Un examen de coste y efectividad a los fármacos
Los expertos apuntan a la necesidad de un análisis por precio y beneficios de las terapias, también oncológicas, que reciben los pacientes
La industria farmacéutica avanza en sus desarrollos de nuevos fármacos para los pacientes con cáncer. Pero ¿cuánto cuestan? ¿Son eficientes? ¿Hay un análisis de las ventajas de usar las innovaciones? Las respuestas son escasas ante la falta de estudios económicos en los hospitales, pero cada vez hay más voces que llaman a realizar una evaluación del coste-beneficio de las terapias.
"Los hospitales están pagando por tratamientos ineficientes". Así de claro se muestra Fernando Sánchez, profesor de Economía de la Universidad de Murcia y experto en economía de la salud. "La financiación pública debe centrarse en las terapias e intervenciones con más valor en términos de salud, no todo lo nuevo es innovador, y desinvertir en los de nula o dudosa efectividad", coincide Jaume Puig Junoy, director del Máster en Economía de la Salud y del Medicamento de la Universidad Pompeu Fabra.
En el caso de los procedimientos contra el cáncer, el problema se agudiza por lo elevado de su coste, en muchos casos con la administración de fármacos por encima de los 1.000 euros al mes. Más caro aún con la incorporación en los últimos años de los medicamentos biológicos. La Comunidad Valenciana ha publicado, uno de los pocos casos disponibles, que los antitumorales supusieron el año pasado un 18,41% del total de su factura farmacéutica.
La solución para los expertos pasa por una evaluación previa de los medicamentos (y también de los dispositivos médicos) que muestre los años de vida ganada por coste invertido. Un análisis que ya se hace en Europa, pero que en España está por llegar.
El Partido Popular llevaba en su programa electoral del año pasado la promesa de fundar una agencia de evaluación parecida al National Institute for Health and Clinical Excellence (Nice, en sus siglas en inglés), que opera en Inglaterra y Gales. Aunque de momento no está prevista su creación. El Nice es la referencia a la que todos los expertos señalan como ejemplo para conocer el coste-efectividad de los tratamientos.
Esta agencia mide el tiempo y la calidad de vida para el paciente al utilizar un fármaco, una unidad a la que denominan Avac (años de vida ajustados por la calidad). Medicamentos que supongan 20.000 libras (24.800 euros) por cada año de vida (Avac) se aprueban. Por encima de 30.000 libras (37.220 euros) por cada año de vida se rechazan, excepto para los oncológicos, "que cuentan con una prima y se eleva ese umbral", explica el profesor Sánchez. El coste se calcula midiendo los resultados de los ensayos clínicos.
"Todos los tratamientos, sean o no oncológicos, para ser financiados con dinero público deberían someterse primero a la prueba de la eficacia", opina Puig Junoy. "Cualquier asignación de presupuestos deja fuera necesidades que no se cubren. ¡Pero hace falta tener un criterio! La situación actual lleva a que los fármacos se apliquen en unos hospitales y en otros no", se lamenta Sánchez. Precisamente, Juan Jesús Cruz, presidente de SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica), se queja de que la realidad cambie en cada centro clínico: "No hay derecho a que cada comunidad autónoma o cada hospital decida por su cuenta. Nadie debería poner pegas a un tratamiento que está aprobado por Sanidad".
En la actualidad, son las comisiones de farmacia de cada centro las que dan el visto bueno al uso de un medicamento previamente aprobado por Sanidad, pero sin contar con un análisis de coste-efectividad. "Que yo sepa, no se ha producido ningún cambio radical en el acceso a tratamientos por causa de la crisis. Tal vez hay más pegas y el médico tenga que aportar algún papel más, pero nada fundamental", explica el presidente de SEOM.
Este médico, en cualquier caso, insiste en que lo clave para él es un acceso igualitario a los tratamientos innovadores independientemente de la comunidad en la que se esté. "El gasto farmacéutico en oncología es muy bajo. El sistema no va a quebrar a causa de ese impacto".
"El riesgo en la situación actual es que tienda a predominar más la necesaria preocupación por el impacto presupuestario que la evidencia sobre la efectividad del tratamiento", cree Puig Junoy. Por eso, para el profesor Sánchez es clave que haya unos criterios comunes sobre el impacto en años de vida.
"Los políticos deben definir con qué reglas se quieren tomar las decisiones -resume el profesor de la UPF-, no para ahorrar, si no para gastar mejor". "El coste de no hacerlo así se mide en los años de vida de otros pacientes que no serán atendidos con un tratamiento efectivo", concluye.
Medicina personalizada, también más cara
El concepto de medicina personalizada lleva años describiéndose como el futuro de los tratamientos. Se basa en que cada paciente recibirá un fármaco sabiendo de antemano si este será efectivo. Para eso, previamente, se habrán tenido que realizar pruebas genéticas en el enfermo o haberse utilizado marcadores que indican si el medicamento funcionará."La personalización es hacia dónde va el futuro tratamiento del cáncer, de la mano de la información genética del paciente", subrayaba María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en un reciente curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.La personalización llega combinada con los nuevos fármacos de biotecnología, que atacan a las células cancerígenas y son menos dañinos que los de quimioterapia convencional. "Pueden ahorrar quimioterapia a muchos pacientes", con los efectos secundarios y devastadores que implica, aseguraba Blasco.Si bien estos medicamentos serán más caros, los expertos esperan que su coste-efectividad compense, pues desde un principio se conocerá y se podrá tener asegurada una buena respuesta del paciente."La medicina personalizada, desde el punto de vista de la práctica clínica, es hoy más una promesa que una realidad: la evidencia sobre efectividad y la capacidad de mejorar no solo el diagnóstico sino el tratamiento dista en muchos casos de ser demostrada", apunta el profesor Puig Junoy, quien pide que también se analice su coste-beneficio. "De otro modo estaremos sometidos a un encarecimiento de los tratamientos, de difícil encaje en las cuentas públicas, sin saber si compramos más salud o calidad de vida, o si solo compramos humo".A.S.
"Debemos conocer el coste de la salud", afirma José Francisco Tomás, Dr de MD Anderson
Es una referencia en la investigación aplicada en cáncer. José Francisco Tomás, director médico de MD Anderson en Madrid desde 2010, cuenta con más de 150 publicaciones científicas y es profesor de la Universidad de Texas en el Departamento de Linfoma y Melanoma.Pregunta. ¿En qué ha cambiado la investigación médica en oncología en los últimos años?respuesta. Lo que ha variado en la investigación médica en oncología en los últimos años es que cada vez es más traslacional y que cada vez el rigor y la potencia de los ensayos clínicos es mayor.P. ¿Hacia dónde se enfoca el futuro de la I+D?R. Va encaminado a conocer mejor los mecanismos responsables del desarrollo de los diferentes tumores con el fin de poder disponer de tratamientos más dirigidos, más específicos para el tumor y para el paciente y con un menor impacto en la calidad de vida.P. ¿Cómo se están beneficiando los pacientes?R. Mire, yo llevo ya 25 años tratando pacientes con cáncer, específicamente con tumores hematológicos, y puedo decirle que la esperanza de vida se ha incrementado significativamente para todos ellos. Pero esto es extensible a casi todos los tipos de cánceres; de hecho, una de las principales consecuencias de los nuevos tratamientos es precisamente el que hemos logrado que algunos de estos pacientes se comporten más como enfermos crónicos.P. ¿Para cuáles estamos lejos de unos porcentajes representativos de cura?R. Son muchos en los que el aumento de la supervivencia es significativo y la disponibilidad de tratamientos más eficaces nos pueden acercar a un concepto de paciente crónico, como el mieloma o algunos pacientes con cáncer de mama. Me va a permitir que no le conteste en forma directa porque no es bueno crear la etiqueta de tumores malditos. Sencillamente debemos reconocer que existen aún muchos pacientes por los que debemos seguir luchando desde la investigación básica y clínica para que su pronóstico mejore.P. Los fármacos de medicina personalizada, ¿son ya una realidad?R. Lo son aún para un número reducido de pacientes y de neoplasias, pero poco a poco se van imponiendo.P. ¿Cree necesario aplicar unos baremos de coste-efectividad en pacientes con poca esperanza de vida por doloroso que pueda ser?R. Creo que la salud, como cualquier otra actividad humana, debe ser susceptible de medición en términos de coste-beneficio. Aquí el problema es quién y cómo se fijan unos y otros. No cabe duda de que es un aspecto en el que se debe avanzar y que la sociedad debe conocer cada vez más el coste de la salud, tanto si su financiación es pública como privada.