El 'supermartes' se decide en Toledo
Es un placer referirse a cuestiones norteamericanas en español, sin utilizar anglicismos. La capital de Ohio, el estado más relevante para los republicanos que celebran hoy elecciones en 10 estados, es Colon (o Columbus, de Cristóbal Colón). La ciudad más importante del estado es Toledo, así llamada cuando, entre 1537 y 1539, estando el emperador Carlos V fuera de España, su mujer, la emperatriz Isabel, vivía en Toledo.
Los candidatos hacen campaña e invierten publicidad en Toledo, donde está la manufactura del estado, como lo estaba en Detroit (Míchigan) porque jamás un candidato republicano ha llegado a ser presidente sin ganar Ohio: tiene un valor simbólico y, además, tras Georgia, es el estado que hoy otorga más delegados. Los republicanos que votan hoy otorgarán 437 delegados que irán a la convención del partido en septiembre. El candidato que obtenga 1.141 delegados será el candidato. Sin embargo, en 2012, el partido ha complicado mucho las normas por las cuales se distribuyen los delegados: estos se reparten proporcionalmente al porcentaje de votos que obtenga cada candidato en cada estado. Hasta las primarias de 2008, quien ganaba en un estado por número de votos se llevaba a casa todos los delegados. Ahora no.
Este sistema está provocando una brutal lucha entre los candidatos y las facciones que les apoyan, hasta el punto de que todos llegan al supermartes de hoy habiéndose dejado la piel en el camino, tras haber gastado ingentes cantidades de dinero: Romney ha invertido 55 millones de dólares, de los 63 recaudados (un 87%); Santorum ha gastado 5,2 (79%) de los 6,6 que tenía: y son los dos candidatos con más posibilidades de obtener la candidatura republicana.
Mientras tanto, Obama, cuyo índice de aprobación (48%) supera al de desaprobación (46%), gracias a la mejora de la economía, ha invertido en la campaña 43 de los 136 millones recaudados (46%). Quien más tiene, más gasta: Romney, millonario, ha invertido 10 millones en publicidad en Ohio: 5 en anuncios que denigran a Santorum. Porque, como sucedió en Míchigan, donde Romney ganó a Santorum por un 3%, también ahora, en Ohio, Romney y Santorum están muy igualados.
Hoy, Romney tiene 203 delegados, Santorum, 92, Gingrich, 33 y Paul, 25. Romney desembarca en el supermartes, tras cinco victorias consecutivas: Míchigan, Arizona, Maine, Wyoming y las elecciones del sábado pasado en Washington (43 delegados). Además, ha recibido el apoyo de Eric Cantor, líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, "porque es el candidato más cualificado para arreglar la economía". Romney está harto de tener que debatir con Santorum de cuestiones morales: él quiere hablar de economía. Sin embargo, aquí ha encontrado también la horma de su zapato: aunque en las fábricas de Toledo (Ohio) Romney habla enérgicamente de que hay que competir con China, fortaleciendo la manufactura americana, en los estados del centro y del sur, donde hoy hay elecciones, Romney es percibido como "un rico elitista del este, a quien le gusta comprar empresas y hacerse rico vendiéndolas, dejando miles de trabajadores en la calle". Hasta la portada de Bloomberg-Business Week, fechada este 4 de marzo, se hacía eco de que "la tendencia de Romney a despedir gente es contradictoria con su posicionamiento de creador de puestos de trabajo: es como la kriptonita para Superman".
¿Qué pasará hoy? Primero, no habrá un vencedor definitivo, sino que cada candidato se llevará tantos delegados como porcentaje de votos obtenga. La consecuencia lógica es que, puesto que los cuatro contendientes han dicho que seguirán hasta el final, las primarias se alargarán durante semanas o, incluso, meses. Mientras, tras estudiar durante cinco días todos los distritos electorales de los 10 estados, cada uno de ellos con sus propias normas de proporcionalidad para asignar candidatos, he concluido que, por variables sociodemográficas, el escenario más probable sería el siguiente: victorias de Romney en Massachusetts (41 delegados), con un intervalo mínimo de 44 y máximo de 48; Virginia (49 delegados), intervalo de 30-49; Vermont (17 delegados), intervalo de 17-9; Idaho, donde el 27% de la población es mormona; en Ohio, la joya de la corona, fiel espejo del país, cual microcosmos sociodemográfico, que representa la diversidad de América, intuyo un (casi) empate técnico entre Romney y Santorum, como en Míchigan (donde di por ganador a Romney por un 3% de diferencia, y así fue): Romney 34%, Santorum 31%.
Victorias pírricas de Santorum (a quien sus inconsistencias entre las ideas conservadoras que defiende y su comportamiento incoherente en el Senado, durante 16 años, le está pasando factura) en Tennessee (58 delegados), Santorum 34%, Romney 30%, y Oklahoma (43 delegados), con un intervalo de 16-21. Gingrich despierta pasiones encontradas, divisorias y polarizadoras en su estado natal, Georgia (76 delegados): ganaría, con el apoyo del gobernador, Nathan Deal, y del excandidato georgiano, protagonista de escándalos sexuales, Herman Cain, con el 38-39%, frente a Romney y a Santorum (ambos con un intervalo de 22-24%). En Alaska (27 delegados), el resultado del caucus es incierto: Romney ha recibido el apoyo de destacados miembros del aparato del partido, pero las bases conservadoras se sienten ofendidas por él, porque no se ha dignado a visitar el estado; tampoco Gingrich, que ha conseguido el apoyo de la ya casi olvidada Sarah Palin, y, sorprendentemente, el único candidato que ha visitado Alaska ha sido Ron Paul, que ha despertado furor entre las masas. Dakota del Norte (28 delegados) es un calco de Alaska, en cuyo caucus solo Ron Paul ha hecho el esfuerzo de visitar el estado, dándole la importancia debida a los votantes.
El día 10 hay caucus en Kansas, Islas Vírgenes y Guam. El 13 en Alabama, Hawai y Misisipi. Ojalá fuera tan sencillo anticipar resultados electorales, en las primarias republicanas, como en las elecciones presidenciales rusas (ganó Putin, ¿verdad?). Pero si se cumple la tradición, quien gane en Toledo (Ohio) conseguirá la nominación presidencial republicana.
Jorge Díaz-Cardiel. Socio director de Advice Consultants, Autor de 'Obama y el liderazgo pragmático' y 'La reinvención de Obama'