Meliá presta su autocartera a los ‘hedge funds’ para cubrir sus bonos canjeables
Meliá lidera el ranking de posiciones de cortas de hedge funds sobre una compañía española cotizada. Según los últimos datos comunicados a la CNMV, un 12,37% de su capital se encuentra en manos de inversores que han adoptado posiciones cortas sobre la compañía, un porcentaje que a finales de diciembre se situaba en el 10,37% y que hace tan solo un año era del 0,72%, fecha en la que se produjo el levantamiento de la prohibición de las posiciones cortas impuesta por la CNMV sobre los valores españoles a fin de evitar el ataque de los especuladores.
Mientras las posiciones cortas sobre la cadena hotelera no han parado de incrementarse en el último año, sus acciones acumulan una revalorización del 54,89% en los últimos 12 meses y del 0,05% en lo que va de año, frente a la caída del 1,93% del Ibex. Puestos frente a frente, ¿acaso no está funcionando el ataque de los especuladores a Meliá?
Las posiciones cortas sobre una compañía se pueden utilizar de dos formas distintas. La más conocida es la de ponerse bajista sobre su acción, es decir, ganar dinero con la caída de la cotización de una empresa pidiendo prestado títulos para posteriormente venderlos, con el objetivo de que la acción caiga y recomprarlos poco después a un precio más bajo, quedándose con la diferencia.
La otra opción, y que explica la situación de Meliá, es utilizada por los tenedores de bonos, que cubren con las posiciones cortas las acciones que recibirán en el canje, de forma que neutralizan las variaciones que pueda tener la cotización.
La cadena hotelera ha colocado en los últimos cinco años dos emisiones de bonos canjeables en efectivo o en acciones ya existentes o nuevas. En 2009 emitió 200 millones de euros en bonos a cinco años con un cupón del 5% y un precio de conversión fijado en 7,9325 euros por acción. Una emisión que vencerá el próximo 18 de diciembre y que fue dirigida a inversores cualificados. Junto a esta colocación, el año pasado realizó otra emisión de canjeables por importe de 250 millones de euros y con un cupón del 4,5%, que tiene un precio de conversión de 7,3180 euros por acción, y que permitirá al poseedor de 100.000 euros en bonos percibir, según el folleto, 13.664 acciones ordinarias de Meliá.
Según los datos recogidos en la CNMV, Meliá tiene un 0,066% de autocartera, dado que tiene prestados 15,7 millones de títulos a los tenedores de sus bonos. Además, desde diciembre el fundador de la compañía, Gabriel Escarrer Juliá, ha prestado a Meliá para su autocartera 3,1 millones de títulos, que suponen un 1,68% del capital, y que a precios del mercado valen 28,9 millones de euros.
Ganadores de las apuestas a corto
Los tenedores de bonos canjeables de Meliá correspondientes a su emisión de 2009 están aprovechando las posiciones cortas sobre el valor para sacar el máximo partido posible. Es decir, con el precio de canje fijado en 7,9325 euros, los bonistas han optado por vender un determinado número de títulos, que les ha prestado la propia Meliá. Para un precio de 9,34 euros por acción, se embolsan la diferencia: 1,41 euros por título. Por tanto, no buscan la caída de la acción sino salir de esta inversión sin tener que esperar a que se produzca el canje.
Meliá, en el momento de la emisión de los bonos, acordó “dotar de liquidez a los inversores adjudicatarios de las obligaciones mediante la puesta a su disposición de un préstamo de acciones de la sociedad en autocartera representativas de, aproximadamente, un 5,4% de su capital social”. Esa liquidez consiste en prestar a aquel que lo solicite títulos de su autocartera a un precio que, según fuentes de Meliá, se sitúa en línea con el mercado, y que, en el caso de los bancos que prestan acciones para ponerse cortos sobre el valor, es del 5,75% al año.
Otro de los beneficiados es el propio fundador de la compañía, que al prestar parte de sus títulos a la autocartera de Meliá, recibe el interés del arrendamiento de unas acciones que posiblemente acabarán temporalmente en manos de algún bonista.
La hotelera entra en el mercado marroquí
El grupo hotelero dirigido por Gabriel Escarrer anunció ayer su entrada en el mercado marroquí en un momento en el que la inestabilidad política en países vecinos, como Egipto o Túnez, está perjudicando al turismo en el norte de África.
Meliá gestionará tres establecimientos en la ciudad de Saidia Med, en el nordeste del país y junto a la frontera con Argelia, a través de una sociedad conjunta con SDS, una empresa de titularidad público-privada formada por el grupo CDG y el Fondo Marroquí de Desarrollo Turístico.
Mediante el acuerdo, que tiene una duración de 15 años, Meliá gestionará dos hoteles, que abrirán sus puertas en 2016 y 2017, además de un grupo de apartamentos. Unos establecimientos que tendrán una capacidad total de 736 habitaciones y que supondrán una inversión de 83,7 millones de euros. Los hoteles estarán están orientados al turismo de golf para adultos, tanto marroquí como internacional, y uno de ellos dispondrá de un centro de convenciones.
El nuevo complejo hotelero será gestionado bajo la marca Meliá Hotels & Resorts, si bien tendrá características diferenciadas en cada uno de los establecimientos, que contarán con la categoría de cinco estrellas. Un nuevo complejo que se sumará a las propiedades que posee GDC en Marruecos, con más de 8.000 camas operativas y otras 5.300 en desarrollo, gestionadas por otras cadenas internacionales. “Ante la pujanza del turismo vacacional, observamos una creciente demanda de calidad que busca una experiencia exclusiva y única como la que nuestra marca Meliá puede ofrecer, gracias a sus atributos únicos y su cultura de servicio”, aseguró ayer el consejero delegado en un comunicado.