España aspira a ser la gasolinera de Europa
En el gigantesco tablero de juego que es el transporte marítimo de mercancías, España tiene una pieza clave de cara al futuro: gas natural licuado. Este es el combustible que se espera sustituirá al petróleo en los buques que atraviesan el globo y repostan en los principales puertos del mundo. La normativa de la Organización Marítima Internacional (OIM) exigirá a partir de 2015 reducir las emisiones de azufre de los barcos en el norte de Europa, un plazo que se ampliará hasta 2020 para los países del sur.
“Los catalizadores (reducen la contaminación) son muy caros y pesan mucho, así que la alternativa será el gas licuado, muy abundante, menos contaminante y mucho más barato”, comenta José Luis Almazán, coordinador europeo del proyecto universitario sobre autopistas del mar, cofinanciado por la Unión Europea.
Las compañías Cepsa y Enagás participaron esta semana en el encuentro organizado por el Parlamento Europeo en Madrid como empresas de referencia mundial en la transformación del gas procedente del norte de África y su transporte en condiciones especiales, a unos 164 grados bajo cero.
“España tiene la ventaja de que es el país europeo con mayor conocimiento en logística y distribución de gas natural licuado, además de contar con un tercio del total de regasificadoras en Europa, lo que coloca al país en una posición de liderazgo en el transporte, carga y descarga de este combustible”, según la organización.
“Una gran parte de las inversiones necesarias para hacer el bunkering (transbordo de combustible) con gas natural licuado ya está hecha, tenemos una capacidad instalada más que suficiente”, comentó durante el encuentro Antonio Melchón, director general de la división de comercialización de Cepsa.
Solo los países bálticos y Noruega igualan la nota del sector en España, con una flota de este tipo de buques y una red de distribución de este combustible que cuenta con 40 barcos navegando por el Báltico y tiene unos 30 en construcción o encargados a astilleros.
La industria marítima, naval y gasista española quiere aprovechar su buena posición de partida para entrar con buen pie en la revolución que empieza a gestarse en las autopistas del mar, los corredores marítimos pensados para descongestionar las carreteras europeas de camiones.
La ruta entre Gijón y Nantes, inaugurada en 2010, reduce los 950 kilómetros de distancia que separa ambas ciudades a 10 horas de camino respecto a las 24 horas que se necesitan para llegar por carretera.
Hasta ahora, esos trayectos eran líneas rectas entre dos puertos, “pero el nuevo concepto de autopistas del mar en Europa incluye un corredor desde el almacén en un país hasta la tienda en otro, y en ese transporte masivo las mercancías comparten solo algunos tramos del trayecto, es una revolución”, matiza Almazán. Es además mucho más barato, lo cual repercute en el precio final de los bienes que compran los europeos, en un momento de menor poder adquisitivo y elevados costes logísticos para las empresas. “Es una oportunidad que no podemos desaprovechar”, concluyen en el sector.
Cinco puntos calientes en el transporte mundial de mercancías
El 90% del transporte mundial de mercancías en peso se realiza por mar. Y en ese inmenso negocio marítimo, cada vez más competitivo, algunas plazas son especialmente importantes. El canal de Suez, entre el Mediterráneo y el mar Rojo; la Mancha, entre Francia y Reino Unido; la ruta del mar de Japón, y Panamá, puerto ampliado recientemente, son algunos de los puntos de paso de buques de mercancías más transitados del mundo y de los que dependen millones de objetos que se consumen cada día en los países industrializados y a los que se suben los países emergentes.
En ese creciente consumo confían puntos de paso como el estrecho de Gibraltar. “Tiene la ventaja de que juega en dos líneas de tráfico: este y oeste y norte y sur, conecta Asia y América Latina y Europa con África”, comenta un experto. El puerto de la bahía de Algeciras y ahora Tánger Med, la impresionante ampliación del puerto de Marruecos al otro lado del estrecho, quieren estar listos para cuando África se suba al tren del consumo y se incremente el tráfico de mercancías entre el norte de Europa y el continente africano.
Además, cuando la presión medioambiental de la UE sobre los combustibles en el transporte por carretera alcance al tránsito marítimo de mercancías, la parte española del estrecho estará lista para ofrecerse como punto de repostaje de gas natural licuado, un tipo de carburante menos contaminante y más barato que el petróleo.