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La recta de Laffer

Teóricamente, la curva de Laffer plantea que llega un punto en el que las subidas de impuestos estrangulan la actividad y generan reducciones de los ingresos fiscales. La tesis la planteó Laffer al equipo de Ronald Reagan en una servilleta durante la campaña electoral de 1980 y éste quedó entusiasmado, hasta el punto de convertir a Laffer, hasta entonces un economista muy poco conocido, en una especie de celebridad. Hasta el punto de, 30 años después, seguir copando entrevistas.

Ahora bien, cuando se habla de la curva de Laffer, incluso cuando habla el propio Laffer, no se plantea cuál es el nivel óptimo de impuestos, sino que hay que bajarlos. En otras palabras, y por apelar al caso español, se da por hecho que siempre estamos en la parte derecha de la curva, nunca en la izquierda. Por eso creo mejor hablar de la recta de Laffer, siempre descendente.

¿Hasta qué punto tiene sustento la curva de Laffer? Un estudio de la oficina presupuestaria del Congreso de Estados Unidos planteaba que una reducción media de los tipos impositivos del 10% no supondría mayores ingresos fiscales. Aunque, la verdad, estudios siempre hay de todos los colores. Me parece más interesante esta encuesta de la escuela Chicago Booth en la que preguntan a un panel de economistas si una bajada de impuestos impulsaría el crecimiento y si lo haría de modo que, en cinco años, los ingresos fiscales fuesen superiores.

La primera pregunta revela una mayoría a favor (menos del 10% cree que no se generaría más crecimiento, aunque un 48% no está seguro), la segunda respuesta provoca una respuesta casi unánime: nadie cree que la hipótesis sea cierta, y un 8% no está seguro. En fin, que la curva de Laffer, al menos planteada como el automatismo de que bajar impuestos conduce a mayor recaudación, no se la cree prácticamente nadie.

Otra cosa es si, en el contexto actual que vive España, conviene o no bajar impuestos. Un debate que, de entrada, choca de frente con los objetivos de déficit forzados por Bruselas y con el mantra de la austeridad. Es decir, se puede plantear que en España bajando impuestos, o no subiéndolos, creceríamos más. Pero plantear esta cuestión al margen de los objetivos de déficit es hacer trampas al solitario. Si se compra la idea de la austeridad, no se compra la bajada de impuestos. Una lástima para los vendedores, y compradores, de pócimas mágicas.

Música contra la crisis. The Solution. You gotta come down

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