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El Foco
Tribuna
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El gigante insatisfecho

Si a finales de octubre se celebraran las elecciones de mitad de mandato (Senado, Cámara de Representantes), los republicanos superarían a los demócratas: 45,9% votaría republicano versus 42,8%, demócrata. En el Senado, 46 puestos irían a los conservadores, 45 a los demócratas, y 9 estarían en el aire. En la Cámara de Representantes, 228 congresistas serían republicanos, 184 demócratas, y 23 podrían caer en cualquier bando. Gobernadores: 22 republicanos, 17 demócratas y 11, aún no se sabe.

Solo el 27,5% de los ciudadanos cree que el país va en la dirección adecuada versus un 65,8% insatisfecho

Estos datos exponen una evolución favorable a los republicanos durante 2014 y anticipan una tendencia para las elecciones del 4 de noviembre: los republicanos, hoy, sacan ventaja a los demócratas, todavía en la Casa Blanca y mayoría en el Senado. Las docenas de encuestas consultadas –en cada estado y elección– indican que los ciudadanos están insatisfechos con la forma en que están siendo gobernados y que castigarán a quienes ocupan puestos en el Senado, la Cámara de Representantes y a los gobernadores.

Solo el 27,5% cree que el país va en la dirección adecuada versus el 65,8% que está insatisfecho. ¿A quién culpan los norteamericanos? A todos. Y primordialmente al Congreso: el 79,9% rechaza cómo hacen las cosas la Cámara de Representantes y el Senado. Solo les aprueba el 13,4%. El presidente está un poco mejor, pero en mínimos históricos: aprueban su gestión el 41,5% y le suspenden el 54,3%. Los hispanos han bajado del 62% al 52%, en su apoyo a Obama.

¿Qué es lo que está pasando? ¿Qué nos dice la sociología? ¿Qué temas motivan la orientación del voto? Son preguntan difíciles de contestar en una página. Habrá que acudir, como Descartes, “a ideas claras y distintas”, para resumir. Varias son las cuestiones que dominan el debate en la sociedad; en política interior: la economía, el paro, la inmigración y el Obamacare (reforma sanitaria), entre otras.

La recuperación se consolida, con un crecimiento del PIB del 4,6% en el segundo trimestre de 2104 y cinco años ininterrumpidos de ascenso económico. El paro ha bajado a niveles previos a 2008, hasta el 5,9%, habiéndose creado 10 millones empleos en 54 meses consecutivos, la racha de creación de empleo más larga desde 1939 (la siguiente, fue con Clinton, 1993-2001; la anterior, con Ike, 1953-1960).

Sin embargo, solo el 39% de los votantes aprueban la gestión económica del presidente, y el 56% la rechaza. ¿Por qué, si la economía va bien y se crea empleo? En 2014, no “es la economía, estúpido”, sino los ingresos por hogar, la renta de los individuos y su capacidad adquisitiva y para ahorrar. La mediana de los ingresos familiares (punto en que el 50% de los ingresos está por encima, y el otro 50% está por debajo; distinto de la media aritmética: total de ingresos dividido por número de hogares) ha decrecido con Obama un 4%, mientras que la economía (2009-2014) ha crecido en PIB el 8%.

Las comparaciones son odiosas, pero reveladoras: con Reagan, el PIB creció el 22% y la mediana de ingresos familiares aumentó el 6%. El PIB creció con Clinton un 24%, y los ingresos familiares un 11%. Con Bush hijo el PIB creció el 16% (en sus seis primeros años de mandato, antes de la crisis financiera), pero la mediana de ingresos cayó el 2%. Con Clinton, los incrementos de productividad eran del 3% anual, gracias a las tecnologías de la información; con Obama, la productividad ha crecido el 1% anual, gracias a las TIC y a la moderación salarial.

Los republicanos están más movilizados electoralmente que los demócratas para los próximos comicios

La inmigración divide a todos, reconociendo que una reforma es necesaria. La ley impulsada por Obama fue aprobada en el Senado, pero parada en seco en la Cámara de Representantes por los republicanos. Con 36.000 niños hispanos en centros de acogida de Nuevo México, Arizona, Texas, etcétera, y Rick Perry llamando a la Guardia Nacional para lidiar con los críos, Obama pospuso su reforma para después de las elecciones; resultado: pierde un 10% del voto hispano, a quien Obama prometió la famosa reforma.

El Obamacare polariza, aunque 32 millones de estadounidenses tengan acceso a un servicio médico que antes se les denegaba y, aunque para la industria farmacéutica y los hospitales, está resultando un beneficioso revulsivo económico con 32 millones clientes nuevos (pacientes). El 51,4% rechazan el Obamacare versus el 41%. Algunos se oponen por motivos religiosos y éticos. Otros, porque consideran la ley una negativa intromisión en sus vidas. Esto cuestiona el papel del Estado: el 35% prefieren que el Gobierno tenga menor protagonismo, y el 32% quiere que sea más activo. El 54% creen que el Gobierno “está haciendo demasiadas cosas que deberían hacer individuos y negocios”; por contraste, el 41% piensa que “el Gobierno debería hacer más cosas para solucionar los problemas del país”.

Entre esos problemas están la amenaza terrorista, la seguridad nacional y la política exterior. El 56,7% desaprueba la gestión internacional de Obama (versus el 35%). El 55% (frente al 32%) confía más en los republicanos que en los demócratas para defender el país del terrorismo internacional. A Obama se le han acumulado los problemas: Ucrania, ISIS (Siria, Irak, Libia), medioambiente/Ébola, etc. Los republicanos están más movilizados electoralmente que los demócratas, aunque ambos bandos han invertido ya 4 billones de dólares.

Todo pudiere indicar, en este momento, –elecciones de este estilo exigen mediciones diarias, y poner foco en cada circunscripción–, que los republicanos ganarían. ¿Por qué? Los votantes suelen culpar al presidente por los malos momentos (bajos salarios, con Obama) y le premian si las cosas van muy bien (Clinton, Reagan). La clave, ya comentada, está en los ingresos familiares y, aunque Obama no se presenta a las elecciones de noviembre, los votantes suelen pagar sus frustraciones con el partido del presidente, como pasó con los republicanos en 2006 (Bush era presidente, y su índice de aprobación era peor que el de Obama).

Dos últimas cuestiones: en América, los votantes premian al candidato que promete crecimiento (Reagan, Clinton), versus el que promete reducir desigualdades. La única potencial candidata que gana en cualquier encuesta y temática (economía, política internacional, terrorismo) es Hillary Clinton, quien aparentemente no se juega nada en estas elecciones, y acaba de ser abuela.

Jorge Díaz-Cardiel es socio Director ADVICE Strategic Consultants. Autor de Obama y el liderazgo pragmático, La reinvención de Obama y Éxito con o sin crisis.

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