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En el Reino Unido se ha impuesto el sentido común

Cameron aparentemente ha logrado una mayoría absoluta contra todo pronóstico. Su énfasis en gestionar la recuperación económica del Reino Unido ha sido recompensado. Con un paro de 5,6%, crecimiento cercano al 3% y espectacular reducción del déficit, todos los partidos han tenido la arrogancia (y falta de inteligencia) de hacer una campaña anti-Cameron y querer forjar una coalición de izquierdas. Un socialista que representa a Old Labour (Miliband), los Libdems (que han contribuído al resurgir británico pero se han distanciado de su propia gestión), los extremistas de UKIP y el SNP han fracasado estrepitosamente. La prensa nacionalista destacará el resultado del SNP. Efectivamente, ha conseguido una victoria aplastante, pero no sus objetivos. El sistema electoral mayoritario ha beneficiado al SNP, cuyos candidatos han ganado muchas circunscripciones en Escocia por márgenes escasos sobre sus rivales Laboristas y Libdems. El SNP perdió el referéndum sobre la independencia de Escocia por diez puntos en circunstancias muy favorables el año pasado. La victoria del SNP obedece, entre otros factores, a la frustración de los independentistas del SNP y la austeridad aplicada por el gobierno de coalición de los Tories y Libdems. Cuándo BBC preguntaba a Sturgeon, líder del SNP, qué esperaba del nuevo gobierno Tory, continuaba soñando con una “alianza progresista” anti-Tory. Labour, Libdem, SNP y UKIP han llevado a cabo campañas basadas en atacar a Cameron. Pero la realidad económica es tozuda. El Reino Unido creció a un ritmo anual del 3% en el último trimestre de 2014. La proyección para el crecimiento en 2015 es del 2,6%, seguramente pesimista. El gobierno de coalición ha reducido el paro al 5,6%, el déficit presupuestario al 4,5% y aplicado la austeridad necesaria (debido a la situación que heredó del gobierno laborista de Gordon Brown) de forma equitativa. Sturgeon no supo qué contestar a la pregunta de la BBC sobre lo que pide al nuevo gobierno Tory porque su único objetivo es convocar otro referéndum que volvería a peder.

Los nacionalismos son obsesivos y acostumbran a utilitzar la demagogía y el populismo. George Orwell, que no era precisamente de derechas definió de la siguiente manera al nacionalismo: “El objetivo primordial de todo nacionalista es conseguir más poder y más prestigio, no para sí mismo sino para la nación o unidad en la cual ha elegido invertir su individualidad”. Orwell contrastó el nacionalismo con un sano patrotismo de naturaleza defensiva.

A nivel personal siento lástima por el resultado de los Libdems, que ejercieron una excelente labor de gobierno como socio menor de los Tories. Pero se equivocaron cuándo se alejarón de su propia actuación.

Los votantes británicos han premiado la recuperación y crecimiento económico de Cameron y rechazado los mensajes de izquierdas, nacionalistas y de extrema derecha. Se ha impuesto el sentido común. Salvando todas las distancias, es un mensaje que muchos partidos españoles deberían tener en cuenta

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