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Qué es y cómo funciona esta fórmula

Preguntas y respuestas sobre el banco malo que exige Bruselas

Guindos lo ha dejado claro. La Comisión Europea quiere que a las entidades que reciban ayudas de Bruselas se les pida la segregación de los activos problemáticos. En este contexto, conviene analizar cuáles son las claves de un banco malo.

Vista de la fachada de un banco
Vista de la fachada de un bancoThinkstock

La opción de crear un banco malo se contempla desde hace mucho tiempo. La digestión del ladrillo por parte de la banca española y la sequía existente en el crédito han puesto el acento en su posible creación como medio para agrupar los activos tóxicos ligados al sector inmobiliario. Y es que Catalunya Caixa, Banco de Valencia, Bankia y Novagalicia (los cuatro grupos controlados por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) suman activos adjudicados por más de 15.600 millones de euros.

En este contexto, parece que esta alternativa gana fuerza. El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha señalado que Europa impondrá condiciones al sector financiero para conceder la ayuda de 100.000 millones y que, además, los activos tóxicos se segregarán en un banco malo. Con este telón de fondo, conviene hacer un repaso de qué es y cómo funciona:

- ¿Qué es un banco malo?

Un banco malo es una entidad creada con el objetivo de comprar todos los activos tóxicos y problemáticos que tiene la banca para evitar seguir provisionando por esos activos y dejar sus balances limpios.

- ¿Cuál es su objetivo?

La creación de un banco malo permitiría que las entidades puedan liberar de sus balances los activos problemáticos del sector inmobiliario. De esta manera, se establecería un cortafuegos que podría permitir a las entidades concentrarse en la concesión de créditos (que es la clave para reactivar la economía). Además de la posibilidad de que se reabra el grifo crediticio, el saneamiento persigue salvaguardar los ahorros de los depositantes y recuperar la confianza de los mercados en el sector para facilitar la financiación mayorista.

- ¿Cómo funciona?

Los bancos malos pueden ser empresas del Estado, mixtas o solo privadas. La clave del funcionamiento del banco malo se basa en depositar en un "fondo común" todos aquellos activos inmobiliarios con poca probabilidad de ser cobrados por los bancos. De esta manera, las entidades financieras se pueden ver obligadas a dividirse en dos. Una parte estaría formada por los activos y pasivos selectos, mientras que la otra parte, formada por los activos tóxicos, sería comprada por el banco malo.

- ¿Qué activos compraría?

El banco malo compraría préstamos problemáticos ligados al negocio inmobiliario y sobre todo suelo, el activo considerado menos líquido y más difícil de valorar. En el nuevo vehículo se integrarían suelos adjudicados, créditos a promotores y constructores y créditos morosos relacionados con el ladrillo.

- ¿A quién beneficia?

Sin duda, el banco malo beneficia a las entidades que han cometido mayores excesos. En concreto, Santander, BBVA, Popular y Sabadell se ven con fuerza para desprenderse de sus adjudicados por sus propios medios. El presidente del Banco Santander, Emilio Botín, rechazó hace poco más de un mes la opción de crear un banco malo. "No es bueno. El sistema financiero español no necesita esta fórmula, no hace falta", dijo tajante.

- ¿Habría interesados en comprar activos al banco malo?

Lo más probable es que el Estado se quede los activos y los venda un tiempo después. Sin embargo, podrían estar interesados hedge funds, sociedades de capital riesgo y entidades financieras de otros países siempre y cuando los descuentos aplicados resulten atractivos y creíbles. En este contexto, la perspectiva de un mercado en el que fluye el crédito haría más apetecible la adquisición para este tipo de firmas.

- ¿Hay precedentes?

La creación de bancos malos es habitual para resolver crisis financieras. México, Corea, Suecia, Alemania e Irlanda son claros ejemplos. En el caso germano los bancos traspasaron sus activos tóxicos a sociedades instrumentales y, a cambio, recibían deuda de dichas compañías y el desembolso de los intereses periódicos estaba garantizado por el Estado previo pago de una prima. Los bonos se podían presentar como colateral ante el Banco Central Europeo por disponer del aval del Estado y aliviaban las exigencias de capital de los bancos al disminuir el volumen de los activos ponderados por riesgo. En Irlanda se creó una agencia estatal que compró a la banca sus activos con fuertes descuentos, lo que generó un déficit de capital a las entidades, que fueron recapitalizadas con dinero público.

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