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Titanic. Historias para despertar. (II)

(Ciclo en homenaje a Narciso Ibáñez Serrador)

“Al ver las luces (flashes), El SS Californian podría haberse abierto paso entre los hielos que lo rodeaban, a mar abierto y sin peligro grave y haber acudido en ayuda del Titanic. De haberlo hecho así, habría podido salvar muchas vidas, sino todas, que se perdieron”

Conclusiones de la Comisión Mersey que investigó el hundimiento del Titanic.

El Titanic, transatlántico británico, el mayor barco del mundo en el momento de su botadura zarpó de Southampton el 10 de abril de 1912. En su viaje inaugural, tras recalar en Cherburgo (Francia) y en Queenstown (Irlanda) puso rumbo a Nueva York.

El barco fue diseñado para ser lo último en lujo y comodidad, y contaba con gimnasio, piscina, biblioteca, restaurantes de lujo y opulentos camarotes para los viajeros de primera clase. También estaba equipado con una potente estación de telegrafía para uso de pasajeros y tripulantes y avanzadas medidas de seguridad.

Entre los pasajeros del Titanic estaban algunas de las personas más ricas del mundo, además de cientos de inmigrantes irlandeses, británicos y escandinavos que iban en busca de una mejor vida en Norteamérica.

Tras dos días de navegación se comenzaron a recibir despachos telegráficos que anunciaban grandes concentraciones de hielo en la ruta del Titanic. El capitán del barco Edward John Smith, fue informado en, al menos, seis mensajes de ésta circunstancia. El capitán en consideración al peligro latente de aquellos, mantuvo una entrevista con Bruce Ismay en el salón de fumadores de primera clase. Ismay era presidente de la compañía y por consideración, Smith le mostró los mensajes y le consultó la posibilidad de reducir la velocidad del transatlántico de 22 a 20 nudos.

Bruce Ismay presionó a Smith a que mantuviese la velocidad.

A las 20:55 del 14 de abril el capitán Smith apareció en el puente, estaba al mando el segundo oficial Charles Lightoller. La breve conversación entre ellos se refirió al estado del mar afirmando Smith que nunca había visto el mar en esas condiciones. Lightoller le hizo ver que por ello, el avistamiento de hielos iba a ser más dificultoso, y Smith replicó diciendo que confiaba que gracias al cielo estrellado el hielo fuese avistado a tiempo, y ordenó de todos modos redoblar la guardia en las cofas.

A las 21:20, Smith decidió retirarse a su camarote, no sin antes pedir que ante cualquier problema se le llamase de inmediato.

A las 22:00, Lightoller fue relevado por el primer oficial William Murdoch y le fueron retransmitidas las instrucciones del capitán.

A las 23:38 h, la guardia de cofa divisa un iceberg al frente, justo a proa. El primer oficial Murdoch ordena un brusco viraje a babor pero a pesar de esquivar, por un estrecho margen, el iceberg éste le pasa por el costado y le abre el casco bajo la línea de flotación. El barco empieza a inundarse de agua.

El capitán Smith se presenta en el puente y es informado de la situación por Murdoch. Smith sale y observa gran cantidad de trozos de hielo en la cubierta de segunda clase. Ordena parar las máquinas de inmediato.

Afortunadamente entre el pasaje se encontraba su constructor, Thomas Andrews, y ordena su presencia en el puente. También llama al carpintero Thomas Hutchins y los tres junto al primer oficial Murdoch salen a hacer una inspección a fondo del barco.

Después de la inspección, Andrews llega a la conclusión de que los daños son muy graves y que el Titanic se hundirá irremediablemente en unas dos horas. Smith y sus oficiales se quedaron atónitos ante la sombría revelación de Andrews. El capitan se dirige al oficial Murdoch y ordena preparar los botes al tiempo que se dirige a la cabina de telegrafía y ordena el envío de señales de socorro.

A las 00:45 ya del día 15 de abril, Smith ordena que se traigan bengalas de emergencia desde la popa y se comience su lanzamiento. El SS Californian estaba a aproximadamente 18 km del lugar, algunos oficiales del Titanic creyeron ver señales luminosas desde éste y tuvieron la esperanza de que el navío respondiera a las luces de emergencia. Ante el escaso éxito, Smith ordenó al cuarto oficial Boxhall que trajera las bengalas al puente de mando, con la esperanza de atraer mejor la atención de éste.

Desde el SS Californian, el tercer oficial Groves pensaron que la embarcación que habían visualizado hacía una hora les hacía señales y junto al segundo oficial Stone intentaron responder las señales sin obtener aparente respuesta por lo que interpretaron que las supuestas señales eran solo una luz bamboleante de la embarcación. Desde el Titanic tuvieron la misma sensación y dejaron de hacer señales.

Muchas personas supervivientes afirman que Smith nunca demostró nerviosismo ni descontrol de la situación. Muchos lo vieron con un megáfono en la mano dando instrucciones a viva voz. Pero todo pareció cambiar en cuanto recibió la noticia de que el buque más cercano a ellos, el Carpathia, se encontraba a 56 km y que tardaría en llegar unas cuatro horas. Demasiado tiempo.

Testigos afirman tambien que Smith al recibir esta noticia, entró en estado de shock. Ordenó a Lightoller sacar las armas del armario de oficiales y entregarlas a los que tenían a cargo los botes con la instrucción de disparar si la situación se descontrolaba.

A la 01:45 con el castillo de proa ya sumergido, estaban todos los botes en el agua y Smith al percatarse de que casi la mayoría estaban con un 40% de ocupación comenzó a solicitar con el megáfono el retorno de éstos para embarcar a más pasajeros. No hubo respuesta ya que en los botes tanto tripulantes como pasajeros temieron que el pánico cundiese y se hundieran con el peso de los nuevos supervivientes.

A las 02:00 el puente estaba a ras del agua y se lanzó el último cohete.

A las 02:20 el Titanic se hundió.

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