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El foco
Columna
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Contractivo pero insuficiente

Los Presupuestos diseñados por el Gobierno para el año que viene son restrictivos en medio de una profunda recesión, en opinión del autor, quien considera que no cumplirán sus objetivos.

José Carlos Díez

La pasada semana España ha vuelto a copar las portadas de los medios internacionales y había mucha expectación sobre la presentación del Presupuesto para 2013. Además del Presupuesto el Gobierno ha aprobado una serie de reformas que cumplen las recomendaciones del Consejo Europeo de la pasada primavera. Por lo tanto, todo apunta a que las negociaciones para el rescate van muy avanzadas y que lo que ha aprobado el Consejo de Ministros formará parte del nuevo Memorándum que habrá que firmar.

Se anticipa la entrada en vigor de la jubilación a los 67 años que ya se había aprobado. Esta medida supondrá un importante ahorro y ayudará a reducir el déficit estructural que es lo que exige la Troika. El retraso permite que el trabajador cotice más tiempo y reduce el gasto por el periodo que sigue trabajando. Por lo tanto, el ahorro es por partida doble. Medidas de liberalización del sector servicios donde están los grandes nichos ocultos de empleo. Avance en la reforma del mercado de trabajo con más políticas de empleo activas, con el foco puesto en reducir el desempleo juvenil que está próximo al 50%.

Pero el ajuste fiscal y el Presupuesto era la estrella de la jornada. El Gobierno mantiene su compromiso de cerrar el déficit en el 6,2% del PIB en 2012 y se propone reducirlo al 4,5% en 2013. Esto supone un ajuste próximo a 20.000 millones que se consigue aproximadamente con la mitad con subida de impuestos y la otra mitad con recorte de gastos.

Empezando por los ingresos, las previsiones se basan en un cuadro macroeconómico que espera una caída del PIB del 0,6% y una tasa de paro del 24,3%. El consenso de previsiones privadas espera caídas del PIB próximas al 1,5% y tasa de paro al 26%. Nuestras previsiones esperan una caída del PIB próxima al 2% y la tasa de paro superará el 27%. Por lo tanto, una previsión de crecimiento de los ingresos del 4% en 2013 es poco probable. La subida del IVA permitirá compensar en parte los efectos de la recesión y esperamos que los ingresos en 2013 sean similares a los de 2012.

En los gastos, empecemos por la principal partida: las pensiones. El Gobierno propone una subida del 1% lo cual por el proceso del aumento del número de pensiones y de la pensión media tiene una deriva de aumento del 4%, más de 4.000 millones de incremento. La inflación se situará próxima al 4% en noviembre y el Gobierno, en plena campaña en Galicia, sigue sin aclarar si va a revalorizarlas. La señal para los inversores y para la Troika vuelve a ser igual de negativa que la de la campaña de las elecciones andaluzas y todo apunta a que saldrá carísima en términos de prima de riesgo y condicionalidad en el nuevo Memorándum.

La siguiente partida es el pago de intereses. El Gobierno espera que se mantenga el tipo medio de la financiación pero el aumento de la deuda aumentará el gasto en 9.000 millones. La clave será el tipo de interés que se negocie con la Troika para el rescate y la capacidad del Tesoro para seguir emitiendo en los mercados. Pero parece que en esta partida la previsión tiene cierta holgura para cumplirse. España se gastará 38.000 millones en pago de intereses algo más del 3,5% del PIB. Por lo tanto, el objetivo de la Troika del 4,5% supondría un déficit primario próximo al 1%.

Imponer un ajuste fiscal tan brutal a una economía en depresión con una tasa de paro tan elevada y creciente es perjudicial, ya que hunde los ingresos y acaba aumentando la prima de riesgo e intensificando la fuga de capitales. La Troika vuelve a cometer el mismo error en los tres países intervenidos anteriormente. Portugal incumplirá sus objetivos de déficit en 2012 e Irlanda y Grecia siguen teniendo un déficit próximo al 10% del PIB, a pesar de los intensos recortes de gasto y las subidas de impuestos.

Conclusión, un presupuesto restrictivo en medio de una intensa recesión que no será suficiente para cumplir el objetivo marcado. Pocos economistas cuestionan que España tenga que hacer un ajuste fiscal. La cuestión es cual debe ser la intensidad que puede soportar el enfermo y es evidente que la que imponen los médicos de la Troika es excesiva. Un ajuste fiscal tan intenso debería hacerse con una economía creciendo. España debe tener un superávit por cuenta corriente que se conseguirá en 2013 y eso supone una caída de la demanda interna y de las importaciones y eso incluye el ajuste fiscal. El crecimiento debería venir por las exportaciones pero las perspectivas para nuestros socios europeos, nuestros principales clientes de exportación, son recesivas. Esta semana se ha publicado el Ifo y su componente de expectativas se ha desplomado hasta niveles de principios de 2009. En agosto Alemania destruyó empleo por primera vez desde el final de la Gran Recesión. El empleo es un indicador retrasado de ciclo y confirma que Alemania también ha entrado en recesión.

¿Hay alternativa? En enero Italia era el caso de riesgo global y había alternativa al rescate español. Ahora el BCE nos ha sentenciado. El problema es que la solución de la crisis española ya no está en nuestras manos. Necesitamos que el BCE se olvide de sus complejos morales y cumpla su misión. Además, Alemania es el único de los grandes países europeos con margen de maniobra fiscal. Merkel debería haber anticipado esta recesión y haber aprobado estímulos fiscales en el primer semestre. Lamentablemente ya es tarde y Europa registrará una intensa recesión en 2013 por sus errores de política económica y de gestión de la crisis del euro. En este escenario, el ajuste fiscal español es aún más restrictivo. Los españoles nos enfrentamos al peor año de nuestra historia económica desde los años cincuenta. Miremos el espejo de nuestros vecinos portugueses y veremos lo que nos va a suceder a nosotros. La crisis tiene solución pero el riesgo es que la inestabilidad social y política. Sin estabilidad social la economía se marchita como un jardín sin riego.

José Carlos Díez- Economista jefe de intermoney

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