_
_
_
_

Segunda quita en Grecia: última toma

El histórico negro de la televisión pública griega anticipa un agujero mucho más oscuro y profundo, que amenaza con tragarse 25.000 millones de euros del contribuyente español (más aun que Bankia). La troika ha matado algo más que a las estrellas de la tele.

El repentino apagón marca con toda probabilidad el principio del final del segundo rescate de Grecia y quizá también del ejecutivo de coalición de Antonis Samaras, formado para contentar a la troika tras unas elecciones generales que debieron repetirse.

El castillo de naipes construido de manera tan laboriosa como poco democrática empezado a derrumbarse esta semana por un hecho tan inesperado como la fallida privatización de la compañía griega de gas (DEPA).

La firma rusa Gazprom anunció el martes que se retiraba del concurso, aduciendo dudas sobre la viabilidad de la gasística griega. Pero Atenas negó esos argumentos. Y aseguró que las causas de la espantada "deben buscarse en otra parte, no en la orilla griega".

El dedo apunta claramente a Bruselas, donde la operación de Gazprom debería haber recibido el visto bueno de la dirección general de Competencia de la Comisión Europea. El equipo del comisario de Competencia, Joaquín Almunia, asegura que nunca entró en contacto con el monopolio ruso. Y añade lo obvio: que no llegó a investigar la operación porque nunca se notificó.

Pero la frustración de Samaras es evidente ante una troika que exige recortes y frena inversiones, lo que convierte al primer ministro griego en un peligroso animal herido y acorralado.

Por lo pronto, Samaras ha reventado delante de la troika un activo tan simbólico como la televisión pública, igual que Papandreu intentó enfrentarla a las urnas de un referéndum. El antiguo primer ministro socialista fue fulminado por Nicolas Sarkozy y Angela Merkel. Pero el calendario juega ahora más a favor de Atenas que de Berlín.

Sin duda Atenas ha aprobado antes recortes más dolorosos, como en temas sanitarios. Pero a Samaras no se le escapa que el cierre de la tele llama la atención en toda Europea y supone la puesta en marcha una bomba de relojería a solo tres meses de las elecciones en Alemania. Y esta vez, el descarrilamiento del rescate y la consiguiente quita no afectará a los grandes bancos internacionales sino al contribuyente europeo, en particular el alemán.

Hasta el mes pasado, los erarios públicos han metido en Grecia 200.900 millones de euros en préstamos bilaterales, del fondo de rescate y del FMI. Solo España, según los cálculos del ministerio de Economía, se juega unos 25.000 millones de euros.

Del segundo rescate ya solo quedan 30.000 millones de euros para que Grecia sobreviva hasta final de 2014, pero parece imposible que sea suficiente. Sobre todo, si el plan de privatizaciones, que debía aportar 50.000 millones de euros, sigue sin despegar.

La opción de una quita, por tanto, volverá a estar sobre la mesa. La vez anterior fue del 53,5% para unos tenedores de bonos valorados en 197.000 millones de euros. Ahora podría ser similar, pero los tenedores somos usted y yo. Y la única duda es a quién se llevará por delante políticamente el tijeretazo. ¿Solo a Samaras? ¿Está a salvo Merkel? ¿Y el resto de primeros ministros?

Solo la Comisión parece librarse, dado que en el Parlamento Europeo ningún grupo se atreve a presentar una moción de censura. Ni siquiera los que hoy (socialistas, librales, verdes) protestan por el apagón de la primera tele pública estatal cerrada en Europa.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_