España según el FMI
El pasado lunes, el FMI ha actualizado sus previsiones de crecimiento de 2012 y 2013 y España es el país dentro de las grandes economías europeas que ha visto recortada en mayor medida su previsión de crecimiento del PIB en 2013, con un recorte de 0,7 puntos porcentuales (pp), hasta situar el crecimiento en el -0,6%. El único elemento de consuelo es que para 2012, el FMI pronostica una caída algo menor de lo esperado, ya que ha revisado al alza en 0,4 pp el crecimiento del PIB, hasta situarla en el -1,5%.
Un elemento de enorme preocupación es que de las grandes economías para las que el FMI ofrece estimaciones de crecimiento, solo dos arrojan valores negativos en 2013 (España e Italia), siendo la tasa de caída de España (-0,6) el doble que la de Italia. Y esta tasa contrasta con la de nuestros vecinos los alemanes (+1,4%), británicos (+1,4%) y franceses (+0,8%), lo que constata perfectamente la existencia de una Europa de dos velocidades.
Pero lo peor de este escenario tan poco halagüeño del anuncio del FMI es que no está incorporado el efecto que va a tener el recorte de los 65.000 millones de euros anunciados por el Gobierno para cumplir con el objetivo de déficit del 3% a finales de 2014. La batería de medidas aprobadas, si bien es necesaria y forma parte de las imposiciones del memorándum recién aprobado para rescatar la banca, va a lastrar el crecimiento a corto plazo. En consecuencia, mucho me temo que las previsiones del FMI volverán a ser revisadas a la baja una vez incorporen el efecto de todas estas medidas.
Otro elemento de preocupación para España es el salto que se va a producir en el endeudamiento del sector público. Según el informe Fiscal Monitor del FMI, que también ha actualizado, la ratio deuda pública/PIB va a aumentar desde el 68,5% en 2011 al 96,5% en 2013, siendo este aumento de 28 pp, con diferencia, el mayor de todos los países que incluye el FMI, ya que el siguiente que más crece es Portugal, pero con un aumento de 10,8 pp, casi la tercera parte del de España. No obstante, es importante advertir que la estimación del FMI computa como deuda los 100.000 millones de euros (9% del PIB) de ayuda máxima solicitada a los fondos de rescate europeos para recapitalizar al sector bancario español.
Entre los datos que ofrece el FMI en los tres informes que acaba de actualizar, es de envidiar la situación de Alemania, que además de que estima un crecimiento de su economía del 1% en 2012 y del 1,4% en 2013, sitúa su déficit público en 2013 prácticamente en cero (-0,4%). Por tanto, con estos sólidos fundamentos económicos, Alemania debería de actuar de locomotora de Europa, implementando políticas fiscales expansivas.
El FMI no ofrece estimaciones de la tasa de paro, pero se pueden ustedes imaginar que con su revisión a la baja del crecimiento del PIB en 2013, la tasa de paro seguirá subiendo por encima del 24,5% que se encuentra en estos momentos.
En este escenario, ¿qué podemos hacer, tras haber solicitado ayuda internacional para recapitalizar a nuestros bancos y aceptar las condiciones que impone el rescate? Mi opinión es que el Gobierno poco más puede hacer para salir del agujero. El rescate, obviamente, es una pésima noticia ya que es la demostración de que el país necesita asistencia financiera. Pero dicho esto, las imposiciones (perdón, recomendaciones) del memorándum de entendimiento y las medidas ya aprobadas forman parte de una hoja de ruta que debe seguir el Gobierno para resolver los desequilibrios acumulados en la época del boom. Son medidas que debería de haber tomado hace mucho tiempo tanto este como el anterior Gobierno.
Desgraciadamente, tras la aprobación del memorándum y el anuncio de las medidas del Gobierno, no se ha restaurado la confianza en nuestra economía. La prima de riesgo y el tipo de interés de la deuda siguen en niveles insostenibles durante mucho tiempo.
Por tanto, el único que puede salvar a nuestra economía (y por esa vía, al euro) es el Banco Central Europeo (BCE), sobre todo reactivando el programa de compra de deuda (el llamado SMP) que lleva en coma muchos meses. El propio FMI se lo acaba de decir una vez más por escrito al BCE, cuando dice que hay margen de maniobra suficiente para una política monetaria expansiva en el área del euro. Esta política requiere medidas no convencionales, como reactivar el SMP, nuevas subastas de liquidez a largo plazo con garantías menos exigentes o la introducción de programas de compra de activos al estilo de la llamada facilidad cuantitativa llevada a cabo por la Fed. No perdamos la esperanza y confiemos que al final el BCE atienda la petición, no solo de España, sino del FMI.
Joaquín Maudos. Catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia e investigador del Ivie