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Yo de Laponia, vosotros de Persia

Santa Claus vive en una aldea en el Círculo Polar. Persépolis e Isfahan, tierras de reyes y de magos

Napapiri, en Finlandia, se ha convertido en uno de los mayores reclamos turísticos navideños, famoso también por sus auroras boreales.
Napapiri, en Finlandia, se ha convertido en uno de los mayores reclamos turísticos navideños, famoso también por sus auroras boreales.

Si hay un lugar en el mundo que ha logrado convertir la leyenda en realidad es Rovaniemi, una localidad finlandesa situada en pleno Círculo Polar Ártico donde, a 8 kilómetros, en el pueblo de Napapiiri, vive Santa Claus, uno de los personajes más esperados del año en los hogares donde se celebra la Navidad se sea o no creyente.

Como casi todas las leyendas, la del hombre de rojo tiene un origen real que, según la tradición cristiana, coincide con la vida y milagros de San Nicolás quien, sin embargo, nació en la soleada localidad turca de Patara, en el año 245 d. C., llegó a ser obispo de Myra y sus restos fueron trasladados a Bari.

La imagen más popular que conocemos de Papá Noel, San Nicolás, el Viejito Pascuero o simplemente Santa, según los nombres que recibe en cada país, al parecer, dista mucho de la del clérigo, que era alto y delgado.

Hombre y mito comparten, sin embargo, su generosidad y amor por los niños. Hacia 1863, el dibujante Thomas Nast diseñó para sus tiras navideñas en Harper’s Weekly el aspecto y las vestimentas que caracterizan al abuelo, orondo y bonachón que ha llegado hasta nuestros días con su tradicional barba y rizos blancos, su gorro y traje rojos, y quien en la noche de Navidad se introduce por las chimeneas o se transforma en humo mágico para acceder a las viviendas y dejar sus regalos.

Cómo llegar. Vuelos con Finnair desde 732 €.
Dónde alojarse. Habitación doble y desayuno en las cabañas de la aldea desde 903 € la semana.
Imprescindibles. Las huevas de lota, la carne de reno y alce, el famoso Smörgasbord y el vodka.

La publicidad, el marketing y el consumo navideño han despojado a Santa Claus de casi todo su espíritu navideño o religioso, pero como no queremos que la realidad nos fastidie nuestro plan de viaje, qué mejor que pasar las últimas semanas del año entre elfos, renos, frío y nieve. Nos vamos a Santa Claus Village, en Laponia, el mayor parque temático del mundo dedicado a Papá Noel.

Una vez allí y además de la visita obligada a Santa para conocerle en persona y dejarle nuestros encargos, podremos disfrutar de la magia y la belleza de las auroras boreales con su despliegue de colores resplandecientes en la noche polar, alojarnos en un auténtico iglú y no pasar ni gota de frío o cenar en un restaurante de hielo… algo caliente.

El Arctice Igloo Hotel, a 10 minutos del centro del pueblo, solo dispone de 15 habitaciones-iglú realizadas totalmente con hielo y decoradas con nieve, donde se duerme en sacos climatizados.

El parque cuenta con todo tipo de servicios, tiendas y actividades relacionadas con la nieve para grandes y pequeños, entre ellas, excursiones en motonieve o salidas en trineos tirados por renos o por perros husky. En el pueblo también hay una cueva mágica que recrea un ambiente navideño.

Para terminar o iniciar la jornada se puede disfrutar de la típica sauna finlandesa o un baño de turba y cada día será una buena oportunidad para probar la gastronomía finlandesa, famosa por sus pescados naturales y ahumados.

Carbonero gigantón gallego, Apalpador.
Carbonero gigantón gallego, Apalpador.

Apalpador: castañas para los peques gallegos

Es un carbonero gigantón y barbudo que, según los más viejos de Galicia, la noche de Navidad y fin de año baja de las montañas gallegas para recorrer cada casa, palpar la barriguita de los niños y asegurarse de que están bien alimentados. Les deja castañas y otras sorpresas.

Esteru, leñador que vive en los bosques de Cantabria.
Esteru, leñador que vive en los bosques de Cantabria.

Esteru: tallas de madera para los cántabros

Es un leñador que vive en los bosques de Cantabria y que días antes de la Navidad se dedica a tallar juguetes de madera que reparte el día 25 de diciembre entre los niños acompañado siempre de su hacha y de su fiel Burru, una antigua tradición que trata de recuperarse.

Olentzero, un carbonero para País Vasco y Navarra.
Olentzero, un carbonero para País Vasco y Navarra.

Olentzero: un carbonero para País Vasco y Navarra

Protegido por un hada buena desde su infancia, es un carbonero bonachón, desaliñado y de buen comer que habita en los bosques del País Vasco y Navarra. Él mismo elabora los juguetes que reparte entre los niños más pobres del lugar, según cuentan los mayores.

Tio de Nadal, un tronco mágico para los catalanes.
Tio de Nadal, un tronco mágico para los catalanes.

Tió de nadal: un tronco mágico para los catalanes

Es un simpático tronco mágico de madera que se cuela en los hogares catalanes y en algunos de Aragón días antes de Navidad y al que hay que alimentar y resguardar del frío con una manta para que el día 24 después de la tradicional misa del gallo, el Caga Tió deje los regalos.

Befana, bruja buena italiana.
Befana, bruja buena italiana.

Befana: una bruja buena para los italianos

Es una vieja bruja buena, que en la noche del 5 enero visita en su escoba a los niños italianos para dejarles caramelos y carbón si se han portado mal. No quiso acompañar a los Reyes Magos en el camino a Belén, pero arrepentida salió a buscarlos y nunca los encontró.

Persépolis e Isfahan, tierra de reyes y magos

Siempre nos habían dicho que los Reyes Magos procedían de Oriente, de Persia, hoy Irán, hasta que el papa Benedicto XVI sugirió que no eran de allí, sino de aquí, de Tartesos, un lugar que los historiadores sitúan en el sur de España. Como todas las leyendas, la de Melchor, Gaspar y Baltasar tampoco está exenta de polémicas. Pero eso no afecta a su llegada cada 6 de enero a la mayoría de hogares españoles.

Hay fuentes que aseguran que la catedral de Colonia custodia sus restos, pero otras señalan que están enterrados en Urumieh, en el noroeste de Irán, en un antiguo templo zoroástrico. Se sabe que las primeras pinturas que se conocen de ellos visten ropas y tocados persas y se dice que la palabra mago procede del persa mogh, que significa sabio u hombre de ciencia. Se dice también que eran sacerdotes zoroástricos, con notables conocimientos esotéricos y astrológicos, y se cuenta que cuando los persas invadieron Italia (siglo VII), la iglesia de Rávena no fue saqueada porque los invasores reconocían las imágenes de los Magos como símbolos persas. Suficientes indicios para que se nos antoje una escapada a Irán, una de las regiones más antiguas del mundo y poco conocida por los viajeros.

El visado es indispensable, para un país por descubrir y recorrer en más de un viaje, porque las distancias, su riqueza arquitectónica e histórica dan para más de un itinerario; se sentirá seducido por la amabilidad y hospitalidad de sus gentes y también por su gastronomía, mucho más que kebab.

Al llegar a Teherán, lo primero que sorprende es su tráfico, caótico. Se intuye que es una ciudad de largas distancias en las que la paciencia y los taxis serán nuestros mejores aliados para movernos. Ineludibles la visita al bazar, no tan famoso como los de El Cairo o Estambul, pero igual de seductor para callejear por sus más de 10 km de tiendas.

A 1.000 km al sur de la capital, Shiraz, la ciudad de las flores y los poetas, es parada obligada para visitar la tumba del poeta Hafez; el palacio de Naranjestan; la ciudadela, y la mezquita Nasir-ol-Molk. Cerca de Shiraz se alza majestuosa Persépolis. De la capital del antiguo imperio se conservan más de 16 hectáreas; perderse entre sus relieves y sus columnas en pie y visitar las tumbas reales impresiona.

Nadie puede irse de Irán sin visitar Isfahan, para muchos la perla de Oriente, la ciudad azul. Sus puentes, la mezquita del Viernes y los minaretes oscilantes o la catedral Armenia no dejarán indiferente a nadie, pero lo que le dejará sin palabras es la plaza del Imán, Naghsh-i Jahan, Patrimonio de la Humanidad y una de las más grandes y bellas del mundo; así como los edificios y palacios a su alrededor, como el exquisito de Ali Qapu o las mezquitas del Imán o Loftollah. Recorra sin prisas su bazar y sus tiendas de alfombras y pedirá una a los Reyes.

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