El día después del test: qué pasará en Bolsa y con el crédito
Los resultados del test del estrés a la banca europea que se han conocido este domingo serán el último paso de un largo camino en el que el objetivo último es recuperar del todo la confianza perdida hacia el conjunto del sistema financiero de la zona euro. Será un retrato exhaustivo en el que aflorarán las fortalezas y debilidades de las 130 entidades más significativas de la región y tras el que abordar de la manera más transparente posible la supervisión única, de la que se hará cargo el BCE a partir del próximo 4 de noviembre, y la unión bancaria.
Los bancos de la zona euro habrán sido valorados por un rasero que, salvando las numerosas particularidades locales, pretende dar una visión unificada del sector y que va a dar una información muy útil sobre el estado de salud de un segmento clave para la recuperación de la economía de la zona euro. Será el punto de partida para conocer cuáles son las condiciones reales en las que está la banca de la zona euro para conceder crédito y también, una especie de piedra de Rosetta para los inversores con la que descifrar el interior de los balances y cuentas de resultados de los bancos. En definitiva, la guía para conocer cuál podrá ser el desempeño de la banca en la economía real –después de que el FMI ya haya advertido de que el 70% de la banca de la zona euro no está en condiciones de dar crédito– y también en la financiera.
Por lo que al crédito se refiere, la comunidad inversora y los propios bancos son sumamente escépticos respecto a que el test de estrés vaya a contribuir al impulso de la financiación bancaria a particulares y pymes, verdadero talón de Aquiles para la recuperación económica. Incluso a pesar de que el test de estrés ofrezca un aprobado generalizado en términos de capital, el sector continúa inmerso en un proceso de desapalancamiento en el que no pretende asumir el nuevo riesgo que inevitablemente va unido al crédito. “Los bancos europeos son todavía los mayores del mundo y su tamaño aún equivale a tres veces el PIB incluso después de haberse desapalancado en 3,75 billones de euros desde 2012”, explica Royal Bank of Scotland. La firma añade que los bancos “no están aún preparados para prestar”. Y apunta que su capital es todavía demasiado poco, el equivalente a alrededor del 3% del cojunto de su balance.
El nivel de capital será la imagen más nítida que quedará del test de estrés, y dará una referencia decisiva para los inversores. Para empezar, tendrán una primera información sobre el impacto en capital que supone una adecuada valoración de los activos –con el denominado ejercicio de AQR y los saneamientos que de él se derivarían–, a lo que se añade el impacto de someter el balance a una situación de estrés, primero moderado o base, y después, más extremo o adverso. “Vigilaremos muy de cerca los datos de capital Tier 1 del AQR y del escenario adverso. Y también la cuenta de resultados, como buena muestra de la capacidad de los bancos para absorber pérdidas”, explica el analista de una firma internacional.
Pero los analistas ya avanzan una advertencia de lo que será el terreno de juego después de la publicación de los test. “Un aprobado no es suficiente. Ya hay que hablar de ratios de capital en los que se contemple al cien por cien la aplicación de Basilea III. Habrá que ver cómo son los niveles de capital para recuperar el pago de dividendo en metálico”, añaden fuentes de mercado. El anuncio de los test será por tanto el último paso del proceso de transparencia para el sector pero un capítulo más en la constante búsqueda de capital.