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¿Nos privará Silvio del paraguas de Mario?

Es normal que vuelva la tensión a los mercados de deuda tras las elecciones italianas. Porque el escenario en Roma es incierto y porque, aun de no haber sido así, el mercado habría tendido a corregir en algún momento la mejora de los últimos meses. ¿Hay que preocuparse?

En primer lugar, conviene destacar que no han sido las medidas adoptadas por Mario Monti y Mariano Rajoy las que han tirado para debajo de las primas de riesgo de estos dos países, sino la promesa del BCE de que comprará deuda si alguno de estos dos Gobiernos pidiese el rescate. El revolcón a Monti elevará la presión del mercado, pero tan importante o más que la situación italiana es la respuesta europea.

¿Cómo afecta eso a España? El BCE no ha retirado su promesa de intervenir si se solicita un rescate. Por tanto, si la prima de riesgo vuelve a dispararse a niveles que el Gobierno considere insoportables, la carta del BCE sigue sobre la mesa. Es más, como España ya ha firmado un protocolo con Europa, el MoU del rescate bancario, nuestra economía ya está más intervenida, la negociación sería menos compleja y, además, España tiene, de momento, Gobierno. El rescate siempre ha estado mucho más cerca de España que de Italia (que Rajoy no lo haya tenido que pedir aún habrá roto unas cuantas quinielas), y eso hace más eficaz el paraguas, aunque de momento sea teórico, del BCE.

En este entorno, el inversor sabe que a medida que la prima de riesgo sube, el rescate es un poco más verosímil. De hecho, el resultado italiano y el consiguiente contagio hace que el rescate pueda estar mucho más cerca. Pero esta misma posibilidad debería frenar las escaladas en un momento dado.

Así, es indudable que, en términos de mercado, la situación italiana debilita a España. Pero la posibilidad de pedir el rescate y el acopio de liquidez hecho por la banca italiana hacen que la posición, en términos de mercado, no sea tan débil como en diciembre de 2011 o el verano pasado. Además, los inversores con dudas sobre el euro probablemente ya vendieron la deuda italiana y española que tenían. Cabe pensar en una vuelta de la especulación contra estos activos por parte de hedge funds, posibilidad apuntada por Barclays que el mercado parece confimar. Pero, de nuevo, ahí entra la capacidad disuasoria del BCE.

La diferencia entre una corrección y un cambio de tendencia la dará el tiempo: si las subidas de la prima de riesgo se consolidan e Italia tiene cada vez más problemas para acudir al mercado al no resolverse su situación y sobre todo si, en paralelo, crece la presión en el Norte de Europa contra el programa de compras de deuda del BCE (con elecciones alemanas en septiembre). Ése es el escenario donde la situación para España se podría complicar, si los mercados ven que el paraguas de Mario Draghi deja de taparnos. Pero hasta llegar ahí queda un trecho. De momento, ya vamos servidos con la brutal depresión de la economía real.

Y, quizá, en el lado positivo quepa destacar que las elecciones italianas refuerzan la necesidad de que Europa centre los esfuerzos en el crecimiento. Como señala Credit Suisse en un informe de hoy, en ausencia de crecimiento el apoyo popular a las opciones más rupturistas está garantizado, y la estabilidad del euro amenazada. Claro que los analistas de Credit Suisse suponen vida inteligente en Berlín, Bruselas y Fráncfort.

Música contra la crisis Nick Cave & The Bad Seeds, Jubilee Street

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