¿En qué momento un autónomo pasa a ser un falso autónomo?
¿Sabemos realmente cuando un trabajador se convierte en falso autónomo? El abogado laboralista Fabián Valero nos aclara ésta y otras cuestiones sobre los problemas que sufren los trabajadores por cuenta propia.
Se ha convertido en una moda que muchas empresas 'contraten' a trabajadores a cambio de que se den de alta en el régimen de autónomos, siendo también una media muy empleada por algunas compañías, que despiden a los trabajadores y les recomienden que empiecen a trabajar por su cuenta para así liberarse de las presiones fiscales. Es lo que se denomiman como falsos autónomos. El abogado laboralista Fabián Valero nos aclara todas nuestras dudas sobre esta figura.
Asegura que un trabajador por cuenta propia se encuentra en una situación de fraude cuando "concurren una situación de ajenidad (las rentas y beneficios del trabajo recaen sobre el empresario y no sobre el autónomo), dependencia (que implica que el autónomo está incluido dentro del ámbito de organización de la empresa, la cual ejerce una actividad de organización, planificación y control sobre su trabajo) y que el autónomo perciba una remuneración fija y periódica". Sin embargo, el autónomo deja de ser falso una vez que la compañía opta por regularizar su situación y contratarlo por cuenta ajena "o bien cuando el empleado denuncia y una sentencia judicial declara el carácter fraudulento de esta contratación haciendo que se convierta en indefinido". También puede darse la situación que se conozca esta ilegalidad por parte de la Inspección de Trabajo y denuncia el caso, "obligando a la empresa a regularizar el contrato", explica el abogado.
Durante los últimos tiempos se ha evidenciado un incremento de la figura del falso autónomo, sobre todo por la necesidad de las empresas de "reducir cargas sociales. Los costes de las cotizaciones a la Seguridad Social a cargo de la compañía son significativamente mayores que los que se derivan de utilizar esta figura", aclara Fabián Valero.
Los sectores más castigados por esta figura son principalmente aquellos que no requieren de una presencia física por parte del trabajador dentro del proceso productivo o que esté vinculado a profesiones más liberales, como podrían ser periodistas, abogados, economistas, visitadores, tertulianos, ingenieros, arquitectos o representantes.
Para acabar con esto recomienda rebajar las cotizaciones a la Seguridad Social, además de aumentar los medios de la Inspección de Trabajo para incrementar la vigilancia y reducir esta vía de fraude. Considera que a los empresarios no les merece la pena arriesgarse tanto para ahorrarse una cierta cantidad de dinero.