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Tribuna
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Estonia: un esperanzador ejemplo para España

Soy consciente de que para la mayoría de los españoles, Estonia es un país lejano -geográfica y culturalmente-, pequeño y desconocido. Sin embargo, aunque muchos no lo sepan, España y Estonia tienen más similitudes de las que a primera vista podríamos apreciar. La primera de ellas, y más evidente, es que el país es miembro de la Unión Europea desde 2004 y del Euro desde el año pasado.

Estonia es una ex república soviética, perteneciente a las llamadas repúblicas bálticas (junto con Letonia y Lituania), que tras su independencia en 1991 ha vivido un periodo de crecimiento económico considerable. Esta circunstancia permitió que el Producto Interior Bruto del país se duplicase en apenas 15 años, según datos del Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, de un modo similar a lo ocurrido en España, parte de este crecimiento estuvo sustentado en el ladrillo y el sector de la construcción, produciendo una burbuja inmobiliaria que al estallar nos llevó a una profunda recesión. Además, durante los años de bonanza, el gasto estatal se disparó, duplicando el Presupuesto Nacional entre 2004 y 2008, algo que luego hizo más profunda aún la crisis del país.

Otra similitud que Estonia comparte con España es el peso del sector público. En Estonia, el funcionariado consume, aproximadamente, el 39% del PIB. También compartimos el hecho de tener una alta tasa de paro, superior a la media de la eurozona, con un 11,7%, una cifra que, aunque menor a la española, no es nada desdeñable en un país de solo 1,3 millones de habitantes.

Con la llegada de la crisis internacional en verano de 2007 y coincidiendo con el fin de nuestro 'boom' inmobiliario (como también le ocurrió a España), el crecimiento de la economía de Estonia, logrado durante años, se hundió. Entre 2008 y 2009, nuestra economía se contrajo un 18%, un retroceso mayor al experimentado por Grecia en los últimos 5 años.

Sin embargo, y aquí es cuando las similitudes con España terminan, en los últimos tres años Estonia ha vivido una recuperación meteórica, con un crecimiento del PIB del 12,3% desde 2009. De hecho, según Eurostat, somos el único país de la zona euro que logró cerrar 2011 con superávit. También somos el país menos endeudado de Europa, con una deuda nacional que representa solo el 6% del PIB, comparado con el 68,5% en el caso español, el 81% de Alemania o el 165% de Grecia.

¿Cómo se ha producido este 'milagro estonio' en tan solo tres años? Pues, sorpresa, a base de austeridad y recortes. Desde 2008, las autoridades se han visto obligadas a tomar una serie de duras medidas para atajar la crisis, como el retraso en la edad de jubilación, la rebaja de las prestaciones por desempleo, la bajada del sueldo de los funcionarios en un 10% y del 20% para los ministros…

¿Les suena de algo? Junto a estas medidas, se han impulsado otras como la simplificación burocrática para la creación de nuevas empresas, la reactivación de las relaciones comerciales con los países vecinos, especialmente con Finlandia pero también con el resto de Europa, con Alemania a la cabeza, así como una fuerte apuesta por las nuevas tecnologías (muchos quizá lo desconozcan, pero el gigante Skype, software que permite comunicaciones a través de texto, voz y vídeo por internet, fue gestado en Estonia y cuenta con un parque tecnológico en Tallín que emplea a 400 profesionales).

Estos años han sido duros, pero han permitido crear un tejido empresarial sólido, con la creación y consolidación de nuevas empresas, de puestos de trabajo, y el posicionamiento de Estonia dentro del mapa del comercio internacional. Sin ir más lejos, nosotros, en Bigbank, en estos tres últimos años, hemos pasado de operar solo en Estonia a ser un banco con presencia en 9 países europeos, entre ellos España.

Con todo esto, no pretendo dar lecciones a nadie. Muy al contrario, y siendo consciente de que no todos los ejemplos son extrapolables, lo que pretendo es transmitir un mensaje de esperanza y optimismo basado en nuestra experiencia. Los ajustes y recortes acometidos en los últimos meses por el Gobierno español son necesarios y, aunque duros, tendrán sus frutos. Nosotros, que lo hemos vivido, tenemos confianza en España.

Juris Puce. Director General de BIGBANK en España

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