Yellen: subida de tipos (bla, bla,...); prudente (bla,bla,...); avisará (bla,bla,...)
El testimonio semestral de política monetaria de Yellen deparaba una especial atención en el mercado laboral de Estados Unidos.
Destaca como aspectos positivos: la bajada de la tasa de paro desde el 6,0% al 5,7% actual, el aumento del ritmo en la generación de empleo de un promedio mensual de 240.000 empleos en el primer semestre del año pasado a 280.000 en el segundo, el desempleo de larga duración ha caído sustancialmente, menos trabajadores comentan que trabajan a tiempo parcial cuando lo querrían realizar a tiempo completo, el ritmo de renuncias al puesto de trabajo (barómetro de la confianza en el mercado laboral) ha recuperado los niveles de pre-crisis. Como puntos negativos (a mi entender, más realistas) destacaba que la tasa de actividad se mantenía baja y el incremento salarial era lento sugiriendo que el ciclo de debilidad persistía.
Desde el punto de vista de la inflación (PCE o deflactor del consumo personal general) reconocía la significativa caída en el último cuarto debido a la caída de los precios de la energía. Sin embargo también subrayaba que la referencia de precios objetivo (Core PCE) se había ralentizado desde verano reflejando la caída de los bienes de importación (como consecuencia de la apreciación del dólar) y quizás algún efectos de segunda ronda debido a los menores costes energéticos.
Desde el punto de vista de las perspectivas a futuro de precios las encuestas a los consumidores y profesionales se mantenían estables, pero sin embargo los indicadores de mercado habían caído. El discurso tenía una especial mención a la situación exterior y los riesgos que podría implicar para la economía norteamericana. Mencionaba tanto el caso de China que podría ralentizar su crecimiento más de lo anticipado como consecuencia del enfoque de sus autoridades por solucionar las vulnerabilidades de su sector financiero así como por orientarse hacia un modelo más de demanda interna. En cuanto a la Eurozona señalaba que la recuperación era lenta y la inflación había caído a niveles muy bajos, pero que las autoridades monetarias habían tomado medidas.
La posibilidad de subida de tipo de interés a corto plazo se desvanece en todas partes a medida que la guerra de divisas se acentúa. La última batalla de ésta guerra esta ahciendo mucho daño. Un euro a la baja significaba una mayor competitividad exportadora de la Eurozona. Pero también se “exporta” el proceso de desinflación general, que hasta ahora se había concentrado en la eurozona (es decir lo “importaba”) debido a un euro fuerte, pero realista.
Las primeras víctimas fueron los países con un tipo cambio euro-moneda local fijo y sostenido artificialmente mediante la intervención en el mercado de divisas. Suiza, finalmente tiró la toalla pero ha tenido que relajar fuertemente sus tipos de interés. Otros países fuera de la Eurozona han hecho lo mismo y, el producto final de esta estrategia de debilitamiento artificial del euro, será el replanteamiento de posibles subidas de tipos en economías como la de Reino Unido o Estados Unidos.
La prudencia obligará a retrasar dicha subida hasta ver qué sucede con la inflación y a la espera de constatar una recuperación más evidente de la economía mundial y el impacto real del movimiento de divisas. Si bien algunos piensan que la fortaleza del mercado laboral y de los datos macro de Estados Unidos pesará lo suficiente como para ignorar el resto de peligros.
El tiempo dirá. Pero China también esta devaluando su tipo de cambio frente al dólar. Solo hace falta que el gobierno chino fracase en su "aterrizaje suave" y en el cambio de modelo (nunca han funcionado estos diseños económicos) para que el velo se rasgue y nos encontremos cara a cara con el problema de todo el sistema: su centro neurálgico.