El ultimo rey de Europa
Juan Carlos I llegó al trono como heredero de una dictadura carpetovetónica, pero enseguida conectó con los centros de poder en Washington, Bruselas, París, Londres o Bonn. Y en sus 39 años de reinado, se ha convertido en el último rey de Europa que deja una huella indeleble en la política de su país y del Viejo Continente.
Las monarquías europeas han adquirido un carácter cada vez más simbólico y la impronta de reyes como Balduino de Bélgica o Beatriz de Holanda parecen cosa del pasado. En la actualidad, la mayoría de los monarcas europeos solo acumulan actos protocolarios en su historial.
Incluso la Gran Bretaña del siglo XX puede entenderse a través de figuras como Churchill, Thatcher y Blair, sin necesidad de una referencia expresa a Isabel II. En cambio, la España de los últimos 100 años no puede comprenderse sin estudiar a Picasso, Franco y Juan Carlos I.
Al rey de España, tanto sus críticos como sus defensores le reconocen un protagonismo esencial en la historia reciente del país. Y, en particular, en la "reconciliación" de España con el resto del continente.
Desde horas antes de su coronación, el 22 de noviembre de 1975, el rey saliente orientó el país hacia la integración europea. Aquella misma mañana desayunó con el entonces presidente de la República francesa, una cita privada que Valéry Giscard d'Estaing arrancó a cambio de asistir a la histórica ceremonia en Madrid.
Juan Carlos se granjeó el apoyo de los conservadores franceses y los socialistas alemanes, una doble ganzúa que ayudó a abrir, aunque con muchas dificultades, las puertas de un club europeo que había despreciado a la España franquista.
Durante la transición, el rey, y no Adolfo Suárez, se convirtió en la cara internacional de la democracia española. Un papel que solo asumirían los presidentes de Gobierno con la llegada de Felipe González a la Moncloa.
Esa etapa se remató precisamente en 1982, con la entrega al rey del premio europeísta por excelencia, el Carlomagno, concedido por la ciudad alemana de Aquisgrán. De manera significativa, desde 1950 solo un español lo había logrado con anterioridad: Salvador de Madariaga (en 1973), pensador, ministro de la II República y exiliado desde la Guerra Civil.
Tal vez, la incorporación de España a la Unión Europea hubiera ocurrido con o sin Juan Carlos. Pero la historia no puede cambiarse y lo cierto es que tanto la adhesión de España (1985), como la incorporación al euro (1999) y la firma de los tratados de Amsterdam, Maastricht, Niza y Lisboa, ocurrieron durante su reinado. Cuando los historiadores y las próximas generaciones juzguen todos esos acontecimientos tendrán que hacer referencia al monarca que reinó y algo más que reinó durante 39 años en España.
Imagen: discuros del rey el 12 de junio de 1985 en la ceremonia de la firma del Tratado de adhesión de España y Portugal a la CEE (tomada de la web de la Comisión Europea).