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Columna
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El pánico del patrimonio

Barclays y Credit Suisse están recortando drásticamente los lugares en que ofrecen servicios de banca privada para personas ricas. Tras la multa de 1.900 millones de dólares el año pasado a HSBC, algunas partes de este negocio potencialmente lucrativo se están volviendo demasiado complicadas de manejar.

La gestión del patrimonio puede ser un negocio con un rendimiento muy elevado. La rentabilidad sobre fondos propios antes de impuestos de la banca privada de Credit Suisse el año pasado fue del 39%. La de su archirrival UBS fue del 61%.

Sin embargo, la banca privada puede ser un arma de doble filo. Uno de los peligros es que los bancos queden atrapados por unas normas más estrictas sobre evasión fiscal. Con 120 jurisdicciones intercambiando información fiscal bajo pedido, según la OCDE, los países que no han cumplido darán la nota. Los bancos tienen que estar seguros de que saben quiénes son sus clientes y cuál es el propósito real de sus arreglos financieros.

La mayoría de las entidades siguen sin prestar atención a las señales de alarma del lavado de dinero

El mayor temor, sin embargo, es quebrantar las nuevas normas contra el lavado de dinero, como hizo HSBC en México. El peligro de una considerable multa como resultado es una de las mayores preocupaciones para los gestores. El miedo parece lógico teniendo en cuenta que la mayoría de las entidades siguen sin prestar suficiente atención a las señales de alarma del lavado de dinero, como ha constatado la Autoridad de Conducta Financiera (FCA, por sus siglas en inglés) del Reino Unido. Tres cuartas partes aún no determinan lo suficiente la legitimidad de las fuentes de riqueza, de acuerdo con la FCA.

Se trata de un factor clave que se encuentra tras la decisión de Credit Suisse y Barclays de recortar los países en los que se ofrecen los servicios de gestión de patrimonio a menos de 100. Ambos se están retirando de las jurisdicciones menos reguladas como Bielorrusia, Turkmenistán y la República Democrática del Congo. El retiro es mayor para Barclays. .

Lo malo es que ambos bancos podrían terminar perdiendo dinero. Pero eso es mejor que una ignominia de mayor reputación, y una gran multa.

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