El talento de vender vino en tiempos difíciles
El pobre consumo interno impulsa las exportaciones, que crecen un 27,3%
Los bodegueros españoles han sabido agarrar el toro por los cuernos. Ante el drástico descenso de consumo de vino en España, más acentuado en los últimos tres años por la crisis, las cavas autóctonas han puesto todo su empeño en vender fuera lo que no consiguen colocar dentro. Solo en 2011, la exportación de la producción aumentó el 27,3%, según datos de la Federación Española del Vino (FEV). Esta cifra supuso 2.483 millones de euros.
"Este descenso", que según ha señalado Pau Roca, secretario general de FEV, viene de más atrás, provocado también por la aparición de otras alternativas en bebidas, el éxodo a las grandes ciudades y el ahorro, sobre todo en la botella de vino en el restaurante, "ha sido un acicate para la exportación, aunque, eso sí, las bodegas se han visto obligadas a bajar los precios". "Y es que los empresarios del vino han tenido que seguir pagando los sueldos y amortizando las fuertes inversiones de los últimos años", añade Roca.
Francia, que se nutre bastante del vino español; Rusia; Alemania, que compra mucho caldo a granel; EE UU; Reino Unido, y otros países ahora más activos como Canadá, Bélgica, México, Suiza, China o Brasil son los principales mercados de nuestro vino, que ahora tienen que competir con nuevos países productores como Chile o Sudáfrica. Pero la consolidación en los mercados exteriores no es solo el único frente que actualmente tiene abierto el sector del vino, que en 2011 produjo más de 40 millones de hectolitros.
España ahora tiene que lidiar con países más competitivos, como Chile o Sudáfrica
La consolidación o concentración empresarial es una de las asignaturas pendientes y obligatorias para que el sector gane competitividad, según explica Roca. En España existen muchas bodegas familiares, "es un sector ineficaz al estar muy fragmentado y por eso las multinacionales no quieren entrar". Además, el capital necesario para poseer una bodega es muy alto en proporción a las ventas y rentabilidad, que, además, se produce a más largo plazo.
La diversificación es otro de los ejes que hay que potenciar. Independientemente del fenómeno del enoturismo, cada día más afianzado entre las cavas españolas, uno de los retos del sector, a juicio de Roca, es la creación un vino sin alcohol. Algo lógico, teniendo en cuenta que gran parte de la población mundial actualmente no toma vino o por religión o por otras razones que "ponen en tela de juicio su legitimidad".
Y ampliar la oferta de productos para captar a los clientes más jóvenes es un desafío clave. Hacer vinos más jóvenes, "con menos barrica o menos madera" es una de las soluciones en la que actualmente trabajan algunas bodegas españolas, que además están investigando en nuevas levaduras, procesos de tratado o variedades de uvas en peligro de extinción, como es el caso de la bodega Terras Gauda con la uva caíño blanco.
La cifra
63,4% de la producción de vino se exportó en 2011, por valor de 2.483 millones de euros.