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La Albufera, la otra cara de Valencia

Cuentan los pescadores del puerto de Catarroja, en pleno corazón de la Albufera, que antes este humedal era un paraíso. Un lugar limpio, plagado de especies animales y donde abundaba la pesca. Hoy, convertido en parque natural, nos encontramos con una Albufera en vías de recuperación pero, como ellos mismos afirman, con una larga labor aún por hacer.

Este espacio ha conformado las raíces del pueblo valenciano siendo, desde hace siglos, fuente esencial de abastecimiento para la región. La explotación de la pesca, la caza, la sal y la leña dio paso al cultivo del arroz, base de la paella valenciana, de renombre internacional y emblema de toda la comunidad. El propio Blasco Ibáñez, en su novela Cañas y barro, capta a la perfección la magia de este lugar que ya en el siglo XIX comenzaba a transformarse poco a poco debido a la industrialización. Este proceso llegaría a su culmen en los años setenta del pasado siglo con el crecimiento urbano, agrícola e industrial de Valencia y los pueblos cercanos.

Sin embargo, desde el año 2009 la Confederación Hidrográfica del Júcar, en colaboración con otras organizaciones como Coca-Cola, las ONG Acció Ecologista Agró y SEO BirdLife y las universidades de Valencia, está impulsando proyectos de recuperación de este entorno natural.

Los resultados están siendo muy satisfactorios y buena prueba de ello es el proyecto del Tancat de la Pipa. Se trata de la construcción de 40 hectáreas de humedales artificiales para experimentar y cuantificar las necesidades ambientales y así poder invertir la situación. El aumento de la biodiversidad y mejora de las aguas, la llegada de especies nuevas y, en consecuencia, la demanda creciente de visitas y participación social en el parque son algunas muestras de esta recuperación.

El visitante aquí tiene la opción de conocer la otra esencia de Valencia. A apenas diez minutos del centro de la ciudad se accede a un parque natural de importancia internacional y en constante mejora.

La opción ideal para conocer la Albufera es en barca. Desde el puerto de Catarroja, lugar de encuentro de pescadores, comienza la travesía por el canal que lleva al lago. Cruzando los distintos tancats y arrozales, se pueden observar especies de aves típicas de este entorno. Las garzas, cormoranes, patos y flamencos suelen ser las más comunes, pero varían según la época del año. Estas rutas no son nada caras y a las estupendas vistas del paisaje les acompañan las explicaciones de los barqueros que, al llevar toda su vida ahí, son los que mejor conocen la historia y evolución del lugar.

La visita al Tancat de la Pipa es gratuita y de obligada asistencia. Aquí los biólogos y expertos muestran al visitante el funcionamiento del humedal, su evolución, los resultados y, además, le acompañan en un agradable paseo por la zona. Los amantes de la fotografía encontrarán en este parque natural un baluarte debido a su gran riqueza en flora y fauna.

Otra opción, también dentro de la reserva, es comenzar el paseo en barca desde los pueblos de El Palmar o El Saler. El primero es conocido por su gran variedad de restaurantes especializados en la auténtica paella valenciana. El Saler en cambio, en medio del bosque de la Dehesa, es un lugar perfecto para realizar rutas de senderismo o bicicleta.

Claves

El Palmar, pueblode pescadores A orillas de la Albufera se encuentra este pequeño pueblo famoso por su gran variedad de restaurantes. La paella valenciana es su plato estrella y está elaborada con productos frescos de la misma zona.

El Saler y la Dehesa La Dehesa, un bosque de diez kilómetros de pinares y dunas, separa este pueblo del lago de la Albufera. Es un lugar perfecto para realizar rutas de senderismo, en bicicleta o a caballo. Las playas de El Saler son de los pocos espacios protegidos que quedan en la zona.

Tancat de la Pipa Este proyecto consiste en la construcción de humedales artificiales para experimentar y poder mejorar las cualidades del entorno. El resultado es el aumento de la biodiversidad y la mejora de las aguas.

Paseos en barca La única manera de conocer realmente el parque es hacer una travesía en barca. Desde el puerto de Catarroja hasta el mar Mediterráneo los turistas se maravillarán con un paisaje único plagado de especies animales y vegetales. No olvide su cámara.

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