos del partido del Gobierno.
El hecho de que el PP haya perdido 2,5 millones de votos y la hegemonía en algunos de sus grandes feudos transmite inquietud entre los inversores, explican los expertos, quienes añaden que “los experimentos políticos cuestan mucho dinero y también cuesta mucho tiempo recomponer la sensatez. Y los pactos políticos son muy complicados de estructurar y de mantener los equilibrios. La gobernabilidad se hace muy difícil, y los inversores lo saben y pueden alejarse de los sectores más influenciados por los saltos políticos como son la banca y los vinculados a la infraestructura”. Eso sí, varios directivos compararon el vuelco del mapa político español con el que se sufrió en 1982, cuando por primera vez en España triunfaba un gobierno de izquierdas encabezado por el PSOE de Felipe González. “Entonces la transformación del mapa político con el éxito del PSOE fue rotundo, pero imperó la sensatez”.
Otro temor en estos momentos es el hecho de que se pueda implantar tasas bancarias en algunas regiones, lo mismo que se quiera mantener una banca pública, aunque parece que esa posibilidad es muy remota. En España existen en la actualidad dos bancos públicos, Bankia y BMN, cuyo dueño es el FROB, dependiente de Economía. Estos dos bancos deben privatizarse a más tardar en 2017 para devolver las ayudas públicas al Estado. Solo Podemos parece, inicialmente, dispuesto a mantener una banca pública en España, pero pese a su triunfo en algunas ciudades es prácticamente imposible que puedan conseguir este objetivo, recuerda un directivo financiero, que añade que el giro en la propiedad de ambas entidades se podría producir en unas elecciones generales, pero, aun así, sería muy difícil que ambas entidades pasaran a manos públicas sine die.
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