Chipre salva la quiebra, pero se enfrenta a una década perdida
La economía entrará en una profunda recesión Peligra la estabilidad del sistema financiero a largo plazo
Chipre se salva de la quiebra incontrolada y de una posible salida del euro. Este es, a juicio de los expertos, el principal riesgo que se ha eliminado gracias al acuerdo alcanzado (tras unas largas y tensas negociaciones) entre el Gobierno de Nicosia y las autoridades de la troika, que hará posible el rescate de la isla mediterránea. Sin embargo, se abren nuevas incertidumbres para los próximos meses, como la estabilidad del sistema financiero y la viabilidad a largo plazo de una economía sustentada en gran parte por el atractivo fiscal de la banca.
La segunda versión del rescate establece duras condiciones para Chipre, aunque finalmente protege a los pequeños ahorradores. Como contrapartida al préstamo de 10.000 millones de euros, se impondrá una fuerte quita sobre los depósitos superiores a 100.000 euros (aunque aún está por determinar, se prevé que ronde entre el 40-50%) en las dos mayores entidades del país, que sufrirán una drástica reestructuración. Se liquidará el segundo mayor banco chipriota, el conocido como Laiki, para ser dividido en un banco bueno y uno malo, mientras que la mayor entidad, el Banco de Chipre, recortará su tamaño. Para ello, de forma inédita sufrirán severas pérdidas los accionistas y los tenedores de bonos, además de los depositantes no asegurados. Además, habrá restricciones al libre movimiento de capitales para evitar la retirada masiva de depósitos.
El impacto que estas medidas tendrán sobre la banca y la economía de Chipre hace prever a los expertos que el país se enfrenta a una década perdida. Para Fernando Hernández, director de gestión de Inversis, la solución acordada “es un parche a medio plazo, pero se crean una serie de problemas para el sistema financiero, la economía y las finanzas públicas a diez años vista”. Considera que se ha dado el primer paso para que la banca chipriota sea “cuasi nacionalizada, ya que el país no podrá sobrevivir sin que el Estado se haga cargo de los problemas de sus bancos”. “Se requerirán años para que Chipre vuelva a la normalidad y no se parecerá nada a lo que ha sido en los últimos 15 años”, apunta.
De hecho, se estima que la economía no podrá evitar caer en una recesión los próximos años. Desde Link Análisis explican que “lo más importante era diseñar un rescate que hiciera sostenible a Chipre en términos de deuda soberana a medio y largo plazo, pero el país entrará ahora en una profunda recesión económica de la que debe salir reinventándose a sí mismo, algo que será complicado y que puede poner en entredicho su viabilidad a largo plazo”.
Nuria Álvarez, de Renta 4, coincide en que se ha solucionado “el problema puntual” de la quiebra de Chipre y su expulsión del euro, pero subraya que “no hay que perder la cautela porque habrá que ver si el sistema financiero que quedará tras el proceso de reestructuración será capaz de financiarse al margen de la apelación al BCE para obtener liquidez”. Recuerda además que existe el peligro de que a los inversores extranjeros “se les quiten las ganas de volver a Chipre ante las pérdidas que van a sufrir”.
Y es que la banca chipriota, que supone más de siete veces el PIB del país, se ha alimentado especialmente de capital extranjero al calor de un laxo examen sobre su procedencia (un tercio de los 70.000 euros depositados en las entidades chipriotas estaban en manos de griegos y rusos). Chipre “deberá renunciar a su actual modelo de negocio basado en la captación de depósitos de personas adineradas de países como Rusia, Reino Unido, Grecia e Italia, a las que se les ofrecían condiciones muy atractivas tanto desde el punto de vista de la rentabilidad como del impositivo”, opinan en Link Análisis.
En cuanto a que la presión sobre los grandes depositantes y deudores en Chipre y la limitación de la libre circulación de capitales (que permite el Tratado de la UE y la jurisprudencia del Tribunal europeo) puedan tener un efecto contagio sobre otros países de la zona euro con problemas en su sector financiero, los expertos hacen hincapié en las peculiaridades del sistema bancario chipriota. “Tiene unas características bien diferentes al de países como España e Italia tanto por la magnitud sobre la economía como por el perfil de los bancos que hay que rescatar”, aclara Alejandro Babío, analista de Fineco.