La mitad de la cartera en inversiones internacionales
La mitad de la cartera en inversiones internacionales
En España el perfil del ahorrador es principalmente de renta fija y además durante estos años de crisis, ha estado posicionado en inversiones locales. Creemos que tiene que empezar a ampliar miras, a ser innovador y mas responsable con sus ahorros. Al menos la mitad de su inversión en renta fija o variable debería estar en inversiones internacionales.
En este sentido, de aquí a cinco años la rentabilidad real de los bonos soberanos en paises desarrollados calificados como muy seguros(EEUU, Alemania) deberia seguir siendo negativa. Los crecimientos económicos pueden estar por debajo del potencial – de 1 a 1,5% en Europa y 2,5% en Japón- y la generación de empleo puede ser mínima. De todas formas la inflación es una solución para la deuda de los países desarrollados y es posible que suba por encima del 3% los próximos años. Mientras la deuda de gobiernos de países desarrollados muestra rentabilidad real negativa, con muy poco que ganar y mucho que perder, una situación asimétrica. De hecho es posible que la rentabilidad del bono alemán se vaya al 3% y genere una situación como en 1994, cuando la gente se dio cuenta que en renta fija se podía perder dinero.
Pero la deuda emergente con grado de inversión a cinco años tiene rentabilidad de 6,5%, con calificación crediticia BBB+ y perspectiva de mejora, con inflación controlada debajo de 5%. Estos países se pueden llegar a financiar al 4,5% -con el correspondiente aumento del precio de sus bonos- y sus divisas deben reflejar su mejor situación económica, apreciándose, especialmente tras las últimas caídas.
Además el ahorrador puede ser más innovador mediante deuda soberana global por fundamentales. Con ello es posible evitar el exceso de peso de los países más endeudados en los índices convencionales, donde las tres regiones de países desarrollados suman 90% y el resto no pasa del 10%. Hay que tener en cuenta que la deuda pública sobre PIB de países como Rusia o Chile es sólo del 10%, que incluyendo empresas no llega a 60% (en España por encima de 300%). Parece apropiado comprar un bono de Chile con calificación crediticia AA- y cupón 6,5% que un bono español BBB- con perspectiva negativa que paga 5%.
Además en renta variable hay oportunidades fuera de los índices tradicionales, mediante fondos temáticos como Agua o medicamentos Genéricos. Se trata de acciones globales de industrias diferentes a los sectores del índice mundial, pues mas del 90% de las compañías no están incluidas en los mismos. Son ideas de inversión basadas en mega-tendencias, cambios estructurales en la sociedad y economía a largo plazo, como digitalización de la sociedad. De manera que tienen un componente anticíclico y facilitan la diversificación. Además el nivel de solapamiento o “traslape” según dicen en Colombia, entre estos fondos temáticos es muy reducido.
Quedan varios años sin crédito
Sin embargo EEUU ya en los años 50, con un déficit público sobre PIB por encima del 100% e inflación por encima de 6%, implantó una política monetaria muy parecida a la actual, para mantener los tipos de interés a largo plazo por debajo del 2,5%. A ello le siguió una de las etapas de mayor crecimiento económico, hasta el punto que su ratio deuda/PIB cayó al 68%. Además en 2009 había más activo tóxico en EEUU que en Europa. La Reserva Federal bajó rápidamente los tipos de interés al 0,25% y limpió los balances de los bancos, comprando toda clase de activos tóxicos. Ese dinero se está devolviendo, mientras empieza a subir el precio de la vivienda y se crea empleo. Además ya en 2009 EEUU presentó un plan de estímulo de 700.000 millones, aunque se fue reduciendo y actualmente está sin capacidad de maniobra por el techo de deuda. Por otra parte, aumentará la volatilidad en el mercado a medida que la Reserva Federal vaya comprando menos activos y aunque lo haga de forma muy gradual, debido a la menor liquidez, tendrá un efecto pernicioso en el patrón de crecimiento.
Lo mas probable es que nos queden varios años en los que el crédito esté muy restringido, sólo disponible para gobiernos o instituciones públicas, pero no familias ni PYMES. Este es uno de los grandes problemas. Además los programas de austeridad han reducido el dinero disponible para empresas y consumidores y los Gobiernos no están invirtiendo sino en fase de ajuste, una combinación letal.