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El juicio de Paris, la elección continúa aún hoy día.

Tras los inteligentes comentarios de "pisitófilos creditófagos" a mi anterio entrada al blog (y a su imagen del cuadro "Los amores de Helena y Paris" de Jacques Louis David) se me ha ocurrido hacer un breve repaso a la reinterpretación contemporanea al "Juicio de Paris" y el problema de la elección.

Eleanor Antin

La fotógrafa americana, muy conocida en los Estados Unidos, realizó en el año 2007 una reinterpretación moderna del mito del Juicio de Paris. Atenea intercambia su papel con el de Hera. La primera pierde sus atributos de inteligencia y aparece como diosa de la guerra, mientras que Hera sustituye sus atributos de poder por los de esposa (de Zeus) y ama de casa. Afrodita mantiene sus atributos de belleza. Helena espera la decisión, que parece tomada de antemano, detrás de Paris.

Charles Bell

El pintor foto-realista, ubicado en Nueva York y nacido en Tulsa, Oklahoma, Charles Bell convierte el Juicio de Paris en un concurso de belleza. Identifica a las diosas con muñecas Barbies en un desfile de modelos. Las diosas tiene bandas al estilo de las mises, donde se pude leer “Miss Universo” (Hera) con las lleves de mando, “Miss Arte” (Atenea) con una medalla de guerra y “Miss Pasión” (Afrodita) con un look a lo Marilyn Monroe.

Ajiléas Drungas

La situación se sintetiza aún más. El pintor nos demuestra que la elección entre las diosas realmente se reduce a una sola, Afrodita. Las otras ni aparecen (aunque puede que estén delante de nosotros pero no las vemos) pues no tiene la más mínima oportunidad de ser elegidas.

Antonio Mingote

Las tres diosas, de un descomunal tamaño, ocupan todo el cuadro y parecen apabullar a un joven vestido de manera muy elgante. Le identificamos como a Paris pues lleva en la mano la manzana de la discordia, pero que no obstante, mantiene una actitud muy “templada”, por no decir que esta abstraído del problema de la elección. Se deja seducir.

Federico Jiménez Fernandez.

Curiosa parodia/alegoría del mito en la que la escena se traslada a un corral y en la que no falta ninguno de los protagonistas. La elección es entre un gallo y tres gallinas. Esta obra fue comprada por el museo del Prado en 1882.

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