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Tribuna
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El comportamiento de las calificaciones crediticias

La actual crisis de deuda que se vive en Europa ha puesto el foco más que nunca en las calificaciones crediticias, pero hay una cuestión clave que a menudo se pasa por alto: ¿cumplen realmente los ratings con el objetivo para el que han sido diseñados?

El historial de ratings corporativos (empresas y bancos) de S&P demuestra que las calificaciones han sido históricamente un buen indicador del riesgo de impago, incluso durante la actual crisis financiera. Pero antes de analizar este historial en detalle es importante definir claramente qué es y qué no es una calificación crediticia.

Un rating es una opinión sobre el riesgo de crédito relativo, es decir, la calidad crediticia de un emisor o de una emisión de deuda particular, desde la más fuerte a la más débil. Un rating no es una garantía de calidad de crédito o una medida exacta sobre la probabilidad de que un emisor o una emisión impague su deuda.

Por ejemplo, un rating corporativo calificado con AA tiene una calidad crediticia mayor que uno con rating A. Sin embargo, el rating AA no es una garantía absoluta de que no impagará, sino que indica que existe una menor probabilidad de impago que un bono calificado como A.

El comportamiento de los ratings puede ser medido objetivamente analizando si existe una buena correlación a lo largo del tiempo entre rating e impago, y también mediante su estabilidad, es decir, el ritmo al que cambian los ratings. Nuestros estudios demuestran de forma consistente que existe una clara correlación entre ratings e impagos (esto es, a más alto rating de un emisor, menor frecuencia de impago, y viceversa), y que los ratings son progresivamente más estables cuando ascienden en la escala de rating.

En la escala de rating a largo plazo de Standard and Poor's, emisores y emisiones de deuda con un rating BBB-, o por encima, son generalmente considerados por los reguladores y el mercado como emisores con grado de inversión, mientras que aquellos que reciben ratings más bajos que BBB- son emisores con grado especulativo. Entre 1981 y 2011, la tasa de impago a cinco años para compañías con grado de inversión fue de 1,17%, en comparación con el 16,82% para compañías con grado especulativo. En Europa, durante el mismo periodo, dicha tasa para empresas en grado de inversión fue del 0,5% en comparación con el 11.15% para compañías en grado especulativo.

S&P publica anualmente exhaustivos estudios de impago que cubren un amplio abanico de tipos de activos en diferentes regiones, estudios que se ponen a disposición de los participantes del mercado y los reguladores. Sobre una base global y europea, el comportamiento de los ratings corporativos de S&P durante 2011 estuvo totalmente en línea con sus buenos registros históricos.

En línea con todos los estudios de impago previos de S&P, el estudio de 2011 mostró que las entidades con ratings más altos impagan menos frecuentemente que aquellas con bajas calificaciones, y que los ratings más altos son más estables y que los ratings especulativos generalmente experimentan una mayor volatilidad.

Mirando específicamente a Europa, a pesar del incremento de la incertidumbre entre los soberanos europeos, solo cuatro emisores corporativos impagaron en 2011, afectando a deuda por un valor de 4.100 millones de euros. Ninguna compañía en grado de inversión impagó en 2011. Todos las compañías que impagaron eran no financieras, y las cuatro que impagaron comenzaron siendo calificadas como BB+ o menos, y antes de impagar fueron calificadas como CCC o CC. El tiempo medio que transcurrió desde el primer rating hasta el impago para estas compañías fue de 5 años y medio.

En resumen, en 2011 los ratings corporativos continuaron comportándose en línea con sus buenos resultados históricos. Es importante volver a recordar que un rating alto no es una garantía de que un emisor o emisión de deuda no impague nunca. Tampoco podemos garantizar que un rating no cambiará repentinamente. La calidad crediticia puede variar en ocasiones como resultado de acontecimientos inesperados e impredecibles. Pero sí podemos afirmar que los ratings de Standard and Poor's siguen teniendo un excelente historial como un indicador del riesgo de impago. Y eso es lo que los inversores esperan de una agencia de rating.

Myriam Fernández de Heredia. Directora General de Ratings Soberanos de Standard and Poor's para Europa, Oriente Medio y África

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