Brillo español en el desierto de Atacama
Solarpack pervive al recorte de los subsidios a las fotovoltaicas en España gracias a sus proyectos en mercados emergentes como Chile y Perú
Siempre es mejor irse pronto de la fiesta.
Solarpack nació en los años previos al boom de los huertos solares en España, pero redujo su exposición al mercado español a tiempo. Eso le ha permitido sobrevivir al recorte retroactivo de las primas a las fotovoltaicas y seguir creciendo en otras latitudes.
“Nuestra internacionalización empezó a finales de 2008, cuando se veía que el modelo aquí estaba agotado”, comenta Pablo Burgos, consejero delegado de la promotora. “La compañía tenía ya una trayectoria en España y decidimos capitalizar ese know-how en nuevos mercados”, añade.
La última inversión del grupo ha sido la construcción de dos plantas en el sur de Perú
Con sede principal en Getxo (Vizcaya), Solarpack es una multinacional dedicada al desarrollo, promoción, construcción y operación de plantas de generación de energía fotovoltaica para el consumo industrial (no residencial).
Surgió como idea en 2005, cuando, atraídos por los incentivos que en ese momento se ofrecían a la inversión en renovables, Burgos y otros dos profesionales del sector decidieron montar su propia empresa.
La compañía financia toda la fase de desarrollo de las plantas y las primeras etapas de su construcción, que son las que requieren mayor inversión. Luego reduce gradualmente su participación en el proyecto vendiendo sus acciones a bancos o inversores particulares.
“Ganamos dinero tomando riesgo en las primeras fases del proyecto. Al principio el riesgo es altísimo, pero una vez que la planta está conectada y en marcha, este empieza a bajar. En ese momento damos entrada a un inversor con un perfil de riesgo moderado”, precisa.
La compañía inauguró su primer parque solar en la localidad sevillana de Isla Mayor en 2007. A este le siguieron otro en Lebrija (Sevilla), dos en Llerena (Badajoz) y dos más en Cáceres, estos últimos en 2011. En total, seis plantas que en conjunto suman una potencia de 33 megavatios.
No ha crecido más en España porque las condiciones que hacían rentable la inversión en fotovoltaica han cambiado de manera radical.
Hasta 2008 el Estado garantizaba un precio fijo a los productores. Sin embargo, esta retribución tuvo el efecto pernicioso de propiciar un aluvión de proyectos que acabó por disparar el coste público del sistema.
Ese año el Gobierno empezó a limitar los incentivos a la industria. La medida más dura (y polémica) fue el recorte de ese precio fijo en un 30%, incluso para los huertos que ya estaban en funcionamiento.
“Estas son inversiones a largo plazo, a 20 o 25 años. Si a los tres años el Gobierno reduce el precio al que se había pactado la electricidad, la rentabilidad que tenías proyectada se viene abajo”, explica Burgos. “Es como si ganas la concesión de una autopista con el ofrecimiento de que vas a cobrar un peaje de 10 y, de repente, tres años después, el Gobierno te dice que no, que el peaje que vas a cobrar será de cinco”, señala.
El cambio de política motivó al grupo a buscar oportunidades en el exterior. Entre 2008 y 2010 abrieron filiales en Francia, California (EE UU) y Chile. En los dos primeros estuvieron solo un tiempo (de nuevo los vaivenes regulatorios los obligaron a reducir su participación en estos mercados). En el país suramericano, en cambio, van por su segundo proyecto en ejecución.
A pesar de que Chile no ofrece ayudas al sector, las magníficas condiciones de luz –el desierto de Atacama tiene los niveles de radiación más altos del mundo– y la necesidad de las compañías mineras de garantizarse un suministro estable en un país que importa casi la totalidad de la energía que consume, están favoreciendo el despegue de la industria.
Solarpack está protagonizando este auge. En junio de 2012 inauguró Calama 3, la primera planta solar de consumo industrial de América del Sur y la primera en el mundo que es capaz de generar y vender energía a precio de mercado, sin necesidad de subsidios públicos de ningún tipo.
Ubicada precisamente en el desierto de Atacama, la instalación cuenta con una potencia total de 1 megavatio y ha sido diseñada para suministrar energía a Chuquicamata, una mina a cielo abierto que administra la cuprífera estatal Codelco, que también participó en la inversión.
Posteriormente, en marzo de 2013, inició la construcción de Pozo Almonte Solar, una planta de 25 megavatios de potencia que de día cubrirá el 13% de la demanda de energía de la minera Collahuasi.
La planta, que en mayo de este año empezó a operar en modo de pruebas, está ubicada en Tarapacá y generará 60.000 MWh al año, el equivalente al consumo anual de 25.000 hogares, al tiempo que evitará la emisión de 50.000 toneladas de CO2.
Consolidados en Chile, el siguiente paso lo han dado en Perú, donde las condiciones de radiación de los desiertos costeros también son privilegiadas.
En sociedad con Gestamp, en marzo de 2013 inauguraron dos plantas en Tacna y Moquegua que, con una potencia conjunta de 40 megavatios, atenderán la demanda de 72.000 hogares de la zona. La inversión efectuada en ambos parques ascendió a 149 millones de euros.
Menos los paneles, el paquete completo
Solarpack cubre varias etapas de la cadena de valor de la generación de energía fotovoltaica, desde la concepción y financiación del proyecto hasta su construcción, operación y mantenimiento.
“La carrera en esta tecnología es reducir costes lo más que se pueda. En ese sentido, el hecho de que varias actividades estén bajo un mismo techo genera sinergias importantes”, explica Pablo Burgos, consejero delegado de la compañía. “Evitar pasos intermedios elimina mucha grasa”, remacha.
Lo único que han dejado fuera de su negocio es la fabricación de los paneles solares; sin embargo, trabajan en colaboración con los fabricantes para mejorar su diseño y optimizar su rendimiento.
En su sede de Sevilla, por ejemplo, cuentan con un equipo de ingenieros que se dedica a perfeccionar los sistemas de anclaje y seguimiento horizontal de los módulos, a fin de que sean capaces de aprovechar al máximo la luz del sol.
Datos básicos
FacturaciónLos ingresos de Solarpack se han mantenido en los 54,5 millones de euros en 2012 y 2013. Pero un año importante para el grupo fue 2011, cuando la facturación saltó de los 12 a los 41,4 millones gracias a su entrada en Chile y la decisión de abarcar también la fase de construcción de las plantas.
BeneficiosLa compañía, que a nivel global da trabajo a 70 personas, se abstuvo de aportar datos de beneficios, pero aseguró que ha obtenido ganancias de manera ininterrumpida desde 2006, con la sola excepción de 2009, cuando los cambios regulatorios en España trastocaron la rentabilidad de sus proyectos locales.
Negocio exteriorSolarpack tiene plantas solares en Chile y Perú de cuya construcción, operación y mantenimiento está a cargo. En Estados Unidos, en cambio, se está limitando a desarrollar un grupo de proyectos (que suman 27 MW) en colaboración con otros promotores. En Francia tienen un proyecto de 12 MW en fase de aprobación urbanística, mientras que en Sudáfrica están desarrollando una planta de 16 MW en alianza con la local Kabi Energy. En conjunto, todos estos proyectos aportan actualmente el 95% de los ingresos del grupo. “A causa del retiro de las primas, España es un mercado que ha desaparecido para nosotros”, se lamenta Pablo Burgos.
Centro de I+D en ChileAdemás de la planta que acaba de poner en marcha para Collahuasi, Solarpack colaborará con la minera chilena en la instalación de una central de 300 kW en los terrenos del puerto que esta utiliza para exportar sus minerales. Servirá para probar distintas tecnologías fotovoltaicas en condiciones de uso reales.