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Columna
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Una política monetaria china

Aquí, una fantasía. Durante una conferencia de prensa, el presidente del Banco Popular de China, Zhou Xiaochuan, dice: "La necesidad de crear empleos debería preocupar a todo el pueblo chino". Explica que un yuan tan devaluado soporta las exportaciones y que un gran superávit comercial mantiene lejos a las importaciones que pueden quitar empleos a los chinos. Zhou no menciona ningún cambio de su política monetaria.

Aquí, una realidad. Durante una conferencia de prensa el pasado jueves, Ben Bernanke dijo: "El débil mercado de trabajo debería preocupar a todo americano". El presidente de la Reserva Federal estadounidense explicó que una nueva política de impresión de 40.000 millones de dólares al mes indefinidamente debería ayudar a reducir el paro. No mencionó ningún posible cambio en su "postura altamente acomodaticia".

El discurso imaginario de Zhou, que refleja la política monetaria habitual de China, sería tildado de irresponsable. Pero el de Bernanke provocó un rally en el mercado y en casi cualquier activo financiero que no fuese el dólar. Por supuesto, el tipo de cambio chino y el suministro de dinero estadounidense son diferentes, pero los banqueros centrales tienen una visión idéntica: en primer, segundo y tercer lugar, los objetivos locales.

Es una forma peligrosa de llevar la política monetaria. Un excesivo superávit comercial podría haber ayudado a crear empleos en China, pero los fondos acumulados ayudaron a financiar las burbujas que ya han explotado. Las anteriores rondas de facilidad cuantitativa puede que ayudaran a la economía americana, pero elevaron los precios de los productos básicos, lo que estimuló la tensión política y económica en muchos países pobres.

China, al menos, tiene una excusa: es un país pobre con una historia de inestabilidad social. EE UU es el país más rico del mundo, y el dólar es la moneda mundial de reserva. Esto conlleva una responsabilidad global, que Bernanke parece decidido a ignorar.

Por Edward Hadas

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