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Entrar en el selecto club del Ibex es complicado

Historia de un escaparate

Carmen Sánchez-Silva

El índice de referencia del mercado bursátil español ha cumplido 23 años de vida. Que no son demasiados si se comparan con la antigüedad de otros indicadores internacionales como el Dow Jones, que fluctúa en la Bolsa de Nueva York desde 1896, o el S&P 500, que lo hace desde 1923; pero que sí reflejan los cambios que ha vivido la economía española desde entonces. Y sobre todo los protagonizados por sus empresas estrella.

Nacido en enero de 1992, el Ibex 35 llegó con la modernización del mercado de valores español, con el sistema de interconexión bursátil que arrancó en 1989, recuerda Carmen López Ruiz, gestora de índices de Bolsas y Mercados Españoles (BME), para quien “el desarrollo de los mercados hacía necesario un indicador para saber cómo evolucionaba la Bolsa a través de sus principales valores. Y también un subyacente [activo que sirve de referencia] para los mercados de derivados”. Era la tónica que se vivía en las Bolsas europeas desde los años ochenta. El Footsie 100 del mercado londinense comenzó a cotizar en 1984, el DAX alemán debutó en 1987, el CAC 40 francés lo hizo en 1988…

Porque, según José Luis Blasco, socio responsable de gobierno, riesgo y cumplimiento de KPMG en España, “un país necesita ser atractivo a los ojos de los inversores internacionales y para ello precisa contar con un barómetro, un big ticket, de sus principales compañías cotizadas. El nacimiento del Ibex supuso un hito histórico que trajo modernidad y mayor visibilidad internacional a la Bolsa española”.

“Desde entonces ha evolucionado mucho. Su capitalización se ha multiplicado por 10, de 50.000 a 500.000 millones de euros. Y el índice ha pasado de los 2.600 a los 10.500 puntos actuales. Acumula ganancias del 282% y, si tenemos en cuenta los dividendos repartidos por las compañías que lo componen, estos beneficios se elevan al 825%”, prosigue Carmen López.

A su juicio, ha habido un proceso de concentración de compañías importante y no son demasiados los valores que cotizan en el Ibex que siguen siendo los que eran. “Nueve empresas continúan perteneciendo al índice como en 1992, aunque algunas de ellas no son exactamente las mismas”. Es el caso de Banco Popular, Bankinter, Mapfre, Endesa, Iberdrola, Repsol y Telefónica.

CONCENTRACIÓN

Pero Banco Santander, BBVA, Abertis, Acciona, ACS, FCC, Gas Natural y Sacyr han cambiado o bien de tamaño mediante adquisiciones y fusiones, o bien de denominación, o de ambas. La entidad presidida por Ana Botín es el mayor exponente de esta evolución. Cuando el selectivo arrancó ponderaba un 5,90% en él y hoy, después de absorber a las antiguas cotizadas Central Hispano y Banesto, pesa un 17% en el indicador que, por supuesto, lidera. Eso quiere decir que menos de la mitad de las compañías que fluctúan en el Ibex lo hacían hace 23 años. Lo que no deja de ser una muestra de la corta vida media de la empresa española, próxima a los seis años.

Los 20 valores restantes se empezaron a integrar en el selectivo español a partir de 1999 (caso de Indra y Ferrovial), según recoge el informe Ibex 35: 1991-2010. Rentabilidad y creación de valor, elaborado por el Centro Internacional de Investigación Financiera de IESE Business School. Inditex, Amadeus, IAG, Caixabank, Red Eléctrica, Banco Sabadell, Bankia, Grifols, Enagás, Dia, Mediaset, Jazztel, BME, ArcelorMittal, Gamesa, Abengoa, Técnicas Reunidas y OHL han entrado más recientemente en el mercado bursátil y en el selectivo. Respecto a las 20 compañías que integraban el índice en 1992 y hoy ya no están, la mayoría han sido absorbidas por las grandes cotizadas, consecuencia del proceso de concentración protagonizado por la economía española y la mundial. Algo que ha dado como resultado que “la aristocracia de la empresa española de entonces no se conserva hoy. Son proyectos empresariales que ya no existen”, incide José Luis Blasco.

LAS QUE YA NO ESTÁN

Hay muchos ejemplos de ello: Fecsa y Sevillana de Electricidad pasaron a manos de Endesa; los bancos Central, Hispano, Banesto y Argentaria, al Santander y al BBVA, respectivamente; Agromán fue adquirida por Ferrovial; Huarte, por el empresario Juan Miguel Villar Mir para formar OHL; Porland Valderrivas, por FCC, y Unión Fenosa, por Gas Natural.

Otras empresas pasaron a manos de multinacionales originarias de otros países. Hay casos sonados como el de Tabacalera, que fue comprada por Altadis; Asland, por Lafarge; Cepsa, por el fondo IPIC de Abu Dabi, o la eléctrica Hidrocantábrico, por EDP.

Las hay que han sobrevivido manteniendo su carácter, como Viscofan, que aunque actualmente no forme parte del Ibex 35, entra y sale con asiduidad; o como Corporación Financiera Alba. Aunque algunas de las empresas de referencia de 1992 han ido claramente a menos; es el caso de Ercros, Cristalería Española o Uralita. O el de las inmobiliarias Metrovacesa y Urbis, cuyo sector ha sido arrasado por la crisis, con lo que ha quedado fuera del índice de referencia de la Bolsa nacional (y no solo estos dos valores, sino todos aquellos que integraron el selectivo al albur del boom inmobiliario de los años 2000). Probablemente los que han sobrevivido tardarán mucho en volver.

Pertenecer al escaparate que representa el Ibex 35 tiene un premium de cara a los inversores, señala el socio de KPMG. “Aporta una liquidez importante al valor”, sostiene Carmen López. Y lo confirma Pablo Fernández, profesor de IESE y uno de los autores del citado informe sobre la evolución histórica del selectivo, poniendo de manifiesto que en el periodo estudiado al día del estreno de un valor en el indicador de referencia le seguía una rentabilidad un 2,3% superior a la del resto de sus compañeros y, al contrario, al día de la salida del índice le acompañaba un retorno inferior al 1,1% al del conjunto del Ibex. Al tomar de referencia los 40 primeros días tras la entrada o el abandono del selectivo, la diferencia de rentabilidad pasaba al 10% más en el primer caso y al 5,9% menos en el segundo.

La experiencia demuestra que la entrada de una compañía en un escaparate como este puede conllevar aumentos en las previsiones de sus resultados por parte de los analistas. Y el Ibex, que concentra más del 90% de la contratación que se realiza en la Bolsa española, no escapa a ello. “Hay gente que forma carteras que replican al índice, y si un título deja de estar en el selectivo, deja de formar parte de estas carteras y baja”, explica Pablo Fernández. “Aunque ese efecto no se mantiene a lo largo del tiempo”, precisa. Y, por supuesto, ocurre lo contrario cuando debuta entre los 35 magníficos.

“El indicador es uno de los que más se compran y se venden en el mundo, a través de los ETF (fondos cotizados), que es lo que a la gente le resulta más fácil”, indica Alberto Blanco, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) y director de su máster de Bolsa. No obstante, en su opinión, al selectivo español le ha hecho mucho daño el índice europeo Euro Stoxx 50, en el que actualmente los seis principales valores son nacionales (Santander, Telefónica, Inditex, Repsol, Iberdrola y BBVA), ya que es mucho más líquido y está abierto a negociación hasta las nueve de la noche.

De liquidez es de lo que presumen los 35 valores que componen el Ibex. Es precisamente el criterio que guía a BME para seleccionarlos. Aunque eso no quiere decir que sean más rentables que el resto de títulos que fluctúan en el mercado bursátil español. Es más, según el profesor del IESE, cuando el selectivo se enfrenta al índice general de la Bolsa suele salir perdiendo. Entre 1991 y 2010 la rentabilidad media del Ibex fue del 11%, y la del IGBM, del 11,8%. Y es que las empresas más pequeñas suelen generar mayores beneficios que las grandes, explica Pablo Fernández, tal y como ocurre en el resto de mercados internacionales. “Los grandes valores son más pesados, más estables y tienen menos recorrido al alza o a la baja. Les pedimos más a los títulos con componentes especulativos mayores. Aunque las cosas son relativas. Tal y como demuestra el rally alcista experimentados por Inditex”, apoya Alberto Blanco.

Premisas para la supervivencia empresarial

Se ha escrito mucho sobre la longevidad de las empresas y acerca del origen de las más ancianas del mundo, con siglos de historia, que tiene mucho que ver con las familias. Las compañías que integran el Ibex no figuran entre las más antiguas de España, pero muchas fueron familiares en su día.

Lo fueran o no, lo cierto es que las claves para que las organizaciones se perpetúen en el tiempo son, según José Luis Blasco, socio responsable de gobierno, riesgo y cumplimiento de KPMG: “Primero, prudencia financiera, lo que permite que evolucionen un 20% mejor que sus competidoras”. Lo segundo es que sus dirigentes se olviden de aferrarse al poder eternamente (algo que debían recordar bastantes de los presidentes y consejeros delegados de las 35 magníficas). En tercer lugar, las empresas más longevas procuran crecer orgánicamente, un método muy sencillo de evitar los sobresaltos que genera el elevado endeudamiento a que han recurrido la mayoría de las firmas del Ibex. “Todas las que se han mantenido en el selectivo desde 1992 han generado un apalancamiento bestial”, afirma Blasco.

¿Son de fácil acceso las puertas giratorias?

Entrar y salir del Ibex no es fácil. Es cuestión de números. La sociedad rectora de las Bolsas españolas considera técnicamente al selectivo un índice de precios, ponderado por capitalización y ajustado por el capital flotante de cada compañía que lo integra. Para la selección de los valores que lo componen, Bolsas y Mercados Españoles (BME) revisa su evolución trimestralmente, y su comité asesor se reúne dos veces al año para decidir los cambios, si los hubiera, que no siempre se da el caso. Entre otras cosas, porque depende de la evolución de los títulos y porque no hay un número de cambios fijados previamente.

 

Desde que empezase a cotizar el Ibex 35 no han sido demasiadas las empresas que han vuelto a formar parte del selectivo una vez abandonado este por cuestiones diferentes a operaciones corporativas puntuales que las excluían temporalmente del indicador, como es preceptivo. Ejemplos hay. Prisa, editora de este periódico, es uno de ellos. Figuró entre los valores más líquidos de la Bolsa entre 2000 y 2003 y entre 2004 y 2007. Puleva también. Salió en 2000 para volver al club como Ebro Puleva en 2010 y repetir la operación en 2012 y 2013. Aguas de Barcelona abandonó en 2001 y regresó seis años más tarde. Y, más recientemente, Bankia ha experimentado la misma realidad. Eso sí, esta vez tras ser intervenida.

 

Viscofan fue excluida en 2000 y volvió a fluctuar efímeramente entre los 35 magníficos en 2013. Gamesa ingresó en la liga en 2001 y salió y entró de nuevo en 2013.

 

Menos habitual es el caso de Acerinox, que se retiró del Ibex hace dos años precisamente, tras permanecer en él desde sus comienzos. “Estar en el Ibex aporta una liquidez importante que acarrea que los inversores pongan los ojos en esos valores. Cuando se sale de él es más difícil volver porque los inversores ya no te miran”, explica Carmen López, de BME.

 

Tampoco es frecuente el caso de Dia, que se convirtió en el valor número 36 del selecto club, por primera y única vez de su historia, porque entre los candidatos a abandonar el indicador figuraban valores bancarios que habían sufrido una disminución transitoria de liquidez como consecuencia de la prohibición de las operaciones a corto en 2011.

 

MIEMBROS MENGUANTES

A lo largo de sus 23 años de historia ha sido más habitual que la liga de las grandes compañías contase con 34 miembros. Al menos con carácter temporal. Ha ocurrido cuando, por ejemplo, fueron excluidas Aceralia, Terra o Amadeus tras las opas lanzadas por Arcelor en 2002, Telefónica en 2003 y WAM Acquisition en 2005, respectivamente. O cuando Iberia salió del Ibex en 2011 al fusionarse con British Airways. BME se encarga de advertir que, aunque generalmente suele coincidir, las acciones que engrosan el indicador no siempre son las empresas que tienen mayor dimensión. Las grandes compañías engrosan el club porque son las que gozan de mayor liquidez, las que más se negocian. También es precisamente este criterio el que impide que todos los sectores estén presentes entre los 35 y que, de esta manera, la liga del Ibex esté menos concentrada por actividades (el sector financiero está sobrerrepresentado mientras el turístico, motor de la economía española, no cuenta con ningún jugador).

 

PRECIOS

Aunque la sociedad rectora de las Bolsas lo califique técnicamente como índice de precios, el comité técnico que aprueba los estrenos en el selectivo no tiene en cuenta este factor, si bien la liquidez a menudo está relacionada con la revalorización de las acciones y, por tanto, con sus precios. Así que el próximo candidato a formar parte de este selecto club de los valores más mirados y admirados es AENA, tras el éxito de su estreno bursátil del pasado miércoles, en el que el valor registró un alza cercano al 21% y se colocó como la compañía pública con mejor debut en el mercado de valores en los últimos 20 años. Ferrovial suena como una de las posibles bajas. Pero habrá que esperar para que el comité técnico de la sociedad rectora de las Bolsas anuncie los cambios. ¿Volverán a esta exclusiva liga las grandes compañías aquejadas actualmente de falta de negociación? El tiempo lo dirá.

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Sobre la firma

Carmen Sánchez-Silva
Es redactora del suplemento Negocios. Está especializada en Economía (empleo, gestión, educación, turismo, igualdad de género). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Previamente trabajó en La Gaceta de los Negocios, Cinco Días, Ranking, Mercado e Ideas y Negocios. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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