Cómo internet transformará los seguros
Seguramente un día no muy lejano todo lo que nos rodea, cualquier objeto, estará interconectado. Y es que lo que se denomina como el Internet de las cosas no está tan lejos. Hoy en día vivimos con smartphones, tabletas, ordenadores, smartTVs o gafas conectados a internet; y ya existen electrodomésticos, sistemas de iluminación, coches, etc., que también lo están. Según datos de IDC, el número de dispositivos y objetos que podrían ser conectados a internet podría alcanzar en 2020 los 200.000 millones.
Está claro que es una tendencia real, pero ¿para quién? Cuando se habla del Internet de las cosas siempre se hace desde dos puntos de vista: el del consumidor y las miles de aplicaciones que tendrá en nuestra vida el hecho de que todos los objetos hablen entre sí; y el de las empresas tecnológicas que están trabajando en el desarrollo de dispositivos e infraestructuras que harán posible un mundo completamente interconectado.
Pero el Internet de las cosas va a afectar a otros muchos negocios y sectores. En el mundo de los seguros, donde ya ha llegado, se abren también posibilidades y aplicaciones enormes. Hoy ya algunas empresas del sector trabajan sin papel. Todo está interconectado. La completa tramitación de un siniestro se trabaja sobre la red: desde su declaración, hasta la gestión de redes de prestadores (donde el uso de tecnologías como el GPS y 4G a través de smartphones permite gestionar agendas, compartir información visual del siniestro en tiempo real, etc.), pasando por la relación con el asegurado (gestión digital de dudas, información online del proceso, medición de la satisfacción, etc.)
Ahora pensemos un poco más allá, en ecosistemas tecnológicos –ya sea un coche, una casa o incluso una persona– con detectores, sensores o controladores conectados y su potencial aplicación en el mundo asegurador. De un automóvil podemos tener información de las horas del día en que se utiliza, cómo se conduce y las distancias recorridas en un período dado de tiempo, lo que ayuda a predecir riesgos y determinar las primas, vía sistemas de pago por kilómetros, etc.
En una casa, las aplicaciones de prevención son aún mayores: detección precoz de incendios, inundaciones, corte eléctrico, averías en aparatos, etc. Por ejemplo, sensores que avisan al momento de una fuga de agua o de monóxido de carbono lo que permite actuar inmediatamente reduciendo el impacto en coste y tiempo (en el caso de fugas de agua se puede reducir un 30% y un 20% respectivamente). Dispositivos que también permiten discriminar siniestros al contrastar la información del asegurado con la de los sensores.
Aplicaciones que transformarán el mundo de los seguros de automóvil y hogar, desde la configuración del producto hasta la gestión del siniestro. Una transformación que además se pueden hacer extensivas a otros ramos, como el de salud. Quizás veamos en un futuro que la información aportada por las nuevas pulseras inteligentes ayuden a prevenir enfermedades y por qué no mejoras en las primas de estos seguros.
Algunas compañías ya han dado los primeros pasos, como es el caso de una compañía de seguros francesa que ha implantado una solución basada en el Smart home, que incluye una unidad de monitorización que utiliza sensores para detectar peligros como incendios, inundaciones, apagones… y después activa una alarma para avisar al cliente y al call center para dar una respuesta inmediata.
La tecnología y la conectividad lo están cambiando todo. Su incorporación al sector asegurador permitirá ahorrar costes, fijar precios, verificar las causas siniestrales, prevenir siniestros, fidelizar clientes o ajustar las primas. Las posibilidades de negocio son inmensas. Se calcula que la interacción entre dispositivos generará 596.000 millones de euros en 2022 en todo el mundo. Son sólo estimaciones. Lo que es claro en que el Internet de las cosas es un aliado perfecto para un sector sinónimo de prevención y protección.
Borja Díaz Martín es director general de Multiasistencia en España