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Destinos. Grandes viajes

El Dublín de los iniciados

Tres españoles muestran sus lugares favoritos más allá de lo que aparece en las guías de viaje

No demasiado lejos del Dublín tradicional y conservando aún los resquicios del llamado tigre celta (por su expansión económica) existe una ciudad moderna, con numerosos barrios cosmopolitas y un ajetreado ritmo, en la que habitan muchos españoles, algunos, al frente de grandes compañías. De la mano de tres de ellos descubrimos algunos de los secretos que guarda la capital irlandesa.

El puente de Samuel Beckett es el punto de partida. Diseñado por Santiago Calatrava, esta pasarela sobre el río Liffey es el máximo exponente -con acento español- de los años de bonanza que vivió el país y de la ampliación hacia el mar que está viviendo la ciudad. Alrededor, el Palacio de Congresos, el Teatro del Gran Canal y las sedes europeas de las multinacionales más importantes contribuyen a crear el sky line dublinés, con una cuidada iluminación nocturna.

Desde allí es posible aproximarse a las zonas menos conocidas de la ciudad. Nuria Menéndez nos guía hacia el sur. Ella es socia fundadora de Know How Designed Furniture, empresa especializada en mobiliario de diseño y, tras siete años viviendo en Dublín, no hay rincón que se le escape. "Me encanta pasear por el barrio de Ranelagh (orilla sur del Liffey). Me gusta la arquitectura georgiana de esta zona, ¡es tan diferente a lo que hay en España!", dice.

Además, hace una sugerencia gastronómica: "En este barrio, nada mejor que comer en The Butcher Grill (92, Ranelagh Village). El estilo decadente del restaurante es único". La zona, con cierto aire bohemio, también está llena de pequeñas tiendas que hacen las delicias de los dublineses o de los que, como la empresaria, lo son de adopción.

Cristian Reyes lleva tres años viviendo en Dublín. Es director asociado del departamento financiero de KPMG Irlanda. Es jerezano de nacimiento y cuando su trabajo se lo permite se convierte en un irlandés más. "Siempre que puedo, paso por la península de Howth. Una localidad pesquera, anexa a Dublín, en la costa", explica. En este puerto se encuentran las mejores pescaderías de la región y los restaurantes y marisquerías más recomendados.

Pero si el pescado no convence, lo ideal es degustar la buena cocina irlandesa. En el centro de la ciudad, Reyes recomienda "Fallon & Byrne (en el 11 de Exchequer Street). Una tienda de alimentación en la planta baja con un precioso restaurante en el piso superior y unas curiosas cavas de vino en el sótano".

Emilio Rodríguez trabaja en Coca-Cola. Llegó desde Zamora al país celta hace un año y medio y ahora se reconoce "un experto en pubs". Pequeñas joyas de la capital, dispersas por toda la ciudad. Algunos, como el archiconocido y turístico Temple Bar, famoso en medio mundo. Pero otros, "como el Café en Seine, en Dawson Street", explica Rodríguez, goza de ser un punto de encuentro para los locales, donde la esencia francesa queda solo en el nombre. El zamorano invita también a descubrir "la mejor vista de la ciudad desde la fábrica de cerveza Guinness". Eso sí, siempre con una buena pinta en la mano", añade.

Irlanda, con otro aire

No hay duda. Irlanda está de moda para hacer turismo. Las cada vez mejores conexiones con España, gracias los vuelos de compañías aéreas de bajo coste, están influyendo notablemente en presentar esta isla como un destino más. Además, las ferias del sector reciben cada año las propuestas del país celta y los servicios y ofertas hoteleras se han ampliado notablemente en los últimos años. Cada vez más viajeros españoles disfrutan del verde irlandés.Prueba de ello es el portal Irlanda por tu Cuenta (irlandaportucuenta.com). Esta página web proporciona al viajero todos los enlaces necesarios, rutas personalizadas y detalles para planificar un viaje en la isla, siempre con sus propios medios. Nada de excursiones organizadas ni de grupos numerosos. Sus creadores aseguran que "no somos una agencia de viajes. Solamente somos un grupo de colaboradores, españoles e irlandeses, que queremos mostrar las maravillas de este país".Y es que Irlanda es mucho más que Dublín. El Trinity College, Molly Malone o Temple Bar se quedan pequeños al compararlos con la inmensidad de los acantilados de Moher, la península de Dingle, la ciudad de Limerick, los lagos de Kilarney o el castillo Blarney. Y, a veces, también acompaña el buen tiempo.

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