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El Foco
Tribuna
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Educación, la vía latinoamericana en RSE

Tradicionalmente se ha considerado que hay diferencias entre la responsabilidad social empresarial (RSE) en Europa y Latinoamérica. Esto se debe a que en América Latina hay una serie de factores que condicionan la RSE. Entre otros, el alto peso de la empresa familiar en su estructura económica, la idiosincrasia de los emprendedores, muchos de ellos con raíces en la inmigración y en buena parte de los casos con un fuerte componente social; la relación y cercanía de estos empresarios con la comunidad, y la mayor superficie y diversidad del territorio en relación a Europa.

Aunque expertos, como Antonio Vives, consultor en Cumpetere y profesor de Stanford University, piensan que aún hay camino por recorrer en la RSE en Latinoamérica, considero que esta percepción debería cambiar. En Latinoamérica se están desarrollando políticas de RSE, pero con unos objetivos propios y adaptados a su idiosincrasia.

En áreas a la que no llega el Estado las petroleras o mineras asumen la creación de proyecto sociales

Las empresas latinoamericanas asumen iniciativas en muchas áreas asistenciales que en Europa se consideran responsabilidad del Estado. De esta forma, en áreas en las que no llega el Estado, petroleras o mineras han asumido la responsabilidad de crear centros de asistencia sanitaria, escuelas de educación infantil o incluso carreteras. Y también hay empresas que integran la gestión económica con los criterios medioambientales, los cuáles cuentan con certificaciones ISO, como es el caso de Zonamerica.

Por otra parte, en Latinoamérica, el medioambiente no puede separase de la acción social. En países como Perú y otros cercanos, la Pacha Mama, algo así como la Madre Tierra, el medioambiente, es una parte fundamental de su sistema de valores y las agresiones contra el mismo se consideran violaciones contra la propia pervivencia de la sociedad y su cultura.

Es cierto que la minería ilegal e, incluso en el pasado, la gestión de algunas compañías, han tenido un impacto muy negativo en el medioambiente, con contaminaciones de distintos metales, etc. Pero en estas zonas, las políticas medioambientales no son una opción. Son una necesidad para conseguir una mínima aceptación en el entorno. Y esto es así porque, cada vez más en más países, la oposición de las comunidades puede suponer el veto a proyectos mineros o de otra índole.

También el crecimiento económico contribuye a la RSE. El crecimiento del país y la propia existencia de las empresas son el mejor germen para la creación de empleo formal, la mejora de las condiciones económicas y sociales. La responsabilidad social surge, en muchas ocasiones, como una necesidad de conseguir que las familias de los empleados, o su entorno, puedan hacer frente a necesidades educativas o sociales.

Además, la perdurabilidad de este crecimiento en los últimos años ha favorecido no solo que las empresas locales crezcan y salten las fronteras, sino que adopten nuevas formas de gestión. Las empresas locales se están convirtiendo en multilatinas y estas se están transformando en globalatinas. Los ejemplos de la importancia de los grandes grupos latinoamericanos en el mundo son numerosos y en España conocemos ya casos muy notorios de inversiones en empresas españolas.

Las grandes compañías iberoamericanas realizan muchos esfuerzos en la educación de los jóvenes

La globalización conlleva cambios, no solo en la organización de las empresas, sino en su propia gestión empresarial y en la RSE. También la presión de los consumidores es cada vez mayor. En 2011, un informe, realizado por Forum Empresa entre 3.200 personas (ejecutivos y consumidores), concluyó que el 72% de las empresas de capital latinoamericano mejoraron su RSE, ocho puntos más que las filiales de multinacionales, en las que la mejora de la responsabilidad fue del 64%. Este mismo estudio concluyó que el 95% de los consumidores latinoamericanos declara preferir un producto elaborado con criterios socialmente responsables, aunque su precio sea mayor.

Las empresas latinas no solo responden a estos requerimientos, sino que lo hacen con criterios de gestión adaptados a los estándares mundialmente reconocidos en RESE, como el Global Reporting Initiative (GRI), el Pacto Mundial de Naciones Unidas o las normas ISO. Por poner algunos ejemplos, el Grupo Carvajal que elabora los reporting con los criterios G4 del GRI e involucra a los grupos de interés (proveedores, clientes, accionistas…) o los Laboratorios Bagó, que forman parte del Pacto Mundial de Naciones Unidas y cuentan con certificados del tipo GMP, entre otros casos.

En Latinoamérica una de las prioridades en RSE sigue siendo la educación. Un ejemplo es el Consejo Empresarial de América Latina (CEAL), una organización formada por más de 500 presidentes de grandes empresas iberoamericanas, que entre sus objetivos prioriza el fomento de la educación. Esta asociación ha seleccionado a un grupo de empresas socialmente responsables, que homenajeará en su 25 asamblea plenaria en octubre en Madrid. ¿Qué tienen en común estos programas? Generalizar los objetivos de RSE de distintas empresas y diferentes países es complicado. De su análisis podemos colegir que las grandes empresas iberoamericanas están realizando muchos esfuerzos en la educación de los jóvenes, particularmente en el aprendizaje de habilidades empresariales.

Es el caso del proyecto del Banco Mercantil Santa Cruz para jóvenes en situación de vulnerabilidad, el programa de estímulo a la educación del grupo Bagó o los programas de Energisa y Cementos Progreso para fomento del capital humano y el espíritu empresarial. Aunque también hay proyectos relacionados con la salud y la educación, como Cargill y Rimac, con programas nutricionales y de prevención sanitaria.

Núria Vilanova es presidenta de CEAL Capítulo Ibérico.

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