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Columna
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Transformar el proyecto de cambio

El Plan de Transformación de Barclays necesita un cambio urgente. Un año después de su arranque, la estrategia del consejero delegado Antony Jenkins para renovar la entidad británica ya está en apuros. En primer lugar, el Banco de Inglaterra subió los requisitos de capital el verano pasado, lo que le obligó a realizar una emisión de derechos por valor de 5.800 millones de libras y a retrasar un año su objetivo de lograr una rentabilidad del 12%. Luego Jenkins renegó de su política de poner freno a los sueldos –y lo justificó con una declaración sobre la necesidad de pagar para retener el talento–.

Jenkins podría salir de la banca de inversión, y convertir a Barclays en un banco minorista. Sin embargo, la entidad tiene una ventaja competitiva en el negocio de los mercados de capital y hay pocos inversores que El rendimiento de los activos del banco de inversión alcanzó una media de alrededor de 25 puntos básicos en la última década, apenas la mitad que algunos de sus rivales estadounidenses, según UBS. El año pasado, la banca de inversión podría haber producido el 38% de los ingresos del grupo, pero se comió la mitad de los activos ponderados por riesgo de la entidad y dos tercios de sus activos brutos.

Jenkins tiene que ser cruel con los negocios que no necesita. Y tiene que defender con energía lo que queda. Controlar los costes es una forma segura de la dar valor a los accionistas.

¿Cuántos cambios tiene que hacer Jenkins? Barclays ya se está deshaciendo de unos 650 millones de libras en gastos no relativos al personal y de 300 altos banqueros de inversión, de acuerdo con una persona familiarizada con la situación. Pero los pagos son todavía el gran lastre para los beneficios. Suponiendo que los destinados a ser cesados cobran de media un millón de libras, otros 3.500 componentes del personal del banco de inversión tendrían que salir –suponiendo que no hubiera nuevas mejoras en el apalancamiento–.

Jenkins tiene que ser cruel con los negocios que no necesita, y debe defender lo que le queda

Jenkins tiene que averiguar entonces en qué partes debe cortar. La fuerza histórica de Barclays ha estado en la división de renta fija, divisas y materias primas (FICC, por sus siglas en inglés), que representó el 52% de los ingresos de su banca de inversión del año pasado. Pero sus dolores de cabeza por la legislación doméstica y un descenso cíclico han provocado que Barclays pierda más cuota en ese mercado que la mayoría de sus competidores. La renta fija consume especialmente en lo referente al capital: en UBS, que se deshizo de gran parte de esta división en 2012, esta cantidad ascendió a dos tercios de los activos ponderados por riesgo de la banca de inversión. Mientras tanto, las acciones de Barclays y los negocios de asesoría, impulsados por la adquisición de Lehman Brothers en 2008, hacen crecer los ingresos.

Algunas partes de la división FICC deben quedarse como están: el banco británico es uno de los tres grandes jugadores en el mercado de divisas y en algunas áreas de crédito, de acuerdo con Citi y Greenwich Associates. Pero Barclays es más débil en el ámbito de las materias primas y los mercados emergentes. Se podría recortar más en esas líneas de negocio.

Llevar a cabo estos cambios ayudará al problema final: pagar. En 2013, la proporción entre compensación e ingresos fue del 43%, un 4% más que el año anterior. El despido de 3.500 banqueros de inversión debe reducir gradualmente la relación de compensación a su objetivo del 35% a largo plazo.

Sin embargo, Jenkins también tiene que cambiar su mensaje. En una reciente entrevista, parecía tener demasiado miedo la marcha de los truculentos banqueros de inversión. En cambio, debería vincular mucho más y sin pudor los bonus a la rentabilidad económica: si los que se encuentran en divisiones de bajo rendimiento se van, será una ayuda, no un obstáculo. La otra cara es que debería respaldar agresivamente el derecho de sus banqueros a ser muy bien pagados cuando consiguen ingresos por encima del coste del capital. El personal valioso se quedará en los malos momentos si creen en el futuro de la franquicia.

La pieza final del rompecabezas es un presidente fuerte, con una considerable experiencia en banca de inversión para sustituir a David Walker, que se jubila el próximo año. Aún vale la pena defender la banca de inversión de Barclays. Pero Jenkins solo podría mantener la esperanza de inculcar orgullo en sus banqueros y mantener su paga con una división más afinada.

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