La economía de la inmigración
Quienes están a ambos lados del debate sobre la inmigración a menudo exponen argumentos económicos. Buscan pruebas para apoyar su causa, y por lo general pueden encontrarlas.
En Reino Unido, la migración se ha convertido recientemente en un tema político importante, por lo que un nuevo estudio que muestra que los inmigrantes recientes han ayudado a las finanzas del gobierno británico entre 2001 y 2011 estaba destinado recibir una gran atención. La investigación ha sido realizada por Christian Dustmann y Tommaso Frattini, del Centro de Investigación y Análisis de las Migraciones del University College de Londres.
Los economistas calculan los impuestos que han pagado los inmigrantes y el valor de las prestaciones sociales y los servicios públicos que recibieron. Ofrecen varios números, los más conservadores contemplan una contribución neta de 25.000 millones de libras (unos 32.000 millones de euros) de los recién llegados en la década. Los inmigrantes pagaron un 42% más de lo que recibieron, mientras que la población nativa recibió el 10% más de lo que pagó. Eso apoya los activistas que están a favor de la inmigración.
El estudio calcula los impuestos que han pagado los inmigrantes y el valor de las prestaciones que recibieron
Pero quienes están en contra también encontraron un dato. Utilizando el mismo tipo de cálculos, el estudio encontró que el saldo fiscal neto desde 1995 para todos los inmigrantes, no solo para los recién llegados, fue negativo –de 114.000 millones de libras–. La inclusión de otros cinco años también mostró que el superávit de lo que los nativos cosecharon frente a lo que aportaron no era tan grande.
Aunque las respuestas están en lo cierto, la pregunta es incorrecta. Cuando la gente se queja de que los inmigrantes son una carga para las finanzas del gobierno, rara vez piensan en términos de saldos monetarios precisos. Están intentando articular una preocupación más amplia. La proporción de inmigrantes de la fuerza laboral del Reino Unido se duplicó del 7% al 14% en los 15 años posteriores a 1995. Ese cambio fue lo suficientemente grande y rápido como para cambiar la forma de las finanzas públicas para las generaciones venideras. ¿Cómo? Ni siquiera el mejor estudio de la última década puede responder a esa pregunta.