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Reunión al más alto nivel en Washington

La UE intenta salvar su gran acuerdo comercial con EE UU

El jefe del equipo europeo que negocia el acuerdo transatlántico de libre comercio e inversiones (TTIP), Ignacio García Bercero (izda), y Dan Mullaney, jefe negociador de EE.UU., ofrecen una rueda de prensa tras el cierre de la novena ronda de negociaciones en Nueva York, EE.UU., el 24 de abril del 2015.
El jefe del equipo europeo que negocia el acuerdo transatlántico de libre comercio e inversiones (TTIP), Ignacio García Bercero (izda), y Dan Mullaney, jefe negociador de EE.UU., ofrecen una rueda de prensa tras el cierre de la novena ronda de negociaciones en Nueva York, EE.UU., el 24 de abril del 2015. EFE

La Comisión Europea lanzará esta semana una ofensiva para contrarrestar las críticas al Acuerdo Transatlántico sobre Comercio eInversión (ATCI o TTIP, en inglés) que negocia con EE UU desde hace dos años y evitar que naufrague de manera definitiva. Bruselas teme que la creciente campaña en contra acabe con su proyecto más ambicioso en materia de liberalización comercial, como ya ocurrió en 2012 con el ACTA o Acuerdo Internacional contra la Piratería y las Falsificaciones.

La comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, se reunirá hoy en Washington con su homólogo estadounidense, Michael Froman, y se espera que de la cita salga un nuevo impulso político a las negociaciones del tratado transatlántico que, según reconocen fuentes europeas, “han entrado en una fase de parsimonia”. “Si no hay una intervención política fuerte, el TTIP está muerto”, augura uno de los miembros del equipo que estrenó la negociación y que también vivió en primera fila el fracaso del ACTA.

Fuentes oficiales aseguran que los contactos con EE UU avanzan a pesar de todo y que después del verano se entrará ya en la fase más delicada, en la que se empezarán a abordar intereses sensibles para las dos partes. Esas fuentes no ven peligro de naufragio inminente, pero reconocen que “este año es decisivo y a finales de 2015 la suerte estará echada: según lo que pase en estos meses, se sabrá si hay o no tratado con EE UU”.

Fuentes que participaron en la negociación lamentan que la UE esté dejando que se imponga la campaña de las organizaciones contrarias al tratado, que este mes lograron movilizar a centenares de personas en manifestaciones en numerosas ciudades europeas. “En Austria hubo hasta una manifestación de los carniceros, aunque no está nada claro cómo les puede perjudicar el TTIP”, se sorprenden en la Comisión Europea.

Desde que asumió el cargo en noviembre de 2014, Malmström ha intentado desmontar las críticas con un ejercicio de transparencia sin precedentes en las negociaciones comerciales internacionales. La comisaria ha logrado que se haga público el mandato de negociación europeo (que era confidencial), así como de las diferentes posiciones que defiende ante EE UU. Hoy mismo, la Comisión hará pública su última oferta en materia de cooperación regulatoria.

Esta semana, la comisaria presentará también ante el Parlamento Europeo su nuevo plan sobre las cláusulas del tratado que permitirán a una empresa o inversor denunciar a un país ante un tribunal de arbitraje al margen de la jurisdicción nacional. Las voces críticas consideran que esos arbitrajes permitirán a las multinacionales poner en jaque la legislación europea en materias como medioambiente o protección al consumidor.

Esas cláusulas ya existen en muchos tratados bilaterales y los arbitrajes entre empresas y Estados son habituales. Por ejemplo, numerosos fondos de inversión y eléctricas como la alemana RWE han denunciado a España por haber recortado las primas a las energías renovables, decisión por la que se consideran perjudicados.

El departamento de Malmströn descarta eliminar esas cláusulas en el tratado con EE UU, pero quiere retocarlas para garantizar que las empresas podrán interferir en la legislación de un país y para blindar la independencia de las personas que diriman el arbitraje.

“Ni la transparencia ni los retoques salvarán el tratado”, pronostica un lobista favorable al acuerdo. “Hace falta”, añade, “que la Comisión y los Gobiernos utilicen todo su peso político para defender el acuerdo, por muy impopular que sea en las redes sociales”. “Nadie quiere otro ACTA”, confiesa, con cierto temor, la Comisión.

Chile y Bolivia pelean por el mar en La Haya

La Corte Internacional de Justicia de La Haya comienza hoy a dirimir el conflicto entre Chile y Bolivia por la salida al mar que reclama por vía judicial el Gobierno de Evo Morales desde 2013. La vista durará toda la semana y marca uno de los puntos álgidos de un conflicto territorial y fronterizo que mantiene en vilo a buena parte de Latinoamérica, por su posible repercusión en otros países, en particular, en Perú.

El caso se remonta más de 150 años atrás, pero hasta ahora los dos países habían convivido con un Tratado de 1904 que permite a Bolivia acceder al Pacífico a través de territorio chileno y de los puertos de Arica y Antofagasta. Pero el Ejecutivo de Morales considera que Chile se había comprometido históricamente a conceder a Bolivia “un acceso soberano” y reclama al tribunal de La Haya que obligue a Santiago a negociar ese acceso.

El Gobierno de Michelle Bachelet (en la foto) niega la mayor y defenderá a partir de hoy que el Tribunal de La Haya no es competente para dirimir el caso. Pero en Chile crece el temor a que la ofensiva de Bolivia pueda resultar imparable, sobre todo, ante la creciente visibilidad internacional que ha logrado dar al país el Gobierno de Morales. La Paz ya se había enfrentado judicialmente a grandes multinacionales para defender sus recursos naturales y ahora reclama a sus vecinos un corredor y un puerto soberano para exportar bienes, gas y petróleo. Por unos días, el futuro de Latinoamérica se juega en Holanda.

Memorias del único rey-primer ministro de Europa

El ex primer ministro de Bulgaria y heredero frustrado a la corona de ese país, Simeón (II) de Sajonia-Coburgo, ha publicado (en francés) las memorias de su agitada trayectoria personal, una obra que ha presentado en Bruselas. Exiliado durante décadas en la España de Franco (“un régimen autoritario, pero no totalitario”, dice), Simeón regresó a Bulgaria tras la caída del comunismo y llegó a dirigir un Gobierno en el que se rodeó de tecnócratas formados en la City londinense. Impulsó las negociaciones para la adhesión a la UE, aunque perdió el tren de la ampliación de 2004 y su país no se incorporó hasta 2007, cuando Simeón ya no ocupaba la presidencia.

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