Salir de EE UU no es tan malo para RBS
Retirarse de EE UU parece la opción menos mala para el Royal Bank of Scotland (RBS). Los reguladores quieren que el banco británico aumente sus ratios de capital, y han identificado la enajenación de la entidad americana Citizens como el método más obvio. Una venta rápida tiene grandes inconvenientes. Pero también no hacer nada.
Es cierto que hay buenas razones para no vender Citizens. En los primeros nueve meses del año generó el 9% del beneficio operativo antes de provisiones del grupo. RBS sigue generando pérdidas, y si el gobierno británico quiere empezar a vender el 81% que posee en 2014, necesita una ganancia para pagar un dividendo.
Una venta ahora también genera menos capital que si se hiciera más tarde. Citizens podría llegar hasta un nivel de 1,1 a 1,5 veces su valor contable tangible. Un acuerdo se daría en la parte baja del rango, dado que los retornos de Citizens parecen inferiores a su coste de capital. Esto podría generar 150 puntos básicos de capital core Tier 1, frente a los 200 si RBS hubiese esperado a mejorar y alcanzar las 1,5 veces.
La mayor pega es la débil posición de capital de RBS. La incorporación de las duras reglas de Basilea III llevan el core Tier 1 hasta el 7,5%. RBS reconoce que puede llegar hasta el 9, 9,5% a finales de 2013. Pero eso depende de que mitigue con éxito los efectos de la inflación en sus activos ponderados por riesgo bajo Basilea III, y un banco sistémico como RBS necesita llegar hasta el 10%.
Los resultados del tercer trimestre sugieren que RBS tendrá que luchar para generar un beneficio neto mientras tanto. La economía británica no parece ser un motor suficiente para que RBS empiece a generar montones de capital. La venta abusiva de seguros vinculados a hipotecas y los potenciales litigios por el libor añaden más peso.
RBS está sujeta a dos imperativos políticos: una venta de la parte del gobierno, y la eliminación de las dudas sobre su capital. Esto último es más acuciante.