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Argentina acelera la explotación del yacimiento

El ‘tesoro’ de Vaca Muerta

Yacimiento de Vaca Muerta.
Yacimiento de Vaca Muerta.
Carmen Monforte

Norte de la Patagonia argentina. El trasiego de vehículos pesados que transitan por los caminos polvorientos de la petrolífera provincia de Neuquén da muestra de la enfervorecida actividad en Loma Campana, campo que alberga el polémico yacimiento de Vaca Muerta. Ese tesoro negro, cuyo descubrimiento fue el principio del fin de Repsol en Argentina, el que la hizo “morir de éxito”, como se interpretó en su día la expropiación de la filial YPF por parte del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Más de un año y medio después de los acontecimientos, el equipo directivo de la petrolera argentina, con Miguel Galuccio a la cabeza, no disimulan la urgencia en explotar Vaca Muerta.

De hecho, el acuerdo con la estadounidense Chevron –que no ha llegado tan rápido como el Gobierno argentino hubiera deseado y que afecta a una parte del macroyacimiento de Neuquén– ha colocado en primera línea informativa la explotación de un proyecto que comienza a caminar.

Muchos de los camiones que transitan por el campo neuquino trabajan para YPF y se dirigen a algunos de los 86 pozos que esta compañía y la petrolera estadounidense tienen ya en producción o a los 99 perforados o en perforación dentro del programa piloto que incluye la alianza. Dicho programa consiste en una primera fase de explotación de 20 kilómetros cuadrados de los 392 kilómetros cuadrados que conforman el acuerdo. Una medida que no se refiere a la superficie externa, sino al subsuelo.

Esto representa una parte de los 12.000 kilómetros cuadrados de la concesión de Vaca Muerta que corresponde a YPF y que, a su vez, suma 30.000 kilómetros cuadrados de superficie. La concesión se otorgó en 2003 por 35 años, ya que el hidrocarburo no convencional (incrustado en la piedra) que alberga este yacimiento se agotará a un ritmo más lento que el convencional, cuyo declino es palpable no solo en Argentina sino en el resto de países petroleros, como Estados Unidos.

Con una plantilla propia de 175 personas, y sumadas contratas y subcontratas, de hasta 4.000, la compañía extrae ya 10.000 barriles de crudo al día de Vaca Muerta. El objetivo del proyecto total es abrir hasta 2.000 pozos (200 por año) y extraer 600 millones de barriles. Aunque el equipo de gestión de YPF insiste en que el yacimiento es conocido desde hace décadas, lo cierto es que las primeras extracciones correspondieron a Repsol, que llegó a abrir 10 o 15 pozos antes de la expropiación, la mayoría en producción, según los datos que maneja YPF. Los trabajos en el yacimiento requerirán 20 equipos de explotación en cinco o seis años.

La particularidad de la extracción del hidrocarburo no convencional se aprecia en las filas de hasta medio centenar de camiones cisterna que están apostados en los pozos de fracking. Esta técnica requiere de la inyección de una emulsión de agua (95%); arena (4,51%) y aditivos químicos (0,49%). Una parte del agua se recupera en el proceso. Las petroleras insisten en que dada la profundidad a la que se perfora (a más de 3.000 metros) estos productos no contaminan los acuíferos en contra de lo que defienden las corrientes en contra de esta técnica de extracción.

“La vaca está viva”, aseguraba recientemente la presidenta argentina, aunque sus críticos sostienen que los ciudadanos no han podido apreciarlo aún ni en la prometida caída de los precios ni en el buscado equilibrio de la balanza energética que perseguía la nacionalización de YPF. Una expropiación por la que Repsol aún espera la correspondiente indemnización legal. La decisión final depende de la resolución de una demanda de arbitraje internacional interpuesta ante el Ciadi.

En la inclemente estepa de la Patagonia

Quien bautizó con el nombre de Vaca Muerta a la cordillera donde comenzó a brotar el primer hidrocarburo del yacimiento que luego llevaría su nombre no sospechaba que tan sonoro calificativo iba a contribuir a que un hecho como la expropiación de una compañía llegara a tener relevancia pública.

Los operarios del campo y los lugareños tienen dos versiones respecto a dicho nombre:que se lo puso alguien sin más tras encontrar una vaca muerta o que se debe al mal olor que desprendían los líquidos negros. No hay constancia, pero en YPF prefieren inclinarse por la primera.

En medio de la inclemente estepa patagónica, donde el horizonte no tiene fin, los responsables y operarios de los pozos trabajan en condiciones extremas: en verano hasta 40 grados y en invierno, a menos 10 grados centígrados. El gerente de negocio del proyecto de Loma Campana, Pablo Giuliano, reconoce las dificultades para contratar a personal, a pesar de que un trabajador no cualificado puede ganar 30.000 pesos mensuales (4.000 euros), lo que obliga a contratar a personal de otros países. Esta dificultad, propia de este tipo de actividad que se desarrolla en situaciones límite (las plantillas trabajan 14 o 7 días seguidos y libran otros tantos) puede frenar el avance de Vaca Muerta, amén de las trabas para lograr atraer a otras petroleras que aporten capital para tan oneroso proyecto. Solo el plan piloto ahora en marcha requiere de 1.300 millones de dólares y 15.000 millones para el que abarca el acuerdo.

Sobre la firma

Carmen Monforte
Es redactora de Energía de Cinco Días, donde ocupó también los cargos de jefa de Especiales y Empresas. Previamente, trabajó como redactora de temas económicos en la delegación de El Periódico de Cataluña en Madrid, el Grupo Nuevo Lunes y la revista Mercado.

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