La banca pone 7.000 millones en dos años para cubrir la factura de la crisis
Las entidades, sobre todo la gran banca, han comprometido 7.090 millones en dos años. La cifra incluye derramas al Fondo de Garantía de Depósitos o capital para fundar el banco malo.
El plan del Gobierno para que la banca costee parte de la solución ideada para los clientes entrampados con participaciones preferentes de entidades nacionalizadas, no es la primera iniciativa que busca involucrar al sector financiero en el pago de la factura de la crisis. Tampoco es la primera vez que el hecho de que entidades sanas deban pagar para compensar los desmanes de otras firmas en apuros indigna al sector, con Emilio Botín a la cabeza, que hace dos días reivindicaba que igual que Santander ha resuelto el problema de sus preferentes, “que cada uno pague lo suyo”. Lo cierto es que, en apenas dos años, al conjunto del sector se le ha pedido que comprometa unos 7.090 millones de euros para salvar de la quiebra unas entidades, descargar a otras de ladrillo y facilitar liquidez a los preferentistas de otras.
El primer paso lo dio el Ejecutivo anterior, cuando la entonces vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía, Elena Salgado, fusionó los tres fondos de garantía de depósitos –el de bancos, el de cajas y el de cooperativas de crédito– en una única bolsa que no solo debía cubrir ya hasta 100.000 euros por ahorrador en caso de quiebra, sino que colaboraría en la reestructuración bancaria. Para ello, Economía unificó las aportaciones al Fondo de Garantía de Depósitos de todas las entidades a un dos por mil de sus depósitos computables. El resultado es que el conjunto del sector comenzó a aportar 800 millones más anualmente al FGD, hasta ingresar unos 2.200 millones por ejercicio. La medida fue especialmente dura para la gran banca, que empezó a pagar el doble que hasta entonces. Así, Santander pasó de pagar 170 a 240 millones y BBVA debió aportar 130 millones más, hasta los 260 millones.
Las grandes entidades sanas han criticado que hayan tenido que pagar por los desmanes de otras
La medida, no obstante, no fue suficiente para mantener a flote los fondos del FGD, que comenzó a financiar la reestructuración de entidades con problemas. La de CAM costó 6.384 millones. Además, fue al fondo a quien se encargó sufragar los esquemas de protección de activos (EPA), una especie de seguros contra pérdidas, por los que Sabadell accedió a hacerse con CAM o BBVA_con Unnim. El resultado, aunque buena parte de esos seguros aun no han sido activados, es que el fondo culminó 2011 con unas pérdidas 8.565 millones, según publicó su comisión gestora el pasado julio.
Ante esta situación, dicho organismo decidió aprobar entonces una derrama especial “al objeto de restaurar la suficiencia patrimonial del FGD” por un valor nominal de 2.346 millones “a pagar mediante 10 cuotas anuales iguales”.
La petición de un rescate europeo para la banca, apenas unas semanas antes, conllevaba como una de las contrapartidas impuestas por la troika la creación de un banco malo. Lo que finalmente fue constituido como la sociedad de gestión de activos procedentes de la reestructuración bancaria (Sareb) requería, además, que al menos la mitad del capital quedara en manos privadas para evitar que su constitución con fondos estatales elevara la deuda pública en plena carrera por reducirla. Pese a los esfuerzos del Ejecutivo, que llegó a contratar a cinco grandes firmas de inversión para captar inversores, los grandes fondos internacionales terminaron rechazando entrar en el capital de una sociedad que debía absorber la carga tóxica de las entidades con problemas. En su lugar, fue la gran banca sana española quien tuvo que aportar los fondos, con la sonada excepción de BBVA, que terminó rehusando. Santander, cuyo presidente se mostró abiertamente contrario a la fórmula del banco malo, sí terminó colaborando “por el bien del país”, liderando las aportaciones con 805,6 millones entre capital puro y deuda subordinada. CaixaBank ha puesto otros 581,2 millones, Sabadell, 321,3, y Popular, 276,3 millones. En total, los cinco grandes bancos cubren 1.984,4 millones de los 4.800 millones en recursos propios de Sareb. Si se suma al resto de entidades españolas, la aportación de la banca alcanza los 2.444 millones.
Participar en el capital de Sareb, eso sí, tiene la ventaja de que permite deducirse parte de la nueva derrama al FGD_que acaba de aprobar el Gobierno para solventar el tema de las preferentes. En concreto, Economía espera recaudar entre 1.500 y 2.000 millones elevando excepcionalmente la aportación al tres por 1.000 de los depósitos. El pago se haría en dos tramos, un 40% a finales de este año y el resto en los próximos siete ejercicios. BBVA, el único de los grandes bancos que no puede deducirse nada, pagaría 302 millones, mientras que, según las estimaciones de Credit Suiss, Santander pondría unos 335 millones y CaixaBank, 290 millones más.
En conjunto, las aportaciones requeridas en estos dos últimos años al sector financiero español suman unos 7.090 millones de euros, que recaen fundamentalmente sobre las grandes entidades sanas. La cifra, eso sí, anda lejos de las ayudas públicas recibidas por el sector, desde los 40.000 millones del rescate a otras aportaciones del contribuyente, como las inyecciones del FROB, pasando por avales estatales.
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