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El Foco
Columna
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Siete mitos de la inversión de hoy

Ante la preocupante pérdida de confianza en el buen funcionamiento de los mercados, el autor desmonta varias quimeras que perjudican a los inversores a la hora de detectar las oportunidades presentes

No nos sorprende, pero nos preocupa la pérdida de confianza en la inversión de los últimos años. Para recuperarla debemos aceptar que estamos ante un nuevo mundo y que no tiene sentido esperar una vuelta al pasado. Detectar las oportunidades del presente suele requerir comprender lo que no existe, empecemos por echar por tierra varios mitos que persisten en las mentes de los inversores:

1. Los activos líquidos son los más seguros. En condiciones inciertas, los inversores tienden a migrar desde activos más arriesgados hacia activos líquidos. La liquidez debe estar presente en una cartera bien diversificada, pero nunca ocuparla por completo. Debemos contar con la suficiente liquidez para abordar necesidades de efectivo, y con un fondo de reserva que nos permita aprovechar oportunidades. Pero demasiada liquidez puede ser costosa, especialmente ahora que el efectivo ofrece un interés nulo e incluso negativo tras impuestos e ¬inflación.

2. La renta variable es demasiado arriesgada. Hemos visto suficiente en los últimos años como para reflexionar. Los primeros diez años de este siglo se conocen como la década perdida. En tan solo diez años hemos experimentado dos de los peores ciclos bajistas desde la Gran Depresión. No sorprende que muchos hayan decidido salir de las Bolsas, pero debemos considerar dos factores importantes: abandonar podría implicar perder oportunidades, y, no todas las acciones son iguales. Los inversores más conservadores pueden volver a las Bolsas asignando activos a lo que en BlackRock llamamos acciones de alta calidad; empresas de alta calidad cuyo sólido modelo de negocio, poder de fijación de precios, generoso flujo de caja y balance saneado les permite generar rentabilidades regularmente y a largo plazo. Este tipo de compañías tiene equipos de gestión expertos en asignar efectivo de forma eficaz y su objetivo es devolvérselo a los accionistas.

3. Las rentas periódicas solo son importantes para los jubilados Las rentas periódicas son fundamentales tras la jubilación, pero también sirven para acumular riqueza mientras se sigue en activo. Algunos se sorprenderían de saber que tradicionalmente han representado un porcentaje elevado de las rentabilidades de la inversión. En los últimos 85 años los dividendos han representado un 43% de la rentabilidad de las acciones y los cupones, casi un 90% de la de los bonos. Conseguir rentas adecuadas es complicado en un entorno de bajos tipos de interés, debemos diversificar las fuentes de ingresos. Los bonos de alto rendimiento y las acciones que reparten dividendos tienen un gran potencial.

4. Es mejor esperar a que los mercados se estabilicen. A buen seguro, la situación acabará por estabilizarse, o al menos este es el sentir común. Pero los inversores que piensan de esta forma no aprovechan las oportunidades del mercado de hoy. Las valoraciones de muchas Bolsas siguen siendo razonables, especialmente si las comparamos con las de los bonos. Curiosamente, y aunque tengamos una sensación distinta, la volatilidad del mercado de renta variable se encuentra cercana a sus patrones históricos. Los datos sugieren que el periodo de baja volatilidad al que todos nos habíamos acostumbrado, o la Gran Moderación, podría ser lo anormal, y la volatilidad acusada, la norma. Pero podemos invertir en una cartera de acciones con aproximadamente un tercio menos de volatilidad que el mercado de renta variable global. (Para el cómo, consulte el segundo mito).

5. La inflación no es una preocupación hoy. Aunque es cierto que la inflación se ha moderado durante los últimos años, sería un error subestimar su capacidad de erosión, especialmente con una rentabilidad de los bonos tan baja. Nos enfrentamos a uno de los entornos más inhóspitos que hemos vivido como inversores y los bajos tipos de interés se encuentran entre los principales culpables. Una cartera que no pueda equiparar el ritmo de crecimiento de la inflación erosionará el poder adquisitivo y de las rentas. He aquí otra razón por la que los inversores deben tener en cuenta el potencial de crecimiento y de generación de rentas de acciones como las mencionadas anteriormente. Aunque es más difícil acusar la inflación a uno, dos o tres años, nuestros análisis demuestran que una inflación anual de un 3% puede reducir el poder adquisitivo de una cartera en un 50% en 25 años.

6. ¿Diversificado? Sí, cuento con una variada selección de acciones y bonos. En el pasado, los inversores con exposición a acciones, bonos y activos líquidos podían sentirse bastante tranquilos. Esta fórmula ya no es válida hoy. Si aprendimos algo de la crisis es que cuando las cosas van peor que nunca, los activos tradicionales caen en bloque. En este nuevo mundo, la diversificación requiere inversiones no tradicionales o alternativas, que suelen tener menores correlaciones con los activos tradicionales. Esto podría incluir materias primas, sector inmobiliario o estrategias alternativas, entre otras. Muchos productos multiactivo gestionados por profesionales -y que están al alcance de los inversores hoy en día- ofrecen esta amplia diversificación. Claro que la diversificación por sí sola no puede garantizar beneficios o evitar pérdidas, pero allana el camino a largo plazo.

7. No tengo acceso a las mismas herramientas que los profesionales. Permítanos discrepar. Ya se trate de grandes entidades financieras, de Gobiernos o de inversores particulares, todos los clientes tienen a su disposición una amplia variedad de estrategias de gestión activa y pasiva. Este es el caso, por ejemplo, de las inversiones alternativas, que tradicionalmente han sido consideradas instrumentos exóticos únicamente al alcance de entidades financieras y grandes patrimonios. De hecho, actualmente los inversores particulares tienen acceso a activos y estrategias alternativas a través de fondos de inversión, que disfrutan de la misma liquidez y los mismos reducidos requisitos mínimos de inversión que un fondo tradicional. Aunque es cierto que algunas inversiones alternativas han sufrido periodos de extrema volatilidad y, por lo general, no son aptas para todos los inversores, su canalización a través de un fondo de inversión implica diversificación y gestión profesional, suavizando el factor intimidatorio. También tienen acceso los inversores particulares a los mismos instrumentos de indexación que los profesionales. Los fondos cotizados (ETF) replican los grandes índices del mercado y pueden constituir una alternativa eficiente y de bajo coste para cualquier cartera. Cada vez más inversores particulares los adquieren, y son un buen complemento a las estrategias de gestión activa.

Los mercados ofrecen más interrogantes que respuestas, pero también son fuente de oportunidades. Contemos con asesoramiento profesional y aprovechemos las oportunidades: es hora de volver a ser inversores.

Luis Martín es director de ventas 'retail' e institucional de BlackRock Iberia.

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