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Tribuna

¿El fin del monopolio bancario?

Ahora que la recuperación económica en Europa se está consolidando, estimamos que las necesidades de financiación de las empresas medianas del continente para los próximos cinco años se situarán entre 2,4 y 2,8 billones de euros. Es una carga considerable para ser asumida por los bancos, especialmente si tenemos en cuenta la ampliación de los requisitos regulatorios, en particular los requisitos de adecuación de capital de Basilea III. De hecho, la presión para que los bancos reduzcan sus balances mediante la disminución de préstamos sigue siendo importante.

Creemos, sin embargo, que hay nuevos inversores en los mercados de deuda que tienen el potencial de cubrir las necesidades de financiación en el segmento de las empresas medianas y, desde luego, complementar la financiación bancaria tradicional. Sin embargo, dos retos dificultan esta visión optimista. En primer lugar, existe la necesidad de abordar los problemas estructurales que impiden a inversores institucionales encontrar atractivo en estos mercados. Y, segundo, es necesario que las empresas medianas demanden financiación ya que hasta ahora se han mostrado demasiado cautelosas y en su mayoría se han limitado a refinanciarse. Ciertamente, después de varios años de escasa inversión, el gasto de capital será crucial para las empresas que pretendan competir a nivel internacional cuando la crisis financiera finalmente termine. Sin embargo, la emisión neta de préstamos a empresas europeas fue negativa por segundo año consecutivo en 2013, según datos del Banco Central Europeo.

Como respuesta, en 2013, se pusieron en marcha una serie de iniciativas con el objetivo de desarrollar los mercados privados de colocación y los mercados de renta fija. Es más, la Comisión Europea anunció a principios de este año que estaba estudiando estos mercados como fuente de financiación que potencie el crecimiento económico a largo plazo de la eurozona. Tanto las colocaciones privadas como los bonos minoristas ofrecen a las compañías medianas la oportunidad de financiarse a través de inversores en bonos sin tener que llevar a cabo todo el proceso de registro completo que exige una emisión de bonos públicos. Dicho esto, todavía existen barreras, una de las más importantes es la falta de estandarización de los documentos legales. La estandarización reduciría los costes de la operación, lo que atraería a nuevos emisores y llevaría liquidez al mercado. Hay varias iniciativas en marcha con el objetivo de fomentar dicha estandarización. Por ejemplo, el Euro PP Charter francés, que podría servir de base para el resto de países europeos que carecen de documentación estandarizada (como el Reino Unido, Italia y España). Ciertamente, la velocidad con la que se finalizó, en solo un año, refleja la voluntad y los esfuerzos de diversas autoridades y participantes de los mercados para establecer un marco común.

Otro paso clave en el desarrollo de un mercado de financiación para inversores de empresas medianas ha sido el aumento de la transparencia en cuanto a la calidad del crédito. Sin embargo, los inversores podrían beneficiarse aún más si existiera un registro completo, disponible al público, que recogiera la información de gasto de capital de este segmento corporativo así como estadísticas de impago y tasas de recuperación basadas en un amplio conjunto de datos y con una definición uniforme de lo que constituye un impago. Por último, el aumento de la liquidez en los mercados secundarios para cubrir las necesidades de financiación del segmento de empresas medianas podría ser beneficioso para la colocación capital.

En última instancia, estos esfuerzos deberían conducir a una mayor transparencia sobre los riesgos que conlleva la inversión en compañías medianas, a más y mejores colocaciones de capital y a menores costes de financiación y transacción para los emisores de este mercado. De esta manera, el mercado podrá construir un puente sólido que acorte la actual brecha en la financiación y ayude a estas empresas a convertirse en un poderoso motor del crecimiento económico en Europa. El mensaje es claro: las empresas medianas necesitan diversificar sus fuentes de financiación a fin de reducir su dependencia de los bancos. Al mismo tiempo, hay nuevos inversores dispuestos a prestar a estas empresas si logran obtener buena información sobre los emisores. En este sentido, tanto la estandarización de los procedimientos como la existencia de herramientas sólidas de análisis son elementos vitales en este sentido, y están en desarrollo. El monopolio de los bancos en la financiación del segmento de empresas medias podría finalizar pronto.

Leandro de Torres Zabala es Analista de Corporates de Standard and Poor’s, EMEA de Standard and Poor ‘s Ratings Services

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