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Columna
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La apuesta de Imperial Tobacco

Los inversores piensan que Imperial Tobacco tiene mucho que ganar con una posible fusión de 56.000 millones de dólares (unos 42.000 millones de euros) con sus competidores estadounidenses Reynolds y Lorillard. La combinación requeriría un programa de gran alcance para aplacar a los reguladores antimonopolio. Pero Imperial anda corto de efectivo –y puede que los activos disponibles no sean tan atractivos–.

Una alianza de Reynolds-Lorillard dominaría el 42% del mercado de tabaco en Estados Unidos, lo que crearía un casi duopolio con Altria, según un informe de Credit Suisse. Imperial, valorada en 26.000 millones de libras (unos 33.000 millones de euros) podría gastar alrededor de 7.000 millones de dólares (unos 5.200 millones de euros), según asegura una persona familiarizada con la situación.

La lógica estratégica sería la de ganar escala en Estados Unidos, donde la cuota de mercado de Imperial está en solo un 3,5%. Comprar las cuatro marcas de Reynolds de segundo nivel –Winston, Doral, Kool y Salem– llevaría su participación a más del 10%, según concluye Nomura.

El tabaco es una industria en contracción en el mundo desarrollado por lo que las economías de escala cobran importancia. La dificultad para Imperial es que Reynolds y Lorillard probablemente solo rindan sus marcas de menor crecimiento.

Pero el balance general de Imperial está bajo presión, incluso contando los 471 millones de euros de los ingresos de la reciente salida a bolsa de su filial española. Se pronostica que la deuda neta con respecto a su Ebitda sea de 2,8 veces al cierre del presente ejercicio, de acuerdo con datos de Thomson Reuters Eikon.

Imperial podría desapalancarse un poco más y llevar a cabo adquisiciones que mejoren sus ingresos gracias a la financiación con deuda barata. Sin embargo, los beneficios a largo plazo son menos obvios, y un acuerdo podría en última instancia forzarle a recaudar capital fresco más adelante.

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