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Venden el 79% de su inversión en bonos soberanos desde el estallido de la crisis

Los brókeres se deshacen de su cartera de deuda pública española

Los brókeres españoles se han desecho de la deuda pública nacional de forma masiva desde que estalló la crisis de deuda, en el verano de 2010. A finales del pasado noviembre, solo les quedaban 114 millones en balance.

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El bono español a 10 años paga en el mercado secundario el 5%, una rentabilidad que puede considerarse moderada en comparación con el 6,7% que alcanzó a finales del pasado noviembre. En cualquier caso, el actual coste de financiación está muy lejos del rendimiento del 3,8% que la deuda pública española a una década marcaba en marzo de 2010, antes de que estallara con toda virulencia la crisis de deuda soberana en el Viejo Continente.

Los pequeños inversores han jugado un papel importante en las últimas subastas, rebajando el rendimiento y elevando la demanda. Así, en la colocación de letras a 12 y 18 meses del pasado 12 de diciembre, se canalizaron más de 8.000 peticiones de minoristas. Pese a ello, su peso en el conjunto de la deuda en circulación es reducido.

También en las subastas celebradas en el presente ejercicio se han batido todas las expectativas. De hecho, el Tesoro ha financiado ya el 74% de los vencimientos del primer trimestre.

Otro tipo de inversores, sin embargo, ha optado por vender ante las crecientes turbulencias en los mercados de deuda. Las empresas de servicios de inversión (sociedades de valores, agencias y gestoras de cartera) han reducido su cartera de deuda pública un 79% desde julio de 2010, hasta situarla en 113,97 millones de euros en noviembre, según los últimos datos recogidos por la CNMV.

Las responsables de estas ventas son esencialmente las sociedades de valores, los brókeres que tienen libertad para efectuar compraventas para ellas mismas. Eso sí, algunas entidades han sido mucho más agresivas que otras. Las agencias y las gestoras de cartera también pueden operar por cuenta propia, pero bajo unas condiciones extremadamente acotadas.

Es cierto que el peso cuantitativo de los brókeres en el mercado de deuda española, que ascendía a unos 580.000 millones de euros en circulación a cierre de noviembre, supone una gota en medio de un océano, pero su forma de actuación sí es sintomática de cómo han obrado algunos tipos de inversores.

De los casi 114 millones de euros que disponían en noviembre todos los tipos de los brókeres, las sociedades de valores controlaban 104,5 millones; las agencias, 6,1 millones; y las gestoras de carteras, 3,2 millones.

La crisis de deuda soberana disparó el miedo a los bonos de los países periféricos de la zona euro, hundiendo su precio y, por tanto, disparando su rentabilidad. El bono español a 10 años pasó de pagar alrededor del 3,8% en marzo de 2010 al 4,9% en julio de ese mismo año. Y la escalada continuó hasta que el pasado noviembre la rentabilidad subió hasta el 6,7%.

Los expertos aseguran que los grandes fondos de inversión extranjeros han sido los que han huido del mercado de deuda español, pero los brókeres españoles tampoco se han quedado a ver si la situación mejoraba y han ido vendido paulatinamente sus posiciones de deuda pública española. Si a cierre de julio de 2010 contaban con 541,8 millones de euros, en septiembre de ese año la inversión había disminuido levemente hasta los 500,5 millones. Pero ya al cierre del ejercicio el importe cayó bruscamente hasta los 176,3 millones. Desde entonces, tras algunos altibajos, ha continuado la tendencia descendente.

Las ventas de deuda pública española explican casi totalmente el descenso del conjunto de la cartera de renta fija de los brókeres desde julio del año pasado, que ha pasado de los 1.051 millones hasta los 570,9 millones de euros. También vendieron renta fija privada de emisores españoles, pero de forma mucho más leve: el importe anotado en balance ha pasado de 444,6 millones a 386,8.

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