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El futuro presidente de la Comisión pende de Italia

Diez días después de las elecciones al Parlamento Europeo el nombramiento del nuevo presidente de la Comisión Europea sigue sin despejarse. El aspirante teóricamente mejor colocado, Jean-Claude Juncker, no cuenta aún con los apoyos necesarios. Y mientras Londres sabotea su candidatura y Berlín se dedica a buscar alternativas, el futuro de Juncker depende por ahora de una capital tan imprevisible como Roma.

Las negociaciones siguen en marcha y podrían recibir un impulso esta semana, cuando los cuatro principales protagonistas (Angela Merkel, David Cameron, François Hollande y Matteo Renzi) tienen previsto verse varias veces, primero en Bruselas, para la cita del G7 (4 y 5 de junio) y después en los actos por el 70 aniversario del desembarco de Normandía (6 de junio).

A falta del resultado de esos encuentros, la llave del próximo nombramiento parece encontrarse en manos del primer ministro italiano, Matteo Renzi, el líder de la UE que mejores resultados electorales obtuvo el 25M.

Además de ese capital político, que ha reforzado a Renzi, Italia dispone de 29 votos en el Consejo Europeo, el foro donde se sientan los 28 gobiernos de la UE. El aspirante a presidir la Comisión Europea necesita el respaldo de la mayoría de esos gobiernos y que sumen, al menos, 260 votos de los 352 posibles.

Juncker parece muy lejos de esa cifra. Durante la cumbre del pasado 27 de mayo, solo Portugal (12 votos) peleó con fuerza a favor de la inmediata designación de Juncker, según ha revelado el diario austriaco Der Standard. El resto se puso perfil a la espera de acontecimientos.

El Gobierno británico, que capitanea la campaña contra Juncker, dispone de 29 votos y parece contar con el apoyo de Holanda (13 votos), Hungría (12) y Suecia (10). En total, el bando de David Cameron parece sumar 64 votos, por lo que le faltarían 29 para frenar al exprimer ministro de Luxemburgo.

La canciller alemana, Angela Merkel, dispone de esos 29 votos pero no parece que esté en condiciones de utilizarlosabiertamente en contra de Juncker, que es el candidato de su propia formación, el Partido Popular Europeo, ganador de las elecciones del 25M, aunque se quedó muy lejos de la mayoría absoluta.

En cambio, el primer ministro italiano pertenece a la familia contraria, Socialistas y Demócratas, y podría justificar con mayor facilidad el rechazo de un aspirante como Juncker que, en opinión de sus críticos, aglutina tres grandes males: el inmovilismo (lleva 30 años participando en consejos de la UE), la pésima gestión de la crisis (presidió el Eurogrupo hasta 2013) y la evasión fiscal (como primer ministro defendió a sangre y fuego el secreto bancario de Luxemburgo).

Renzi sabe que dispone de una valiosa baza negociadora y falta por ver cómo la juega y a favor de quién. De momento, no se ha pronunciado ni a favor ni en contra de Juncker, aunque ha recordado, en una entrevista con El País, que el luxemburgués no dispone de mayoría suficiente "y por eso es difícil pensar que se pueda elegir una persona sin un acuerdo global".

La diplomacia italiana ya ha demostrado en Bruselas su habilidad para aprovechar este tipo de situaciones y obtener réditos políticos, que en este caso puede tratarse desde una buena cartera en la Comisión a algún otro cargo. De momento, un socialista italiano parece ya muy bien situado para alzarse con la presidencia del Parlamento.

En el caso de la presidencia de la Comisión, la última palabra la tendrá el Parlamento Europeo, que debe aprobar la propuesta del Consejo por mayoría absoluta. Pero para llegar a esa segunda votación, el aspirante necesita el respaldo de los Gobiernos.

Y si la coalición anti-Juncker cuenta finalmente con Italia, los cinco gobiernos ni siquiera necesitarán votar en contra; les bastará con abstenerse para impedir la "nominación" de Juncker o retrasarla indefinidamente. Y el tiempo excesivo de cocción puede resultar fatal para las aspiraciones del luxemburgués. Cuanto más tarde en llegar esa candidatura, más se diluirá el vínculo político entre los resultados del 25M y el nombramiento del presidente de la Comisión, lo que hará más digerible la búsqueda de un tapado o tapada que, quizá, ya han puesto a remojo.

Foto: Jean-Claude Juncker hace campaña para el 25M en una fábrica de pasta en el norte de Portugal (B. dM., 17-5-2014).

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